24 diciembre 2008

ANÉCDOTAS DE FOGUERES (III)

¿Innovación o experimento?

Si hay algo que define el arte foguerer, es sin duda la constante innovación a la que está sujeta su estética. Bien es cierto que en las últimas décadas este punto no se puede decir que haya sobresalido en exceso, salvo las excepcionales entradas en escena de maestros como “Waldo”, Pedro Soriano o Paco Vázquez, por dar algunos nombres, ya que otra cosa muy distinta es la fuerte corriente estética fallera que sufrimos en los últimos años. Pero los primeros compases de Les Fogueres de Sant Joan sí se caracterizaron por la búsqueda de cosas nuevas, y elementos como el movimiento o la luz eran de presencia frecuente en los primeros años. Tras el parón de la guerra, el ingenio innovador se vio mermado por las lógicas consecuencias económicas de la posguerra, pero poco a poco retomó su andadura hasta que resurgiera con fuerza de la mano de firmas tales como Jaime Giner, Ramón Marco o Remigio Soler, también por dar algunos nombres.

Pero eso de la innovación, como todo, va por barrios, y nunca mejor dicho, y a veces perdía su significado y se convertía en “experimento”. Así, sin ánimo de señalar a ningún distrito en especial, y menos a una foguera fundadora como es la Rambla de Méndez Núñez, voy a poner ésta como ejemplo, porque creo que es bastante ilustrativo de lo que comento, y culmina en una anécdota de esas que más vale que no se repitan si queremos seguir considerando Les Fogueres como lo que son, un arte, además de la expresión cultural de una fiesta, la nuestra.

Foguera Rambla Méndez Núñez 1928

La popularmente conocida como Foguera de la Rambla, ya en su debut en 1928, con el monumento “Port peixquero” de Manuel Gallud, llamó la atención con un pequeño avión a motor que, sujeto de un cable que cruzaba la avenida, daba vueltas y vueltas encima de la foguera con una bacora colgando.

Foguera Rambla Méndez Núñez 1929

En 1929, de la mano del tándem Ariño y Vidal, la foguera “Alacant al iniciaor de les fogueres” separaba sus numerosos elementos ocupando buena parte de la Rambla, destacando un enorme híbrido entre mariposa y libélula, igualmente sujeta a cables que cruzaban la avenida, de cuyas patas pendía una especie de cesta de globo con ninots, que complicó tanto la plantá que perdió la opción a premio por terminar fuera de plazo.

Foguera Rambla Méndez Núñez 1930

Los monumentos de la Foguera Rambla Méndez Núñez de los años 1930 (“Antaño y hogaño”, de Manuel Gallud y Fernando Guillot) y 1931 (“Alacant progresa”, de Unión Arte), tuvieron un elemento en común, consistían en un túnel que permitía el tráfico rodado a su través, elemento que repetiría en numerosas ocasiones en el futuro. La primera representaba el Torreón de San Cayetano de la Montañeta, y la segunda la fuente de la Plaza de los Luceros.

Foguera Rambla Méndez Núñez 1931

Otros ejemplos de innovación en este distrito los encontramos ya después de la guerra, como en 1948, año en que el prolífico Eduardo Fuentes construyó el monumento “Chermanor”, en el que destacaba un tiovivo en el cuerpo central de la foguera, que giraba sobre sí mismo.

Foguera Rambla Méndez Núñez 1948

O la que plantara en 1953 Antonio Hernández Gallego, “Cine a toda hora”, en uno de cuyos frentes había una pantalla en la que por la noche se proyectaba películas de cine. Y del mismo artista la titulada “Alicante a la provincia”, que en 1959 retomaba los famoso túneles de los años 30, pero en forma de armoniosos arcos coronados por un gran “saragüell”, por debajo de los cuales no sólo cruzaba la circulación rodada, sino también los desfiles con sus carrozas.

Pero llegado 1962, ...aquí me planto. Lo que quiso ser modelo de originalidad, quedó en uno de los peores bochornos que ha vivido la Fiesta. Delante de la Torre Provincial, un vasco “maestro de todo y aprendiz de nada, pintor de brocha gorda y con muchos aires de grandeza”, como le describen Arturo Tresáncoras y José Ángel Guirao en su obra “Entrañable Alicante”, un tal Juan José Aguinaco Isasmendi, recién afincado en Alicante y al que Les Fogueres le fascinaron, hizo debut y despedida cuando llegó a pensar y comentar que realizarlas era tarea fácil y que las podía hacer cualquiera. Atrevido y temerario, presentó a la Foguera, ignorante ésta de la que se le caía encima, el boceto del monumento “Sueño Realizado”, al que se le dio visto bueno y a la postre se convirtió en vez de en un sueño en una pesadilla.

Boceto de la Foguera Rambla Méndez Núñez 1962

Dicen... que lo que construyó este personaje lo hizo en el propio terrado de su casa, pero la verdad es que había poco que construir, porque lo que apareció plantado era una especie de estanque, lleno de patos mal hechos y peor pintados, que no tenían ni el equilibrio necesario para mantenerse de pie a flote, entre dos penosas reproducciones de la fuente de la Plaza de la Puerta del Mar y del Monumento a Canalejas.

Dicen... que en mitad de las Fiestas de Fogueres aquello se reventó y los patos llegaron hasta la Explanada.

Dicen... que semejante adefesio no se pudo ni quemar y tuvo que romperse a golpes porque estaba hecho de ladrillos y empapado por el agua del estanque.

Dicen... que como el ingenio y el humor alicantino puede con todo, un comerciante de la zona instaló en la foguera un cartel con la frase: “¡ t’has lluit, compare !”. Y que a partir de ahí nunca más se supo del constructor, pero al menos dejó tras de sí, entre los dichos alicantinos, la frase lapidaria que se suele decir cuando alguien contempla una obra mal hecha: “¡ t’has lluit, compare !”.

Una imagen vale más que mil palabras:
"¡ t'has lluit, compare !"

Menos mal que a los pobres foguerers de la Rambla, el destino les había reservado una alegría que no pudo empañar el desatino del “aprendiz de nada”: su Bellesa, la Señorita Genoveva Ribelles Mazón, fue proclamada Bellesa del Foc 1962.

Y es que señores, en Fogueres, como en todo, los experimentos... con gaseosa.

 
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