18 abril 2007

EL NAZI DE LLOMBAI

FOTOGRAFÍAS: Juan José Ortolá www.lavalldegallinera.tk
FUENTE: Juan José Ortolá (www.lavalldegallinera.tk) y Enrique Cerdán Tato


Casi nadie, en la Vall de Gallinera, sabe cuando llego Stefan Gregor (conocido como don Estéfano)..., aunque debió ser a finales de los cuarenta.

De aspecto arrogante y aristocrático, adquirió una casa en el fantasmal y abandonado pueblo de Llombai, del que sería su único habitante.
Poco tiempo después, enterró su automóvil en el corral. Era un tipo taciturno y raro que hacia cosas increíbles. En ocasiones invadía un olivar, acotaba un huerto o vivaqueaba entre frutales, dejando noticia de su presencia con la impronta delatadora de la esvástica, añorando el mando de sus SS.
Salió de Italia al final de la guerra y tras pasar por Suecia, recaló en España con la ayuda de papeles agenciados con ayuda Vaticana. Se construyó un caseta "la caseta del alemá" en lo alto de una peña, al costado del castillo de Benialí, donde se refugiaba largas temporadas (sobretodo después de un día en el que unos extranjeros intentaron secuestrarle)
Casi nunca comentaba nada. Solo una vez que estaba comiendo en un bar y la radio dijo algo sobre el juicio de Nuremberg, salió sin terminar la comida diciendo: al final darán conmigo.
La casa-habitación donde vivía, estaba llena de dibujos largos e inescrutables que a modo de jeroglíficos egipcios, parecían tener código ideográfico, meticulosamente elaborado y difícil de descifrar.
Llegó con misterio y se fue con él. Cuando falleció, en su casa se encontraron los siguientes documentos:
-Manuscrito de tinta desvaída y casi ilegible, en el que se repetían constantemente las palabras Kremlim y Rasputín.
-Cédula de la Dirección General de Seguridad, para refugiados políticos, expedida por la Comisaria de Valencia el 29 de mayo de 1959 a nombre de Stefan Gregor, apátrida.
Fue enterrado por los católicos. Junto a su cuerpo había un breviario en latín, ciento once pesetas y algunos dibujos firmados por Esteban Gregor Gregorijo Gregorijino.
Muchos años después, según un reportaje de la revista Spingel, se dijo que era austriaco y que estaba al frente de los crematorios de un conocido campo de exterminio nazi.
Un misterio, un enigma que yace bajo una tumba sin nombre, bajo los cerezos de un solitario y hermoso valle de nuestra provincia, que algunos dicen que solo es sol y playa.
Por favor, pasen y vean.

 
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