20 noviembre 2007

DON RAFAÉL CEBRIÁN: EL MONTAÑISMO COMO FORMA DE VIDA

“Una de las mayores satisfacciones que he tenido en mi vida, ha sido cuando gente joven como vosotros me ha dicho que mis libros le ayudaron a conocer sus montañas”


Sencillo y amable, Rafael Cebrián Gimeno (sin el “don”, que no le gusta) certifica con sus palabras, una vez más, que pertenece a esa extraña clase de personas cuyo grado de popularidad va parejo a su grado de cercanía y humildad.
Alejado por completo del apodo de “mito” que muchos insisten en ponerle (nosotros inclusive), Rafael se muestra siempre dispuesto a colaborar, aún a sabiendas que su ajetreada agenda no se lo permite.
Pero, para aquellos que no lo sepan, ¿quién es Rafael Cebrián?
Rafael Cebrián Gimeno nace en Valencia en 1934.
Desde muy joven, se compromete con la actividad deportivo-cultural y el mundo del excursionismo. Fue miembro fundador del Grupo Espeleológico Vilanova i Piera y de la Escuela Nacional de Alta Montaña de la Federación de Montañismo. Pertenece a la Federación Valenciana de Periodistas y Escritores de Turismo y es socio del Centro Excursionista de Valencia desde 1948, habiendo sido presidente de la Entidad entre 1971 y 1976.
Su actividad montañera ha sido muy variada a lo largo de este más de medio siglo de compromiso con el excursionismo y los deportes de montaña: ha sido instructor y guía en alpinismo, escalada, espeleología, esquí de montaña y salvamento. Sus ascensiones no sólo se extienden al panorama nacional (Pirineos, Picos de Europa, Gredos, Sierra Nevada, etc..) sino que destaca por sus expediciones y escaladas en Alpes, Andes, Kilimanjaro y otras regiones montañosas de relevancia alpinística.
Su labor educativa ha sido constante desde el ámbito asociativo, formando a generaciones de valencianos no sólo en las técnicas deportivas sino también en los conocimientos y actitudes para conocer de forma respetuosa la montaña y sus habitantes. Un formador de formadores que ha creado escuela entre el mundo de la espeleología y las exploraciones subterráneas, la escalada, el esquí de montaña, el montañismo, el senderismo y, en los últimos años, en el mundo del excursionismo científico vinculado a la conservación y promoción del patrimonio cultural y natural.
Sin embargo, Cebrián es conocido por miles de personas por ser el autor de los nueve volúmenes que conforman la colección de "Montañas valencianas", que desde principios de los ochenta ha sido una de las guías imprescindibles para conocer en profundidad y rigor los recursos excursionistas y naturales del territorio valenciano.
Desde las comarcas alicantinas hasta el último volumen dedicado a la Tinença de Benifassà, podemos encontrar una encendida defensa del patrimonio cultural y natural valenciano.
Pero no sólo su labor editorial y divulgativa se centra en esta colección (que ya forma parte de los clásicos de la bibliografía montañera), sino que destacan sus colaboraciones en publicaciones de la Asociación de Escritores de Turismo, de la Federación de Montañismo y de diversas instituciones culturales y de carácter conservacionista.

Además de su labor divulgativa, Cebrián ha sido una de las piezas clave en la recuperación de los caminos de montaña y el patrimonio asociado a estas rutas senderistas. Ha sido, junto con otros compañeros, el "puente" entre los pioneros del senderismo valenciano y la actual Colla d'Amics dels Camins de Muntanya del CEV. La aportación en el campo del senderismo ha ido encaminada a la vertebración racional de la red senderista con el objetivo de dar a conocer nuestro patrimonio a partir de la cultura de las caminos y sendas de montaña.

Pero, ante todo, hay que destacar la actitud tolerante y comprensiva de Cebrián para llevar adelante proyectos interasociativos en el ámbito de la Comunidad Valenciana. Su labor difusora de la cultura y valores excursionistas ha sido y es un referente para muchas comarcas del interior valenciano con tradición excursionista.

Más allá de su faceta pública, Cebrián ha sido el maestro de generaciones de excursionistas y montañeros, a los que ha transmitido no sólo un importante bagaje de conocimientos sobre el medio sino, sobretodo, un profundo sentido ético de la actividad en la montaña.


