08 diciembre 2008

RADIO PIRENAICA

«Aquí Radio España Independiente, estación Pirenaica, la única emisora sin censura de Franco...».

Dolores Ibarruri, con su hijo, en Moscú, lugar donde inició sus emisiones Radio Pirenaica. Foto de Grupo Guadalajara

Así iniciaba sus emisiones una radio clandestina que, durante más de 30 años, se enfrentó a la propaganda del régimen franquista, polemizó con sus medios de comunicación e informó de las luchas obreras, campesinas y estudiantiles, desde un imaginario emplazamiento pirenaico. Fue Dolores Ibárruri «Pasionaria», quien bautizó a Radio España Independiente con el sobrenombre de «Pirenaica», para acortar psicológicamente la distancia que les separaba de sus oyentes en el interior del país. Pocos españoles habrá -al menos de la generación que participó en la contienda y de la que maduró en una dilatada posguerra- que no escucharan en algún momento esta emisora comunista que los más ingenuos creían en Los Pirineos, los «enterados» situaban en Praga y que estuvo realmente en Moscú primero y en Bucarest después.
(Texto de María José Millán Trujillo, «Radio España Independiente: información y propaganda desde el exilio», en La literatura y la cultura del exilio republicano español de 1939: II Coloquio Internacional, La Habana, GEXEL, 2000.)
Redacción de la emisora. Fotografía de Público.es

Radio España Independiente (REI) nació en los albores de la posguerra española. El 22 de julio de 1941, sus ondas llegaron a España desde Moscú por primera vez, y no nos abandonaron hasta el 14 de julio de 1977, día en que su director, Ramón Mendezona (alias Pedro Aldamiz) se despedía de todos los oyentes. De un plumazo se dejaban atrás 35 años de emisiones clandestinas esquivando la censura impuesta por el franquismo a los medios de comunicación.
A pesar de la lejanía física de la emisora, sus responsables crearon la leyenda de que emitía desde algún punto indeterminado de los Pirineos. De esa forma, trataban de alimentar la idea de que dentro de las fronteras seguía encendida la llama de la resistencia a la dictadura.

Foro Segunda Guerra Mundial

En aquellos años, la II Guerra Mundial arrasaba Europa con su halo de destrucción y muerte. Moscú se convirtió en el cerebro de la lucha antifascista y concibió una red de emisoras propagandísticas dirigidas a diferentes países. Dolores Ibárruri, La Pasionaria, fue la encargada de poner en marcha la emisora española: Radio España Independiente.
Fue la única que no tuvo censura de ningún tipo, ni siquiera de Francisco Franco. Funcionaba democráticamente y transmitía desde Rusia, aunque el 5 de enero de 1955 se trasladó a Bucarest (Rumanía).
Durante 36 años, día a día, noche a noche, cubrió el vació informativo impuesto por la dictadura franquista. Era, ni más ni menos, un mensaje de esperanza que penetraba en los hogares de todos los españoles en las trasnochadas de la sombría pos-guerra del hambre para conquistar la libertad. Muchos hombres, mujeres y niños escuchaban esa voz que llegaba del infinito y se colaba por entre sus ventanas. Llegaba la emsión de muy lejos, pero contaba cosas que ocurrían muy cerca.
Radio Pirenaica fue un milagro, en el sentido más amplio de esa palabra. Era la voz de la reconciliación nacional, de la democracia, de las huelgas y de las luchas de los trabajadores, de la denuncia de las corrupciones...


Radio Pirenaica se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para Franco, que autorizó el mantenimiento del Servicio de Interferencia Radiada (una red de estaciones de interferencia controlada por el almirante Carrero Blanco) para dificultar que la señal llegase a los receptores. El dinero y el apoyo tecnológico llegaron desde EEUU. La REI permanecía en alerta y contraatacaba con emisiones volantes desde Bulgaria o Hungría, subiendo la potencia o cambiando frecuencias.
Pero a pesar de los esfuerzos del gobierno franquista, de los pitidos, zumbidos y ruidos de fondo, La Pirenaica se convirtió durante años en el referente de la radio en España.
Muchos sintonizaban por convicción, otros por curiosidad..., pero todos escuchaban, tras la melodía de Suspiros de España, su saludo diario al oyente, que ha quedado grabado en la memoria de la generación de posguerra: “Aquí Radio España Independiente, estación pirenaica, la única emisora española sin censura de Franco”.


