13 abril 2008

XORRET DEL CATI - CASTAÑO DE INDIAS - POU DEL CATÍ

Entrada al área recreativa

El Xorret del Catí es un área recreativa situada en el término municipal de Castalla, en la comarca de l'Alcoià.

Todo el entorno está rodeado de un magnífico medio natural, con la Sierra del Maigmó, los Rasos de Catí, la Crestería de Fraile y la Sierra del Cid, todo ello formando una preciosa y sugerente hondonada.

El espacio natural, propiedad de la Diputación de Alicante, tiene una extensión de 125,90 hectáreas. Allí podemos encontrar, además de multitud rutas y PR-V, un hotel, una casa rural, refugios, cabañas, un área recreativa y una zona de acampada.

Dejamos atrás Castalla y, enseguida, el paisaje cambia y se vuelve montañoso y frondoso.
Una muestra más de cómo debemos cuidar una de los poco pulmones verdes de nuestra comarca.


Una de las cosas más curiosas del área recreativa, es el mirador (al que se accede desde el zona de acampada).

Corresponde a uno de los puntos más altos del Xorret del Catí, a una altura aproximada de 1.000 m de altitud, desde el que se observa una magnifica panorámica de las sierras de la Forrada, Maigmó, el Clot de les Manyes y l'Avaiol.

La zona del Hotel, situada en un envidiable paraje.

Cabe destacar en todas las sierras de la zona, la importante cobertura vegetal, sobre todo en las umbrías. Allí predomina el bosque de pino carrasco y las plantas aromáticas. En apenas un rato, he podido encontrar grandes cantidades de tomillo, romero, piperela y el rabo de gato.

Y es que el aroma de sus valles y la panorámica existente, invitan a adentrarse por algunas de sus sendas y caminos por la sierra del Maigmó hasta el "Balcón de Alicante", la sierra de la Argueña, Catí o el Reconco.

LA CASA DEL ADMINISTRADOR

Situada a menos de 1000 metros del Hotel, esta masia señorial tuvo que pertenecer al propietario del Pozo de Nieve o, en su defecto, al encargado de su explotación.

En la actualidad se encuentra en completa ruina, aunque caminando por sus paredes aún podemos descubrir el lujo y esplendor que tuvo en sus años dorados: patio interior, dos plantas habitables, chimeneas y vigas de madera.

Para llegar a ella, debemos tomar una senda de tierra que parte casi del mismo aparcamiento del Hotel en dirección Sur-Oeste. Pronto, descubriremos su silueta.

Ante la duda, podemos seguir a la multitud de senderistas y caminantes que circulan a diario por la zona.


Dejamos atrás el vehículo y pronto vemos la senda de tierra a nuestra izquierda.

En el centro del camino, nos encontramos con un enorme ejemplar de serpiente.
La muestra más clara que hemos abandonado la ciudad y
nos adentramos en el corazón de la Naturaleza.


Al fondo ya vemos la Casa del Administrador.



Una clara muestra de lo que tuvo que ser antaño este lugar: un constante circular de caballos y personas portando el "oro blanco"

EL CASTAÑO DE INDIAS
Si hay algo espectacular en las cercanías de la masía, es sin duda su famoso y enorme Castaño de Indias. Algunos dicen que es uno de los pocos ejemplares que tenemos en la provincia... Lo desconozco, aunque creo haber visto uno parecido en Villena. Lo que sí estoy seguro es que es uno de los árboles más fotografiados y vistosos de nuestras tierras.

Llamado originalmente Aesculus hippocastanumhippo (hippo=caballo; castanum=castaña), en la antigüedad se utilizan sus frutos, muy parecidos a las castañas, para alimentos de caballos y otros animales. Es originario del norte de la India, y pronto se extendio por Asia Menor.Las semillas de este arbol fueron compradas por el naturalista portugues Carlos Clusio en Constantinopla en 1576, sembradas en Viena y extendiendose por toda Europa.

Su semilla, aunque amarga y tóxica, tiene potentes efectos antiinflamatorios, vasoconstrictores, y era muy empleada contra las varices, flebitis y hemorroides. Además, su corteza es buena contra la fiebre (para quitarla, claro) y la alopecia.

Sin lugar a dudas, un árbol de gran porte para una gran hacienda.

Panorámica del Castaño, con la masia a mano derecha.

EL POU DE NEU DEL CATÍ

Del pozo de nieve, la verdad, no queda mucho. Y es uno de los mayores desastres culturales que tenemos a nuestro alrededor. Debemos saber que sólo en la Comunidad Valenciana tenemos más de trescientas neveras, cada una de ellas con una historia sorprendente del comercio de la nieve y todo el bagaje cultural que comporta.

Son la viva imagen en nuestra historia de la utilización de los recursos de la montaña... Sin embargo, en lugar de catalogarlas como Patrimonio de la Humanidad (pues la Humanidad las necesitó durante siglos para conservar sus alimentos, cuando los frigoríficos y la electricidad no existían), dejamos que se destruyan poco a poco.

Por desgracia, no es la única. Multitud de cavas de nuestra tierra yacen en estado lamentable, dejados de nuestras manos y olvidados por propios y extraños.

Cuando visitas el Pou del Catí, aún destila un aire de grandeza reflejo de tiempos pasados...; tiempos en los que el comercio de la nieve estaba (por raro que parezca en Alicante) mucho más presente en las vidas de los alicantinos que el negocio del turismo.

Sí... es cierto. Durante el siglo XIX, vivimos lo que los meteorólogos llaman la "pequeña época glacial", inviernos crudos en los que la nieve y el frío abarrotaban nuestras montañas.

Como prueba, sólo en las cercanías del Maigmo tenemos los restos de 5 pozos de nieve que nos recuerdan con su presencia cómo dentro de la cultura y tradiciones de nuestra tierra se encuentraba la del comercio de la nieve.

Lo primero que llama la atención al llegar al Pou es la valla de seguridad que lo circunda. Comprendo que es una medida de prevención por parte de las autoridades para evitar que un derrumbe de sus paredes dañen a los visitantes, o al revés (que los visitantes dañen las paredes). Pero creo que hay algo más.

Creo que nuestros gobernantes prefieren colocar una simple valla en lugar de invertir y reparar la cava.

Y esto me da pena. Pena porque entre la Diputación de Alicante y el Ayuntamiento de Petrer (me da igual a quien pertenezca) están dejando morir una de las pocas edificaciones históricas dedicadas a la nieve que quedan en la provincia.

Pero, a pesar de se estado avejentado, siempre es un lujo acercarse hasta él: escuchar sólo el canto de los pájaros, el silbido de la brisa entre las agujas de los pinos, saludar a los muchos senderistas que se acercan hasta él y acariciar (lo que se puede) sus muros cargados de historias y leyendas

Ojalá nunca tengamos que decir DEP a este lugar. La experiencia nos dicta que dentro de unos años, nos lamentaremos de algo que se puede evitar.

Y al regreso al Hotel del Xorret del Catí, una sorpresa inesperada: nuestro compañero Arturo llegaba de una pequeña ruta de 9 km con la Diputación: Castalla-Catí.

¿Será verdad que el mundo es un pañuelo? Pronto nos la contará él mismo


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