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Bienvenido a nuestra pequeña entrevista, Rafael. Espero que te sientas cómodo, disfrutes y, sobre todo, recuerdes de nuevo aquellos años en que te pateaste, de cabo a rabo, gran parte de nuestra Comunidad Valenciana. La primera pregunta es casi obligada ¿Cual es su paraje preferido de la provincia de Alicante?
La montaña y el litoral alicantino cuentan con numerosos parajes de mágico encanto muy queridos para mi, tantos que resulta comprometido decidirse por alguno y no citar otros. Mariola, Bérnia y Aitana, entre otras sierras esconden lugares donde perderse, donde sentir en profundidad el hechizo de la montaña mediterránea. De todas formas pongo, en el primer lugar, la norte de Benicadell, no es sólo por la belleza de esta soberbia sierra, sino porque es una de mis primeras montañas de juventud y desde donde contemplé por primera vez un mar de nubes. Fue, también, el ensueño de la alta montaña que después tuve la suerte de recorrer. Sitúo también en un lugar preferente el encantador Valle de Guadalest.

¿Y su pueblo preferido?
No es fácil elegir uno solamente: son muchos los que estimo. De todas formas, no voy a eludir la pregunta y voy a citar la placidez y serenidad de su casi aislamiento de l´Almudaina, uno de esos pueblos que no están al paso, a donde hay que ir expresamente, y eso preserva mejor su encanto.
Tal es el caso también de Agres y, en gran manera, Confrides.
Dejadme los tres como preferidos, todos ellos han logrado, además, conservar esencias del pasado en su forma de vida y en su fidelidad al urbanismo tradicional.

En los últimos años habrá notado un auge tremendo en el turismo rural. ¿Qué opinión tiene sobre su impacto en la montaña?
Ciertamente el despegue del turismo rural ha sido espectacular. En tal sólo unas décadas, ha pasado de ser prácticamente inexistente (reducido a la simple ocupación estival en los pueblos), a un importante fenómeno sociológico. Se ha consolidado lo que, en principio, con todas sus incertidumbres, significaba una alternativa económica al mundo rural y su imparable declive.
El turismo rural aporta aspectos positivos y, no lo olvidemos, también negativos, es algo que siempre acompaña a toda actividad humana. Según esto, hemos asistido y asistiremos a esa doble acción contrapuesta propia de nuestra especie, capaz de grandes logros sociales y de aberrantes acciones.
Creo que el modelo aplicado no siempre ha sido el apropiado, a veces ha funcionado de forma irregular y las ayudas de los fondos europeos pienso que no se han aprovechado en toda su potencialidad, aunque hay también soluciones muy buenas y sostenibles.
El turismo es positivo en cuanto que aporta medios de vida al deprimido mundo interior. En otro orden de cosas, la mayor presión sobre el medio es siempre un peligro. Todo es cuestión de regulación, educación medio ambiental y sensibilidad de los promotores y practicantes por la conservación del medio natural y cultural hacia un turismo que obligadamente, ha de ser sostenible.
La práctica del excursionismo y del senderismo, bien entendida, no tiene por qué ser lesiva al medio. Otra cosa es el motorizado que sí que lo perjudica. La deformación de los conceptos de turismo al aire libre ha creado impactos sobre la montaña alicantina, verdaderos atentados con deterioros en el paisaje de carácter irreversible. De todas formas, aunque no tiene porque servir de consuelo, los atropellos cometidos en el medio ambiente en aras de la promoción del interior, se esparcen por toda la extensión de nuestras tierras. Se impone estar alerta, no bajar la guardia y tratar de que los desmanes no se sigan perpetrando. El turismo rural ha de tener, como condición insoslayable, la sostenibilidad.

Considera para nuestros montes, ¿positivo o negativo el Turismo Rural de masas?
La masificación es, por definición, negativa, lo es siempre que el componente principal como recurso sea la propia naturaleza. La masificación lesiona de forma irreversible el medio ambiente: no hay más que ver el turismo del litoral de qué de manera irreparable ha destruido una costa bellísima.
El turismo rural no se puede masificar: el modelo Benidorm, no es extrapolable al interior montañoso, ni tampoco deseable. El turismo rural sostenible, a mi entender, ha de contar como recursos con el medio cultural y natural; si estos componentes se alteran o se destruyen, ese turismo sucumbe falto de su principal atractivo. Digamos que habrá de ser minoritario y selectivo por su naturaleza, basado en la conservación del medio natural y cultural que es lo que busca el turista verde, el viajero respetuoso que busca la serenidad de la naturaleza y el contacto con el pasado, el que pretende evadirse del bullicio y la aglomeración que aporta la masificación.

Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que el senderismo se inventó contigo. Cuando únicamente iban a nuestros montes los pastores, tu iniciaste un viaje a través de ellos, aún hoy no igualado. ¿Piensas que el senderismo ayuda a conservar los viejos caminos en desuso?

Gracias por la posición en que me habéis situado, pero no he sido el único en valorar nuestros paisajes y tratar de trasmitir sus enseñanzas: valiosos pioneros me antecedieron y otros, contemporáneos a mi actividad, también han participado.
Ciertamente, por mi edad, sí puedo decir que conocí el tránsito del medio rural, desde el estricto marco de las sociedades tradicionales apenas alterado en los principios del siglo XX, hasta el atropellado desarrollismo depredador que tantos desmanes ambientales nos ha dejado.
Para mí, es indudable que el senderismo es la única manera de conservar los caminos: sólo se mantiene aquello que se utiliza, es la forma más razonable de preservar nuestro patrimonio, utilizarlo antes de que se caiga a pedazos. Pero además de esta valiosa contribución, el senderismo, por su propia razón de ser, ha rescatado del olvido miles de kilómetros de antiguos caminos en toda Europa, irremisiblemente perdidos porque ya no son “útiles” y los ha puesto a disposición del caminante restituyendo para la sociedad y la memoria histórica, una parte del inmenso legado de las comunicaciones, la magia de los caminos y su vinculación al pasado de la sociedad humana.

Nos encantan las anécdotas de nuestros ilustres. Y seguro que tu tienes muchas de ellas guardadas en tu mochila. Cuéntanos alguna que te haya sucedido en nuestra provincia.

Tantos años de montaña, ininterrumpidos y todavía en activo, me han deparado casos y anécdotas de todo tipo. Tengo especial recuerdo de una escalada en el Puig Campana, junto a varios compañeros, por la vía normal, en diciembre de hace 35 años. El tiempo era muy bueno, excesivamente caluroso para la época. Con muy poca ropa, casi veraniega y con el propósito de terminar pronto la ascensión para bajar a comer en la Font del Molí, iniciamos la escalada. Una serie de circunstancias nos fue retrasando y un imprevisto y radical cambio de tiempo, con una fuerte nevada, nos invadió a poco más de la mitad de la pared. Ante una retirada comprometida, optamos por salir por arriba, ya atardeciendo. Entrada la noche, ya sin luz para bajar, pasamos largas horas, hasta el amanecer, apiñados en una estrecha terraza con un palmo de nieve, golpeándonos por turnos para no perder el calor y bromeando para no perder la moral. Un recuerdo de montaña, que, como al fin todo salió bien, hemos comentado después, repetidamente, con humor.

Ahora, pongámonos un poco serios. ¿Cuál es la mayor amenaza que tiene o tendrá la montaña?

La amenaza ya está instalada entre nosotros, nos viene ya de varias décadas atrás y desde distintos frentes: primero fue la absurda proliferación de pistas, los incendios que, como todos sabemos obedecen en su mayoría a acción del hombre, por imprudencia o intencionados, estos últimos los más frecuentes, impulsados por bastardos intereses. Ahora gravita sobre la montaña la tentación de extender el agotado modelo del litoral: ya ha contaminado muchas zonas. La alteración o destrucción irreversible del paisaje que acompaña a las urbanizaciones y los impactos medioambientales que dispara es muy preocupante, como el agotamiento de los acuíferos y la impermeabilización del territorio, cuyas dramáticas consecuencias se han vivido durante las últimas lluvias otoñales.
En fin, el inventario de atentados sería muy largo de enumerar.
En las más recientes intervenciones, los parques eólicos, bendecidos por su función de generadores de energía limpia, están arrasando paisajes. Yo pongo muy en duda la rentabilidad de estos costosísimos parques, cuando a cambio se termina con la pureza de espacios, que son un bien social y constituyen el único recurso para un turismo rural sostenible. Se promocionan porque mueven ingentes sumas de dinero, lo que no ocurre con las placas solares, mucho menos agresivas. El ”todo vale” se aplica con descarada frecuencia en nuestras montañas, en aras de la industria y del “progreso”, aplicando tecnologías de gran poder destructivo.
El cambio climático, con su lento proceso no es nada desestimable por sus consecuencias: hoy sabemos que el hombre contribuye a su aceleración. Los países mediterráneos son especialmente sensibles a los efectos negativos del cambio. Alicante ocupa uno de los primeros lugares en Europa con peligro de desertización: una de las formas de contención o amortiguación de los efectos del calentamiento, pasa por la protección del medio ambiente.
Podemos añadir a este capítulo de agravios, la ausencia de una ordenación del territorio que habitamos y que tenemos la obligación de legar a nuestros sucesores en las mejores condiciones posibles, un territorio sin una vertebración racional del uso de los suelos, a estas alturas de nuestro brillante despegue y desarrollo económico. Paisajes de la memoria de gran belleza, un bien que pertenece al colectivo, se han entregado al saqueo especulativo, sin escrúpulos y a bajo precio.