Esa radio y los esforzados que la crearon y mantuvieron, jugaron un papel decisivo en la búsqueda de los caminos de la Libertad: político, psicológico y periodístico..
Su programación era compleja y variada, aunque buscaban el lenguaje directo y los vocablos naturales. La jornada comenzaba a las 7 de la mañana. Los programas se grababan y, tras un control técnico, eran emitidos a lo largo de todo el día y sin ninguna variación, a menos que algún acontecimiento realmente importante obligara a ello. La jomada de la redacción terminaba a las 2 de la tarde con un nuevo boletín de noticias que abría el programa de sobremesa. Por la tarde, a partir de las 5 hasta las 10 de la noche, un redactor y un locutor preparaban las noticias que iban llegando por los telex y redactaban nuevos boletines informativos.
Tratando de aumentar la potencia y vencer las interferencias franquistas, se llegaron incluso a inventar «ondas volantes» que cambiaban constantemente; se llegaron a enviar programas grabados para ser retransmitidos desde otros países a horas y por ondas imprevistas. Era una auténtica guerra radiofónica. Desde el punto de vista del contenido propagandístico, se trataba de ser cada día más convincente, menos lejano, más informado.
Ramón Mendezona Roldán (1913-2001), en su despacho de la REI. Fotografía de "Parece que fue ayer"


Su periodismo enganchó a varias generaciones de españoles, que mandaban multitud de cartas de agradecimiento. Hubo meses que la redacción recibió más de 1.200 cartas de todas las provincias españolas...; incluso de países extranjeros. La preocupación de los redactores y locutores se centraba en evitar que pareciese "algo de fuera" o "de la emigración", sino una emisora que bien podría haber estado en Madrid, Alicante o Sevilla.
Su parrilla abarcaba programas como "Antena de Burgos" (realizado por los presos dentro del Penal de Burgos) hasta el atentado en el que murió Carrero Blanco. Siguieron el proceso de Julián Grimau; la campaña Pro-amnistía; y el mensaje de Menéndez Pidal con el documento firmado por 1.161 intelectuales, estudiantes y obreros, exigiendo libertad de asociación, libertad sindical, derecho de huelga, libertad de información y expresión.
Además, estuvieron en las minas de Asturias, en las montañas de Cuba cuando se inicó la Revolución, en el nacimiento de CC.OO, en la enfermedad senil del Franquismo, en Palomares...



Se conservan en el Arcihvo del PCE, por ejemplo, el mitin de Ginebra del 23 de junio de 1974, en el que Dolores Ibarruri, desafiando la prohibición de las autoridades suizas, dijo sencillamente: "Ya que no nos dejan hablar, vamos a cantar" y entonó una vieja canción obrera; o los programas en los que Theodorakis y Melina Mercuri denunciaron la tiranía de los "coroneles negros".
La Pirenaica se despidió de sus oyentes el 14 de julio de 1977, emitiendo desde Madrid la sesión inaugural de las Cortes Constituyentes y con palabras como estas de su último director: "Si nuestra labor ha servido en algo para la reconquista de la democracia, damos por bien empleado el esfuerzo".
Desgraciadamente, muchas de sus voces han fallecido con el paso de los años: Emili Viiaseca (responsable de los programas destinados a Cataluña) o José Antonio Uribes (valenciano y especializado en temas obreros).
Sin embargo, y al margen de los estudios que puedan realizarse, es posible que en el recuerdo colectivo del país, Radio España Independiente haya quedado y así siga, como un grito antifranquista, exagerado tal vez, triunfalista casi siempre, panfletario sin duda, pero que durante muchos años fue para los vencidos una voz de esperanza, una voz que decía que todo no se había perdido y que, con lucha y sacrificio, podía encontrarse una salida.
Fue, en definitiva, un grito de resistencia.
Fotomontaje realizado por José Renau de un dibujo por la Paz de Picasso
"Expreso mi agradecimiento a todos los que con su ayuda desinteresada hicieron posible estas 108.360 emisiones. Doy las gracias a los miles de colaboradores anónimos que con sus crónicas han difundido la verdad de lo que pasaba en España, y a los camaradas que desde la cárcel de Burgos, dejándose la vista y arriesgando mucho en el empeño, aseguraron durante 8 años la emisión semanal de "Antena de Burgos". Esta aventura es un caso sin parangón en la historia de las emisoras clandestinas. En la meta ya del largo camino, a la natural tristeza, que causa abandonar la labor entrañada y entrañable, se une la alegría de ver a nuestro pueblo reconquistar la libertad".
Despedida de Radio España Independiente, según palabras de Pedro Aldamiz

Fuentes:

 
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