21 septiembre 2007

NUESTRA PROVINCIA EN EL RECUERDO: BERAMENDI EN COCENTAINA

Un joven funcionario de la Secretaría de Hacienda, Carlos Beramendi y Freyre, siguiendo órdenes reales de Carlos IV, comenzó un itinerario por nuestra provincia para analizar la difícil situación económica de España.
El trayecto se inició por las comarcas del Pais Valenciano en 1793, y duró hasta 1794: en total, 14 meses que le llevó desde Vinaroz hasta Orihuela, siempre por la franja costera, con la excepción de un desvío a Alcoy “la ciudad industrial más importante de España”. Constituyó un recorrido pueblo a pueblo, por un país pobre y rico, culto y salvaje, atávico y moderno; pero, sobre todo, invertebrado.
Pero.... ¿quién fue Beramendi?
Su curriculum es uno de los más amplios de la época: oficial de la Secretaría de Hacienda con sólo 18 años, intendente del Ejército Español en la batalla de Bailen (1808), defensor de la plaza de Gerona durante el sitio francés de 1809, autor de importantes estudios hacendísticos y fiscales durante la Regencia, radical liberal en el Cadiz de las Cortes de 1813, confinado por constitucionalista en Granada durante la represión absolutista de 1814 y, por último, exiliado forzoso en Italia en 1817.
A Beramendi le interesaba sobremanera estudiar la situación de la industriosa Alcoy... Y así lo hizo, permaneciendo durante varios meses en la capital de la montaña.
Pero también lo hizo de Cocentaina “por distar una legua de Alcoy, estuve a ver en diferentes ocasiones durante mi misión en esta villa, para instruirme del estado de su agricultura, industria y demás cosas apreciables que en ella se encierran”.
Su distrito comprendía “la villa de Muro y los lugares de la Alcudia, Boronía de Penella, Alquería de Benavidez, Gayanes, Alcocer y Turballos”. Nos recuerda que en Cocentaina “muchas mujeres y muchachos se ocupan de cardar e hilar lana para las fábricas de Alcoy”.
Su huerta se dividía en varios riegos: “y lo más precioso de ellos son las cuatro fuentes o hilos de agua que nacen allí mismo alrededor de la Iglesia de Santa María”.
Beramendi no se resistía a contar las características vegetales de las Sierra de Mariola “que eran conocidas en toda Europa por las infinitas yerbas medicinales que producen”.
Por último, se acercó hasta el monumental “castillo de piedra bastante derrotado”. Y, como bien nos cuenta nuestro admirado don Emilio Soler en su artículo sobre este viaje, estuvo recluido en el castillo ocho días para coordinar mejor algunas apuntes en la quietud de aquel sitio.
Bien que hizo.
INFO: Emilio Soler

 
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