Libros, mapas, gps, móviles, rutas.... El senderista de hoy es muy diferente del de hace unas décadas, cuando tan sólo iba a la montaña con agua, un palo y un mapa cartográfico del ejército. ¿No cres que el senderista actual (tan informado y tan tecnológico), sólo es un transeunte por los caminos, sin ningún interés en averiguar los acervos culturales, históricos y gastronómicos?
Ya he visto excursionistas mirando hipnotizados el GPS, sin reparar en el paisaje, convirtiendo en un fin lo que solamente debe ser un medio.
De todas formas no conviene generalizar, a través de la relación que he sostenido con las generaciones excursionistas y de alpinistas durante varias décadas, siempre he conocido a muchos que van a la montaña porque vibran con las alegrías y la estética de la naturaleza, como sentíamos en mi juventud y que también reflexionan y estiman un patrimonio, es decir portadores del mismo espíritu que nos animaba cuando las dificultades para salir al monte eran muy grandes.
En la actualidad hay más formación y también una mayor conciencia cívica y, sobre todo, más medios, las estrecheces de nuestro excursionismo de posguerra sorprenderían hoy a muchos por sus limitaciones de todo tipo, había que amar mucho la montaña para salir a su encuentro. Los drásticos cambios sociales sobrevenidos en tan sólo unas décadas han fomentado la mirada hacia el pasado y el sentimiento de la naturaleza y sus enseñanzas crecen de forma esperanzadora en nuestra sociedad. Los tiempos de los pioneros ya pasaron, hay muchos que como vosotros participan y asumen una responsabilidad conservacionista.
Pero también es cierto que hay transeúntes de los caminos, consumidores de naturaleza con idéntica mentalidad devoradora y competitiva que contamina a toda nuestra sociedad. Digamos, para resumir, que hay de todo, pero creo sinceramente que los valores positivos se afirman y crecen.
Una consideración es resaltar siempre el valor de la educación: de la actitud con que el excursionista o el viajero acceda a la naturaleza, se derivan consecuencias positivas o negativas. La formación debe partir de las escuelas, y también los medios de comunicación y los que escribimos sobre el tema, contraemos en este campo una gran responsabilidad.

En eso ayuda (o pretende ayudar) el Instituto Valenciano de Excursionismo y Naturaleza? ¿Qué es ese organismo y que fines que fines persigue?
El IVEN (Instituto valenciano de Excursionismo y naturaleza) fue creado en el Centro Excursionista de Valencia en el año 1993, con la finalidad de coordinar y promover las actividades sociales medioambientales y culturales, relacionadas con el excursionismo y el patrimonio natural y cultural. En este sentido, de estimulo a la participación y compromiso cívico, sus fines conectan, tanto con vuestra pregunta, y la preocupación que denotan, como con mis respuestas. Con este Instituto tratamos de afirmar el necesario compromiso y la responsabilidad que las entidades excursionistas deben asumir en la defensa del patrimonio cultural medioambiental.

Aunque en la actualidad se hace (o se ha hecho) mucho en pro de ellos, ¿no cree que falta mucha protección de caminos y casas tradicionales?

