15 agosto 2007

EL ÚLTIMO ALMENDRO

Hace pocas semanas, los miembros de este blog disfrutábamos de una velada en la que nos contamos decenas de anécdotas e historietas.
Una de ellas fue la bonita historia de Lola Juan, una vecina de la Goteta, que durante años ha estado cuidando el último ejemplar de los almendros que dieron nombre al Campo de Concentración de la Guerra Civil en Alicante, junto a la Serra Grossa.
Este árbol ha sobrevivido hasta esta semana, gracias a que ella ha estado regándolo cada día, haciendo de este gesto su homenaje más sentido a las víctimas que cayeron en este atroz lugar.
Tristemente, los grandes males de esta ciudad han acabado con él: el olvido y las ganas de querer eliminar ciertas huellas, unido todo al espíritu desaforado por urbanizar y cubrir todo lo que se pueda de asfalto, hormigón y vehículos.
Las nuevas obras de la Avenida de Denia se iniciaron hace poco, y desde un principio, el proyecto partía con un viario secundario (Calle Madre Teresa de Calcuta) que se abriría tras Jesuitas y Plaza Mar 2, y que circularía en paralelo a la Serra Grossa para recoger el tráfico que no pudiera circular por la Avenida.
Este viario requeriría de la tala de cientos de pinos de uno de los pocos pulmones naturales que tiene Alicante, además de crear un corte en la montaña que haría de frontera ecológica y barrera hacia el monte, separándolo para siempre de Vistahermosa y la Goteta.
A pesar de que el nuevo Conseller tras las elecciones, Mario Flores, anterior presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante, asegurara que conseguiría que las obras de la Avenida se realizaran de manera compatible con el tráfico, el viario se ha seguido ejecutando, y el Diario Información publicaba el pasado lunes 6 de Agosto que uno de estos árboles que cayeron, fue el último almendro que sobrevivía en el lugar como testigo permanente de la tragedia...

Imagen general de la zona afectada. En el centro, el nuevo viario.
Explicación de la intervención en el antiguo Campo de los Almendros.

Ya en los últimos días, mientras los obreros pululaban por su lado, parecía que sentía, que hablaba, que ponía una mueca que decía algo así como "Mira, pues aquí estoy, aguantando, con resignación"», cuenta Lola Juan, una de las vecinas de la casa situada justo en el inicio de las obras, quien lleva cuidando al almendro desde hace ocho años como si fuera su propio hijo, dándole agua, poniéndole insecticida, abonos e incluso hablando con él.
«Cuando
llegué a esta casa hace ocho años, el almendro se encontraba en muy mal estado. Sólo a base de cuidados he conseguido que se recuperase», relata.
El 1 de abril de 1939, justo en esa misma zona, cientos de personas, hombres, mujeres y niños fueron hacinados por parte de las tropas franquistas en ese campo de concentración improvisado que tan sólo duró unos días, el tiempo necesario para enviarlos a otros campos de concentración de la provincia, según cuenta Francisco Moreno Sáez, miembro de la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica e historiador alicantino.

Un precio demasiado caro, ¿verdad?

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