25 abril 2008

DISCAPACIDAD Y EL TRANSPORTE PUBLICO EN ALICANTE

Nuestro amigo Óscar Martín Grande, nos manda un artículo sobre la pésima situación de los autobuses urbanos alicantinos, en lo referente a transporte de personas con discapacidad de movimiento.

El pasado Jueves 17 de Abril, tuve la oportunidad de ver en primera persona, la lamentable situación que hay con los autobuses urbanos de Alicante en lo referente al tema de transporte a personas con discapacidad o problemas de movilidad.

Muchos de estos autobuses disponen y teóricamente están preparados para que estas personas puedan subir al autobús, pero la realidad es bien distinta.
En muchas ocasiones, las personas con problemas de movimiento suben gracias a la ayuda de otros viajeros, que lo hacen a pulso, ya que el sistema de plataforma o rampa no funciona o no quieren usarlo por el tiempo y esfuerzo que supone. Tengamos en cuenta que NO es un sistema automático.
El suceso en cuestión ocurrió con uno de los autobuses de la línea 4, en el cual hubo que subir a una persona con silla eléctrica a pulso por la puerta delantera del bus. Posteriormente, a la hora de bajar, el conductor decidió sacar la rampa: es un mecanismo manual, y su mal estado y nula conservación, hace que sea una tarea más que costosa para el propio conductor, que necesita la ayuda de pasajeros.

Al final, y tras sacar parcialmente la rampa, hubo que bajar al hombre con su silla a pulso, ya que esta no quedo bien puesta a la altura del suelo. Por último, en el colmo del desastre, le fue imposible cerrar la plataforma y el bus tuvo que quedarse detenido en situación de "avería" a la espera de otro autobús para seguir con el viaje.
El tiempo trascurrido en todo el suceso fueron más de 35 minutos.
Afortunadamente, el trasbordo posterior no tuvo ningún coste para los usuarios..., pero el daño ya estaba realizado.
Quizá la persona afectada por su problema de discapacidad, se piense dos veces en tener que coger un transporte público que por mucho que nos quieran decir que está adaptado, realmente no es así.
No es la primera vez que se observa como otras personas con problemas similares tienen que ser subidas o bajadas a pulso con la ayuda de pasajeros.

Lo más triste e indignante de todo esto, fue la actitud de algunos de los pasajeros, que increparon y culparon del retraso del viaje a la persona que viajaba en su silla de ruedas.
Ante semejante situación y experiencia, me hago muchas preguntas.
¿Cómo se entiende que algunas personas sean tan insolidarias y con tan pocos escrúpulos como para culpar de un retraso a la persona que menos culpa tiene, en este caso un discapacitado?
¿Cómo es posible que en una ciudad, estas personas con falta de movilidad no puedan usar un autobús por estar mal adaptado?
¿Cómo es posible que los sistemas no funcionen correctamente o que el mecanismo de acceso a estos transportes sea mecánico y manual con múltiples defectos?

¿Es esta la sociedad de igualdad que queremos?
¿Somos realmente conscientes de los problemas de estas personas?
Resulta llamativo, además, que en estos días se imponga una subida del billete del transporte público a mi forma de ver abusiva teniendo en cuenta la calidad del servicio.
Si no somos nosotros los propios ciudadanos y usuarios los que demos nuestra opinión y nuestra queja ante estos sucesos lamentables, nadie lo hará.

Oscar Martín Grande.
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