No hay duda de que se ha hecho mucho, pero queda mucho más por hacer.
Urge conservar, documentar e inventariar los testimonios de la cultura material de las sociedades tradicionales en todas sus manifestaciones, casas, masías, caminos, bancales, pozos de nieve…un largo etcétera de gran riqueza etnológica que, en general, está en ruina avanzada. Hacen falta disposiciones protectoras, voluntad política y la valoración por parte del ciudadano de su patrimonio, de lo que constituye la memoria histórica. Solamente la educación en este sentido es capaz de modificar comportamientos depredadores, pasando a la concepción de la naturaleza y el legado cultural de nuestros antecesores como un bien social a respetar, con una valoración, no material, que íntimamente le atribuimos nosotros. Este sentimiento generalizado, a no dudar, incidiría positivamente en las decisiones de nuestros políticos que serían, por mandato de las urnas, más diligentesen la protección del patrimonio cultural y natural de nuestras montañas.

Vamos con un pequeño sueño que tenemos los miembros de “Alicante Vivo”. ¿Es descabellado pensar que un patrimonio tan singular como los pozos de nieve, podrían ser Patrimonio de Humanidad?
Un sueño nada descabellado que es una urgente necesidad. Soy un convencido de que tan colosal patrimonio debiera contar con esa distinción: las más de trescientas neveras existentes en nuestras montañas, la historia sorprendente del comercio de la nieve y todo el bagaje cultural que comporta, son de gran trascendencia en la historia de la utilización de los recursos de la montaña.
Merecen, sin duda, ser Patrimonio de la Humanidad.
Las condiciones geográficas e históricas de nuestra Comunidad, le han concedido una relevancia de gran dimensión, muy superior a la que tiene en otros lugares que igualmente han utilizado el frío de la nieve de las montañas. Ni que decir tiene que su monumentalidad puede ser un buen recurso del turismo rural. Pues bien, con todo lo que significan, ni siquiera cuentan con una distinción protectora o figura de consideración cultural.
Sin comentarios.

Hablemos de algo llamado “Montañas Valencianas”. ¿Le suena? Para mucha gente, en la que nos encontramos los miembros de esta web, consideramos sus volúmenes como auténticas Biblias del senderismo. ¿Imaginó en aquellos años, que sus publicaciones tendrían tanto exito y acabarían creando una nueva afición y deporte?

Cuando escribes y publicas, porque crees que tienes algo que decir, difícilmente percibes de antemano cuál será su proyección y hasta dónde llegarás a incidir en un ambiente: el lector es el gran desconocido y el que, en última instancia, dará su veredicto.
Soy consciente que “Montañas Valencianas” es una aportación hecha con el amor a mi tierra y a mis montañas, en momentos en que el vacío bibliográfico sobre excursionismo era muy grande, y agradezco a mis lectores su buena acogida, pero sería demasiado ambicioso pensar que han creado una nueva afición y deporte. Eso sí, creo modestamente que he apoyado, que he colaborado en ello. Y continúo en y con las montañas valencianas.

¿Como diferenciamos el excursionismo del senderismo?

Últimamente la palabra excursionismo se está sustituyendo por senderismo. El senderismo tiene idéntico ideario del excursionismo, participa de la idealización de la naturaleza, del acceso a los espacios naturales a pie, como la forma más respetuosa…Ahora bien, senderismo, despojado de otras motivaciones es, simplemente, andar por caminos balizados: esta definición marca la diferencia conceptual con el excursionismo, actividad que, por modestos que sean sus planteamientos, comporta una cierta aventura de descubierta, de incertidumbre que el senderismo no tiene,s por la facilidades de seguimiento. Esta facilidad es lo que ha dado al senderismo el auge que ahora tiene.
Creo que esta suplantación no es aclaratoria, nos movemos siempre dentro de una ambigüedad semántica. Digamos de pasada que excursionismo, como definición de una actividad por el propio esfuerzo, tenía un significado en el siglo XIX, de aventura y descubrimiento, muy distinto del que ahora tiene. En la actualidad titulamos por igual excursión, el ir en barco a Tabarca o subir al Aneto, pongamos por caso. En mis tiempos juveniles se utilizaba mucho el término montañismo y montañero.

Nos damos cuenta que hay pocos socios en los Clubs y Centros excursionistas, pero mucha gente practicando senderismo. ¿Por que cree que no se asocia ambas cosas?

