27 mayo 2009

LA ESTACIÓN DE BENALÚA: EXPLORANDO SU INTERIOR

Hace ya más de dos meses nos adentramos en una de las joyas más emblemáticas del barrio y, al mismo tiempo, más desconocidas por los alicantinos: LA ESTACIÓN DE BENALÚA. El resultado de aquella experiencia lo tenéis aquí y ahora en imágenes y palabras, tratando de evitar el artículo histórico y referencial, en pro de una visita más sensorial y evocadora, llena de propuestas e ilusiones para conservar nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural. El viaje a unas de las ruinas más majestuosas del panorama alicantino está a punto de empezar, manchado por las gotas de lluvia y nuestras lágrimas, que nadie vio, porque se las llevó el agua.

Panorámica General de la Estación de Benalúa.

Todos conocemos la tónica alicantina en los días de lluvia: si llueve en la ciudad, la gente se esconde en casa. Y algo parecido debió pasar con el guarda de seguridad, a quien estábamos dispuestos a convencer de que somos miembros de una web que realiza un reportaje sobre la estación para poder entrar. Nadie salió a atender nuestros ruegos.

Dentro del entorno, el andén de la estación nos enseña con clarividencia el nombre que reivindicamos, no por benaluenses, sino por alicantinos. La estación se llama "Estación de Benalúa" y tenemos buena muestra de ello, aunque al cartel desvencijado y herido apenas le restan fuerzas para gritar su nombre. La degradación del perímetro contrasta con la belleza del arbolado de las inmediaciones y el volumen anexo que debería conservarse (proponemos) en el futuro proyecto de la Casa del Mediterráneo: palmeras, parras y falsas pimientas bien podrían constituir un precioso jardín romántico que circunde la construcción para constituir un espacio único que una la estación con el litoral de la ciudad.

Imaginemos un futuro espacio exterior donde los niños jueguen junto a la antigua estación, donde los enamorados puedan besarse junto a la antigua estación, y ahora caminemos por un largo paseo en el que encontrarnos con la naturaleza y reencontrarnos con nuestro alma desnuda, con el hierro forjado que reverbera en las columnas, con las vallas verdes del edificio anexo - aduana, con el fresco césped del jardín que huele a tierra mojada, con la piedra molida que contiene el dolor del paso de los años.



El edificio neogótico anexo a la estación clama por una pronta y saludable recuperación o temerá por su endeble salud y no resistirá el paso de los años bajo peligro de derrumbe. Los remates agujados, las ventanas enrejadas, los adornos de la fachada y sus ferrosas cubiertas se ajustan lamiendo el edificio principal de la estación. La ornamentación es de una sencilla y sublime belleza que se oculta en la espesor de la mugre y el menfotisme alicantinos. Acerquémonos a la estación.

La sensación de lo inefable recorre las arterias de la estación. Si bien, por un lado, contienes la emoción al encontrarte con una obra que has visto fotografiada, analizada, estudiada, prgramada por varios blogs... y sientes el viaje casi al libro de texto (¡La estación de Benalúa, cuesta creer que al fin estemos dentro!), por otra parte, y quizás la más general, palpita una desolación húmeda de ruina desollada que se alza ante tus pies. Se viene a la cabeza los recuerdos e imágenes de los verdaderos valientes (Óscar Martín, José Carlos Martínez Robles, Pedro J. Zamora...) que nos enviaron sus instantáneas -ayer mismo, ¿verdad?- cuando entrar en el recinto se había convertido en una hazaña heroica.


El clásico hilo de luz verdosa que proyecta la techumbre, El tren expreso de Campoamor, la estación de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces, la estación de Murcia, la estación de Benalúa, el ingeniero M. Alemandy, la modernidad del hierro, la moribunda playa de vías, la placa conmemorativa del Ayuntamiento de Alicante en el primer centenario de la estación... las paredes sonrosadas muestran los rótulos originales donde todavía hoy puede detenerse el tiempo manchado. Habría que pregrinar a este edificio una vez al año para maldecir en procesión su lamentable abandono. Y el total desconocimiento del pueblo alicantino.

Queremos detenernos en el detalle del encuentro de las columnas de fundición con la bella estructura Polonceau de la cubierta. En esta estación, tenemos un claro ejemplo de la contribución de la ingeniería en la parte de los andenes, un espacio cuyo sistema de cubrición se apoya sobre cerchas de hierro fundido tipo Polonceau (siendo este mismo sistema el empleado en la estación de Madrid) calculadas y diseñadas por discípulos del estudio de Gustave Eiffel, y que se soporta columnas de fundición de la casa belga Nicaise Delcuve. Su conservación debe ser inminente.

Detalle de los rótulos de acceso a salas y dependencias. Servicio de señoras y caballeros, coordinación de transporte y carretera, inspección, gran velocidad, consigna, salidas... ¿Cuántas veces habrán visto salir el tren expreso en una única dirección? ¿Cuántas llegadas, encuentros, abrazos y besos podrán contener estas paredes? Dejemos hablar a las imágenes.

Distintas panorámicas de la nave central.

Deterioro por humedad y rotura de bajantes desde la cubierta. La humedad está desconchando las múltiples capas de mortero y pintura de la pared hasta meteorizar la roca caliza de los bloques del muro y provocar desprendimientos que deben detenerse ya.

Detalle de inscripción en la base de las columnas de fundición traídas de Bélgica: "Nicaise & Delcuve. Constructeurs. La Louviére (Belgique)".


Detalle del escudo y remate de la cubierta.
Esperamos que Alfredo Campello tenga mucho que decirnos al respecto.

Detalle de las farolas originales de fundición (que originariamente funcionarían a gas)


En última instancia, y como podéis haber observado, tanto los exteriores, como la playa de vías, andenes y talleres, no sólo están sujetas a la perenne condena del olvido, sino que además, ostentan el triste privilegio de haberse convertido en el lienzo favorito para las firmas y los sprays de pintura. La sensación de majestuosidad y ruina que desprende la estación se combina en una mezcla agridulce que desemboca en amargura.

Desde la web de Benalúa, reclamamos una rehabilitación total del edificio central; atendiendo, además, a los siguientes detalles:

- Conservación de los rótulos que hacen referencia al barrio de Benalúa.
- Conservación de las farolas originales.
- Conservación de los rótulos de estancias interiores y dependencias.
- Recuperación del reloj de la fachada.
- Reestructuración del jardín exterior y edificio anexo como futuro parque de la estación.
- Conservación de algún tramo de vías con traviesas de madera dentro del jardín del parque para recordar el uso histórico de la estación.
- Salvar las agujas de los cambios de vía para ubicarlas dentro del parque, utilizando las traviesas de madera para bordear los múltiples senderos del mismo parque.

RUBÉN BODEWIG Y ERNESTO MARTÍN

WWW.BARRIODEBENALUA.ES
WWW.ALICANTEVIVO.ORG

 
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