28 mayo 2007

LA HUERTA ALICANTINA

La ciudad de Alicante incluía en su término municipal una zona muy fértil (llamada Huerta), regada por las aguas procedentes del Pantano de Tibi y de la que participaban también los municipios de San Juan, Villafranqueza y Muchamiel.
Se hallaba situada al NE de la capital y, según la descripción de Pastor de Roca, "tenía unas dimensiones de 6 kilómetros de E a O, y de 8 kilómetros de N a S, abarcando 31.000 tahullas de muy buena calidad" en el que se practicaba el típico cultivo mediterráneo.
Entre ese cultivo estaba el trigo, maíz, cebada, algarrobas, almendras, cáñamo, lino, barrilla, seda, legumbres, hortalizas, frutas, aceite y vino de muy buena calidad.
Si bien la Huerta disponía de las aguas del pantano y de las que procedían de los dos azudes del río Monnegre (Muchamiel y San Juan), con frecuencia los cultivos acusaban la falta de riego debido a la escasez de lluvia o el exceso de agua por las lluvias torrenciales que arrancaban la tierra fértil.
Los cultivos de toda la Huerta estaban sometidos a un sistema de rotación, de acuerdo con las estaciones del año, lo que permitía un mejor aprovechamiento y obtenían un rendimiento más alto de las parcelas. Así pues, en el otoño se sembraba el cereal (trigo y cebada), que se recogía en la primavera o verano siguiente. Una vez efectuada esta recolección se destinaba una parte al cultivo del maíz y el resto a productos agrícolas (sandía, melón, pepinos, guisantes...) que se recogían a lo largo del verano.
A veces, el cereal se cambiaba por el lino, y el cáñamo suplantaba al maíz. Los árboles frutales ocupaban también un lugar importante entre los cultivos de la Huerta, a los que se destinaban preferentemente las separaciones entre las parcelas o se alineaban a lo largo de las acequias y de las conducciones del agua de riego.
Los árboles más representativos de la Huerta eran el olivo, el almendro, el algarrobo, la higuera y, sobre todo, la vid.
En la segunda mitad del siglo XIX la situación de la Huerta se empezó a degradar por la reducción cde los riegos a consecuencia del "entarquinamiento progresivo del pantano" y de las sangrías que efectuaban en las acequias los vecinos de los pueblos situados aguas arriba.
Punto y aparte merece hablar de las Torres de la Huerta, grandes fortificaciones cuya labor y utilidad ya nos explicará nuestro compañero Alfredo en otro artículo.
Mientras tanto, podéis visitar su web sobre el tema, la más importante y especializada sobre el tema.

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INFO:
Torres de la Huerta

 
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