Las entidades excursionistas cumplen una labor educativa y social, de convivencia cívica y de formación cultural. Pero tal como observáis, no existe una relación entre el elevado número de senderistas y los socios de las clubs o centros. Encuentro al colectivo excursionista carente de sentido social y de participación con el grupo. Creo, no obstante que es el reflejo de una sociedad insolidaria, individualista y competitiva que no encuentra como proyecto personal al asociacionismo. El excursionista/senderista prescinde de un club, lo rechaza en ocasiones y se documenta por guías, folletos, páginas web…en fin, a través de la abundancia informativa puesta a su disposición. En otros tiempos, las enseñanzas provenían de los veteranos y la transmisión de conocimientos era oral. Por otra parte el grupo excursionista trasmitía protección y arraigo, principios que fueron el paradigma de las entidades excursionistas de posguerra. El automóvil, su difusión y la adicción que comporta, fragmentó los grupos: un coche y el número de los que en él viajan, se considera pertrechado de todo lo necesario. Personalmente estimo profundamente la vida de relación a través de la sociedad, he tenido la suerte de vivir y seguir viviendo mi vida de montaña a través de una entidad entrañable para mi, el Centro Excursionista de Valencia, que, por cierto cuenta con unos dos mil socios, donde el próximo 2008, cumpliré 60 años de permanencia.

Casi toda la oferta naturalista, por lo menos en la provincia de Alicante, está en manos públicas como la Diputación o el Ayuntamientos. ¿Qué opinión le merece?

Que las instituciones sean las primeras en promocionar las actividades al aire libre, me parece adecuado, disponen de recursos públicos y si hay sensibilidad y vocación institucional, su tarea de dar a conocer y difundir, puede ser muy importante. En su labor, tengo la impresión que se han dado muchos palos de ciego, que no siempre se ha recurrido a los que podrían orientarla y los objetivos electorales, con excesiva frecuencia, han primado en las iniciativas. Creo, por otra parte, que se trata de un espacio en el que deben participar entidades culturales: ya lo han hecho, en gran manera. Es necesario, a mi entender, que haya una mayor implicación de las entidades culturales, de la escuela primaria y de la Universidad. Hay que admitir que este espacio no es, ni mucho menos, un yermo intelectual, solamente que uno siente que debiera ser mayor el compromiso.

¿Es cierto, o sólo nos lo parece a nosotros, que el senderismo es el nuevo motor que da vida y regenera las zonas rurales?

Si no el único, si que es uno de los pilares fundamentales en la configuración de un modelo económico alternativo para el mundo rural. Como antes comentaba, la contribución del senderismo, rescatando un patrimonio, es uno de sus grandes valores. Este patrimonio, pasa como acervo a la sociedad civil que, al utilizarlo y disfrutarlo, colabora en su mantenimiento. Por otra parte los caminos son el hilo conductor de los testimonios de la cultura material de las sociedades tradicionales, con lo cual el saludable ejercicio de andar al aire libre nos pone en directa comunicación con el pasado. Esta doble vertiente de los caminos, de andar y conocer, constituye factor turístico. Por otra parte, andando, es la única y más respetuosa forma de acceder a la naturaleza, de convivir con su integridad sin mancillarla ni destruirla. Siento que el senderismo, por las razones antedichas, es un factor de regeneración rural que junto a otros, como acogimiento, gastronomía local, artesanías,…,alumbran un esperanzador turismo sostenible.

Última pregunta seria, Rafael. La proliferación de tantas “auto-pistas" forestales, con la excusa de cortafuegos, ¿no cres que ha facilitado el acceso a la montaña a mucho "dominguero" de todo terreno, quads, motos, trail?

La respuesta es un sí rotundo.
Recursos públicos se han despilfarrado en absurdas y agresivas pistas, muchas de las cuales no acierta uno comprender por qué se hicieron, y que han sido el coladero de atentados y degradación, con huellas de carácter irreversible. Criterios de la Administración equivocados, a veces de tipo económico; o para facilitar el acceso en coche a la naturaleza, nos han legado heridas en la pureza de las montañas, provocando, además de la invasión motorizada, la más violenta erosión. De paso, la construcción de las pistas ha destruido ancestrales caminos, la trama centenaria, a veces milenaria, de comunicación y cultura. Muy pocas pistas de todas las muchas que tengo vistas, están justificadas. Siguen siendo la puerta abierta a la agresión motorizada y un serio peligro de incendio.

