18 febrero 2009

LA COSTA BLANCA A VISTA DE PÁJARO IX: LA VILA JOIOSA

En nuestro recorrido aéreo volando sobre la costa alicantina, hacemos escala en la localidad que huele a chocolate, punto de inflexión que marca el inicio de las poblaciones turísticas del norte de la provincia.

La Vila Joiosa es la capital de La Marina Baixa, y es una población turística (aunque su economía también se basa en la industria pesquera y del chocolate) que cuenta con 30.000 habitantes empadronados.
Su geografía siempre ha condicionado su fisionomía, pues es una población volcada al mar (con una larga tradición pesquera) y al río Amadorio, que baja desde el pantano de Relleu hasta el embalse del mismo nombre en su término municipal, y que desemboca junto al casco urbano.


El cambio de una economía pesquera a turística ha marcado la evolución de la Vila y su relación con el territorio y la costa. De las pequeñas casitas tradicionales en las estrechas calles del casco urbano se pasó en menos de un siglo a monstruos de hormigón en altura, como el polémico Atrium Beach de 102 metros de altura, que iba a ser el complejo turístico hotelero más grande de Europa, ubicado en primera línea de playa.

A lo largo de sus 15 kilómetros de costa podemos disfrutar de innumerables playas y calas. Enumeradas de sur a norte son: Platja del Carritxar, La Caleta, El Xarcó, Platja de l´Asparalló, Bon-Nou, El Paraís, Cala La Mallaeta, Playa Centro, Platja L´Almadraba, Platja del Tío Roig, Playa Estudiantes, Platja del Torres, Cala Fonda, Torre/Racó Conill.


Platja del Carritxar. Más de tres kilómetros de playas tranquilas y alejadas de los núcleos urbanos separan La Vila Joiosa de El Campello.

 La Caleta.

El Asparalló.

El Bon Nou.

Entre la diversidad de playas de esta zona que pertenecen a La Vila, la Platja del Bon Nou, La Caleta y El Asparalló destacan por la gran transparencia de sus aguas, al pie de acantilados y de difícil acceso las dos últimas.

Conforme nos acercamos al centro urbano observamos un último reducto de tranquilidad, todavía sin asedio de urbanizaciones y desarrollos turísticos agresivos. La playa de El Paraíso es un arenal de más de un kilómetro de largo que hace honor a su nombre.
 La Mallaeta es un pequeño acantilado que marca el inicio del núcleo urbano. Este cortado goza de unas espectaculares vistas sobre la costa vilera.

La playa del centro urbano de la Vila es un arenal llano, rematado por el puerto. En esta playa es donde se desarrollan los actos de la fiesta del desembarco de Moros y Cristianos. Es más que recomendable la visita y el paseo por la zona del casco antiguo, ubicado junto a la desembocadura del Amadorio, con las características casas pintadas de colores, para que los pescadores las reconocieran cuando volvían a casa y se aproximaban a la costa. 

 L´Almadrava marca el final del casco urbano, y el inicio de un urbanismo disperso que articula la Vila con el núcleo turístico de Benidorm y el Rincón de Loix. Esta es la playa más concurrida de la población. 

Tío Roig y Estudiantes marcan el litoral norte del municipio.


El Torres es el punto donde el terreno comienza a elevarse, las playas dejan de ser arenosas y la costa se convierte en pequeños acantilados rocosos. Este lugar tiene el atractivo añadido de ser allí donde se levanta la torre romana-funeraria de Hércules.

 
Cala Fonda. 


 
Racó Conill.
Cala Fonda y Racó Conill configuran una serie de pequeñas calas de acceso dificultoso, escondidas entre acantilados, un lugar virgen, de máxima tranquilidad y aguas cristalinas a escasa distancia del agitado Benidorm.

Fuente:
Fotografías realizadas en 2003 por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino

 
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