11 julio 2008

ALICANTE BEBIÓ AGUA DEL MAR (OSEA, TE LO JURO)

Aunque los tiempos cambian que es una barbaridad, hubo una época hace muchos años en que Alicante ya bebía agua del mar.
A pesar de que algún partido de la oposición nos haga creer hoy en día que las desaladoras nos hacen (más) gilipollas si cabe, o encogen las pelotillas de nuestros estudiantes, lo cierto es que la población de nuestra ciudad ya las usó allá por el 1800.
Y no pasó nada.
Esta es la triste crónica del agua en nuestra ciudad…; y de cómo el Marqués de Benalua, José Carlos de Aguilera y Aguilera, ya quiso lucrarse con ella.
Hay cosas que no cambiarán nunca

Los "Diez Amigos", con Aguilera en primer término. Sentado en la silla, es el primero por la izquierda.

El agua tiene una terrible vinculación con Alicante, siendo incluso un freno para su desarrollo y causando epidemias, pestes, cóleras y mil enfermedades. Existe una denuncia de 1894 en la que se dice que “la ciudad carece del primer elemento de la vida; los sufridos habitantes están a merced de empresas particulares que le prestan la poca agua que poseen en los campos de San Vicente y Alcoraya a un precio desorbitado”.
Esas aguas eran extraídas con máquinas de vapor y caballerías de los pozos-norias, y envíadas a las fuentes de Alicante por tuberías. Algo totalmente antihigiénico, ya que La Alcoraya dista de la capital 18 km, y desde su nacimiento hasta los depósitos venía encerrada en tuberías de hierro.
La Ley de Aguas decía que cada habitante debía disponer de 50 litros de agua al día, 20 de ellos potable. Sin embargo, la realidad era bien distinta: los alicantinos teníamos para nuestros asuntos sólo 13 litros, a los que había que descontar los que se quedaba la “gente pudiente”. Por lo tanto, eran frecuente los tumultos y peleas en las fuentes públicas, ya que el servicio estaba limitado a 4 horas diárias.

Inauguración de la fuente que traía agua de La Alcoraya

Intentando resolver el problema, el alcalde don Manuel Gómiz Orts convocó un concurso para el abastecimiento completo de agua para la ciudad, estableciéndose como condición que el caudal fuera de 4000 metros cúbicos. La subasta se adjudicó a una empresa que poseía cinco pozos en Sax, distante más de 40 km de la capital. La resolución fue recurrida por el Marqués de Benalua, José Carlos de Aguilera y Aguilera.
¿Por qué?
¿Cuál era el motivo de la oposición del bueno del Marqués a que Alicante tuviera agua para beber, fertilizar los jardines y aseo personal?
Aguilera pretendía lograr el monopolio del agua, aspirando a que en 50 años el municipio no pudiera establecer otro abastecimiento que el de La Alcoraya. Era algo intolerable, más aún cuando el Marqués había vendido en 1883 todas las aguas de la Alcoraya a una compañía inglesa llamada “The Alicante Water Work Limited”.
¡Qué listo el payo!

Aguilera (arriba) y el alcalde Gomiz (abajo), en una lucha particular por el agua

Pero volvamos al tema de las desaladoras.
El 5 de agosto de 1879 (han pasado nada menos que 129 años), el diario alicantino “El Graduador” ya lo avisó: Vamos a convertir el agua del mar en agua potable.
El señor Carratalá y el General Mancha facilitaron el envío de una máquina destiladora con el objeto de convertir el agua del mar en agua potable, tan clara, limpia y transparente como la mejor de los mejores manantiales naturales. La empresa “Normandy” era conocida en todo el mundo por convertir aguas impuras en aguas potables. En Londres consumían esa agua. Y en Brasil, Rusia, Portugal y Japón también.
Pero…. ¿cómo lo hacían?
Se usaba una caldera para generar vapor y un serpentín para limpiarlo y condensarlo de nuevo en agua. Esa agua resultante era fría, pura y aireada, aunque un poco más pesada si se bebía en grandes cantidades.
El invento conmocionó a la ciudad. ¡Ya era hora que se solucionara el problema de la sequía!
La opinión pública acudió en masa para degustar el agua del invento. En 8 días, más de 10000 personas acudieron afanosas a la cata. Ni una sóla dijo que no fuera de su agrado.
Sin embargo, el agua era cara. Para obtener 6000 cántaros diarios, había que invertir 700.000 reales. Aún así, el 2 de abril de 1880 se abrieron las zanjas para la colocación de las tuberías y el servicio de Agua Noirmandy, y se instaló una fuente en la Plaza de Alfonso XII.

La desaladora de Alicante, ubicada en Agua Amarga, y ampliada recientemente. Actualmente aporta la mayor parte del agua que se bebe y consume en la ciudad de Alicante.

Unos meses más tarde se inició el suministro con agua procedente del mar. Se vendían los cántaros de 10 litros a 25 céntimos, más 16 céntimos si era puesto en la casa del cliente. Las máquinas estaban instaladas frente a la cantera y permanecieron en activo hasta 1882.
En la generosa nómina de pozos, manantiales, nacimientos y minas con curiosa denominación , aparece el “Agua de Normandy”, agua del mar, concretamente extraída al pie de la Sierra de San Julián.
No hubo rechazo: ni social ni político.
Para que luego digan ciertos políticos de la actualidad.
En todo caso, sólo hubo quejas por su precio.
Era agua buena.
Durante 24 meses, la bebieron los alicantinos.

Fuente:
Fernando Gil Sánchez. Alicante de la A a la Z

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