Vamos ahora con un pequeño cuestionario de “andar por casa”. Una comida “de pueblo”

L´Olla de blat picat, una verdadera joya de arte culinario popular, sencillez y sabores de la tierra unidos. Hay más platos, la gastronomía alicantina es un tesoro inagotable, cuenta con dos suministradores imaginativos y sabrosos, sabiamente utilizados por la culinaria tradicional, el mar y las montañas.

¿Una montaña para perderse?

El Puig Campana. Es para mí la más bella de las montañas de nuestra Comunidad. Tengo veneración por esta majestuosa cumbre, su desafiante pirámide de roca, es el sueño estético del alpinista, la cumbre de nuestra tierra que sólo tiene parangón con las cimas pirenaicas y además frente a un litoral de inmensa luz y belleza.

Ese pueblecito olvidado de nuestras sierras
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Me atrae especialmente, como ya citaba antes, L´Almudaina, recogido al pie de la sierra de su nombre. Como todos los pueblos que no están al paso por la carretera, a los que hay que ir adrede, conserva el encanto del recogimiento. Donde todavía se escuchan las voces del pasado y el olor a leña.

El bullicio de Guadalest o la tranquilidad de Agres

Supongo que ya sabeis de antemano cuál es la respuesta: sin lugar a dudas, Agres. Pueblo que prácticamente es una empinada calle central, que no puede ser por fuerza muy transitada, el eje de la apacible y armónica trama urbana de adaptación al medio físico y que diseña la estética encantadora de un pueblo de montaña.
Guadalest es uno de los lugares más visitados de España, de un encanto verdaderamente excepcional y que yo amo profundamente, junto al hechizo del Valle. Hay que sentirlo en el imaginario personal, despojándolo de toda la bulliciosa parafernalia consumista y así estimar su indudable fascinación. Una observación: no es para buscar la tranquilidad, desde luego.

Font Vella o agua de Aitana

Esta pregunta me ha llevado con la imaginación a la Font Forata, sus frías aguas brotando bajo la solemne Aitana (pese a las ofensivas instalaciones). Ningún agua embotellada se puede comparar a las delicias de beber en las fuentes y los arroyos en cualquier montaña: te hace sentir el alma de la tierra, que tú formas parte de ella. Recordando las palabras del Jefe indio Sealth en uno de los mas bellos manifiestos en defensa del medio ambiente: “El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos, no es solamente agua, sino también representa la sangre de nuestros antepasados”.

Por último, nos gustaría que nos diera la opinión de otros dos grandes viajeros que, como usted, recorrieron el Reino de Valencia en busca de todas aquellas maravillas que tanto hemos aprendido: Cavanilles y Antonio Calero Pico
Cavanilles y sus Observaciones, es un referente para todos los que rastreamos en el pasado de nuestra tierra, un maestro que nos dejó sabias enseñanzas. Recordemos sus palabras como un principio de honestidad literaria geográfica: “Hablaré de lo que he visto; pero quedará aun mucho que añadirán otros mas instruidos”. Es nuestra gran figura, como hombre de la Ilustración. Podemos sentirnos orgullosos de este antepasado, de su inmensa obra y sensibilidad. El primer excursionista de nuestra tierra. Su figura y su obra son una permanente e inagotable fuente de estudio y de reflexión.
Calero Picó tiene el mérito de ser de los primeros en dar conocer rutas, una temprana vocación por las montañas de papel, el país desgranado a través de itinerarios. Desde su Alcoi natal, los perfiles de las montañas han sido su paisaje familiar. No lo conozco personalmente, pero he seguido alguna de sus rutas. Mi saludo cordial al que considero un compañero en inquietudes.

Rafael, muchas gracias de corazón, por la amabilidad prestada a la hora de hacer la entrevista. El reconocimiento a tu labor es una obligación ineludible para todos aquellos que amamos la Naturaleza gracias a tus enseñanzas. Hasta pronto, en nombre de todos tus amigos de esta web.
Hasta pronto y, de nuevo, gracias por ponerme en un pedestal que no me merezco.

Agradecimientos:
Muchas gracias a la web “Andarines” y a Francisco Mariño por su ayuda a la hora de elaborar el perfil profesional de Rafael Cebrián

 
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