15 enero 2009

VICENTE SE NOS VA



Vicente Hipólito se nos va, se jubila después de 50 años de trabajar en Radio Alicante. Y con el se va "El Telescopio", el miniprograma en el que todos los martes leía un artículo de 6 minutos. Yo seguiré hablando los martes en la radio, pero cerrando el programa de Paloma Serrano con una pincelada de actualidad de dos minutos, a las 2 de la tarde. Así que el último artículo que había preparado se va a quedar en el tintero por demasiado extenso. Se trata de una segunda carta a mi futura nieta, que no me resisto a tirar a la papelera. Así que os la pongo en este blog. Y a Vicente le deseo una feliz y fecunda vida de jubilado; que vea mi ejemplo de estos diez últimos años, los más fecundos de mi vida, y que nos siga pidiendo que le hagamos el favor de ser felices.
¡VA POR TÍ, VICENTE!


CARTAS A MI NIETA ( II )

Hola, Sara:
                            
Que ya sé que te llamas Sara. ¿Qué tal estás? Debes haber crecido mucho, porque a Laura ya se le ve una barriga bastante grande. Seguro que notas los estados de ánimo de tu mamá y escuchas su corazón y sus palabras. También oirás sonidos que vienen de fuera. No te asustes, es que las personas somos muy escandalosas. Ya percibes todo eso porque dentro de tu cabecita se está formando el cerebro, que es una cosa muy compleja que sirve para acumular información y tomar decisiones. Ya empiezas a ser una personita. Ya empiezas a ser tú.
                          
El otro día, una amiga me recriminó que, en lugar de decirte cosas bonitas, te hablara de política en mi primera carta. ¿Que qué es la política? Pues todo lo que nos atañe colectivamente, todo aquello que va mas allá de nuestro interés particular. Pero yo le contesté que decirte la verdad en todo momento es la mejor prueba de amor que puedo darte. Y te prometo que nunca te voy a manipular, mentir ni hacerte chantaje moral. Siempre te diré la verdad y siempre velaré porque nadie pueda engañarte para que sirvas a sus intereses.
                               
Cuando yo era pequeño, mis padres, con toda la buena voluntad del mundo, me engañaban diciéndome que a los niños los traía de París una cigüeña. Y yo les engañaba haciendo como que me lo creía. Ese no era un buen comienzo, ¿verdad?
                            
Si bien el desempleo y el trabajo precario os acosan, nunca los jóvenes occidentales habíais gozado de tanta libertad como ahora. Un joven de hoy puede orientar su vida hacia donde quiera, porque la sociedad le proporciona enseñanza gratuita y le reconoce sus derechos. De modo que tiene abiertas las puertas de lo bueno y de lo malo; aunque la propaganda comercial y las tentaciones más peligrosas intentarán dirigir su voluntad. Y así, puede llegar a ser un sabio o un ignorante, un médico solidario o un delincuente, un drogadicto o un padre amoroso. Vuestras decisiones, por primera vez en la Historia, están del todo en vuestras manos, y también toda la responsabilidad. Por eso es primordial que no te dejes manipular por nadie.
                                       
A los jóvenes siempre se les ha manipulado para obtener la fuerza y la decisión que dan la salud y la inexperiencia. Antes, cuando los poderosos de dos países se disputaban alguna riqueza, se declaraban la guerra, se enardecía a los jóvenes con discursos patrióticos, banderas e himnos y se les mandaba a matarse con los jóvenes del otro país. Los jóvenes morían como héroes de la Patria, los ricos conseguían las riquezas que ambicionaban, o las perdían, aunque generalmente seguían siendo ricos, y eran las madres las que lloraban, como aquella viejecita del tango que “se quedó muy sola, con cinco medallas, que por cinco hijos, la premió la Patria”.
                           
Nunca te fíes de las palabras escritas con mayúscula: Patria, Dios, Libertad… porque a menudo te encontrarás quienes las esgriman para forzarte a hacer cosas en su beneficio. Algún sacerdote, de cualquier religión, te dirá que Dios le ha revelado la Verdad y que si no haces lo que él te diga, irás a un lugar horrible llamado Infierno; como si Dios pudiera ser un tirano que mandase a sus hijos desobedientes a una cámara de torturas eternas. El verdadero infierno está aquí, se llama droga, violencia y miseria, y es el producto de la avaricia de unos pocos. Algún nacionalista te querrá convencer de que tu país es el mejor y tus compatriotas superiores a los otros seres humanos. Eso es mentira, todos los humanos son iguales, como son iguales los hombres y las mujeres, los cristianos y los musulmanes, los payos y los gitanos. Los hay buenos y malos, listos y torpes, generosos y avariciosos, en las mismas proporciones en todas partes. Y no hay nada más importante en este planeta que un ser humano. Ninguna bandera, himno o símbolo religioso está por encima de la más modesta de las personas.
                    
Yo, como soy tu abuelo, seré el encargado de relatarte bellas historias. No te contaré cuentos tontos, llenos de brujas malvadas y príncipes machistas y encantadores. Te hablaré de las personas que hicieron grandes cosas por la Humanidad, como madame Curie, el doctor Balmis o Gandhi. ¿Que quiénes eran esos? Ya te lo iré contando, bonica. Vamos a tener mucho tiempo para hablar de muchas cosas.
          
Recibe un beso de tu abuelo, que nunca te dirá una mentira.

 
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