19 octubre 2009

"SER ALICANTINO DUELE... ¡¡EN EL MÁS ALLÁ!!": D. ÁNGEL CELDRÁN CARRATALÁ



"Esta campaña está dedicada a todos los alicantinos que han pasado a mejor vida. Y a los que aún están por ahí abajo y que con el paso del tiempo, obviamente y sin exclusión, irán a hacerles una alegre visita"

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Para informarte y participar en la Campaña de Concienciación Ciudadana "SER ALICANTINO DUELE... ¡¡EN EL MÁS ALLÁ!!", visita ESTE enlace de la Asociación Cultural Alicante Vivo

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Cartel de la novillada en Inca, el día en que murió nuestro torero D. Angel C. Carratalá


"Ante el dolor acerbo que en estos momentos aflige a la afición, por la muerte de nuestro ídolo... ¿qué podré decir para llevar al ánimo, consuelos que en mi pecho no caben? ¡¡Llorar!!, la pérdida irreparable del queridísimo amigo; del gran alicantino que con su arte cumbre nos daba tanto brillo"
(Miguel Perales)

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LA CURIOSIDAD

Dibujo cedido por nuestro compañero Elkiko

En la tarde del 29 de julio de 1929, el torero D. Ángel Celdrán Carratalá salío al ruedo de la Plaza de Toros de Inca (Mallorca). Fue recibido como de costumbre: entre música, ovaciones y los ojos ansiosos y pasionales de miles de aficionados al toreo. Delante tenía a "Saltador" (otras fuentes lo llaman "Cubito"), un toro de la ganadería de D. Fabián Mangas marcado con el número 50, burrociego, corniapretado y entrepelado. En un lance, Ángel recibió una cornada seca que le rasgó el vientre. Su cuerpo quedó tendido en la arena, en un inmenso charco de sangre. Pronto fue trasladado a la enfermería de la plaza de toros, ante los gritos del respetable y la desesperación de su cuadrilla. Nunca más salió con vida de ella.

A partir de las nueve de la noche de ese mismo día, la ciudad de Alicante fue recibiendo telegramas desde Mallorca, sobre el lamentable estado del torero. El pesimismo aumentó cuando en uno de ellos se pudo leer que una peritonitis empeoraba por minutos su estado. Se decidió entonces practicarle la primera de las operaciones, abrigando muy pocas esperanzas. Mientras tanto, se le aplicaban inyecciones de aceite alcanforado para reanimar su estado.



"El luchador" y "Diario de Alicante", con fecha 30 de julio de 1929

Poco a poco la fiebre fue en aumento, alcanzando los 40.3º. El Doctor Oliván decidió operarle de nuevo, aunque no pudo cloroformizarlo. Fueron 30 minutos terribles, entre quejidos y horribles dolores del matador. En plena lucidez pedía agua, por lo que el cirujano dio permiso para humedecer en numerosas ocasiones sus labios. A las 00:30 horas, Ángel Carratalá recibió la visita de los alcaldes de Inca y Palma, que en privado ya lamentaron la inminente desgracia. Aún así, el diestro alicantino aguantó hasta las 10:12 horas del día 30 de julio de 1929 en que la peritonitis acabó con su vida. Según los presentes, pronunció debilmente unas palabras que no pudieron ser entendidas, a excepción de las escuetas "Mi Hijo". Después, dio su último respiro. El torero se había casado en 1927 con la guapa señorita Manzanares, con la que tuvo un niño al año siguiente.

El "Club Carratalá", en Alicante, recibió este escueto telegrama: "Carratalá ha fallecido a las 10:12 minutos de la mañana, rodeado de su padre, esposa, cuadrilla y amigos, que le hemos velado toda la noche. Saludos"

Nada más conocerse la noticia, numeroso público acudió a la capilla ardiente, instalada en la propia enfermería de la plaza. Su picador, "Estacioneta", aprovechó para anunciar también su retirada del mundo de los toros. Ángel C. Carratalá estaba cubierto con un lienzo blanco, con el rostro descubierto y las manos cruzadas en el pecho con un crucifijo.


"Saltador", antes de iniciarse los festejos


Plaza de Toros de Inca; Ángel C. Carratalá está toreando al novillo que le causaría la muerte

El Ayuntamiento de Inca, interpretando los sentimientos de todos los ciudadanos, acordó por unanimidad sufragar todos los gastos de embalsamamiento y, posterior entierro, en Alicante, al que sería trasladado via Valencia ese mismo miércoles. Desde nuestra ciudad, el "Club Carratalá" comenzó a gestionar el traslado de los restos del diestro desde la capital del Turia, aprobando que el cadaver de su presidente honorario fuera traído por carretera, a cuyo efecto se organizó una caravana automovilística que acompañaría al cadaver. Mientras tanto, continuaban las visitas por el Club alicantino, entre las que destacaba la del Alcalde señor Suárez Llanos, que también se ofreció a sufragar todos los gastos de inhumación. Fue entonces cuando surgió la idea de levantar, por suscripción popular, un panteón en el nuevo Cementerio Municipal.

Por la tarde, tras celebrar un solemne funeral costeado por el "Club Delmonte", el cuerpo fue embalsamado y trasladado al puerto de Palma de Mallorca, donde embarcó en un vapor con destino a Valencia a las 19:30.






El día 1 de agosto de 1929, a las 07:17 horas, el vapor Jaime II con los restos de D. Ángel Celdrán Carratalá arribó al puerto de Valencia. En el muelle lo recibieron su antiguo apoderado, D. Oregario Cifre, y los banderilleros Meila, Barrera, Torres y Manolo Martínez entre otros. Un gran gentío se había reunido en el lugar, donde se organizó la comitiva para trasladar el cadáver al "Club Manolo Martínez", situado en la Calle Ruzafa, en donde se depositó el cuerpo a petición del propio Martínez hasta la hora de salida del camión con destino a Alicante. Del barco hubo que bajar 30 coronas de flores, cantidad que se multiplicó enseguida con las recibidas desde Alicante por peñas taurinas, amigos y anónimos.

A las 12:30 horas, se transportó el féretro al camión que iba a llevarlo a nuestra ciudad. Durante todo el trayecto por carretera, fue acompañado por numerosos vehículos particulares. La comitiva estaba encabezada por un coche ocupado por el padre del torero y los directivos del "Club Carratalá"; detrás iban la madre, esposa e hijo del finado; en tercer lugar, los miembros de su cuadrilla; por último, hasta sumar más de 100 coches, iban particulares y anónimos que querían acompañar a Ángel en su último viaje.


Capilla ardiente del torero, en el Club Carratalá. Fotografía cedida por Alfredo Campello Quereda


La comitiva fúnebre, a su paso por Alfonso X el Sabio. Fotografía cedida por Alfredo Campello Quereda



Nuestro torero tiene una pequeña calle en Princesa Mercedes


No sólo en Alicante habían comenzado las manifestaciones de luto en su nombre, las más grandes y multitudinarias de nuestra historia reciente; también en los pueblos por donde pasaba el camión con sus restos mortales se veía el dolor popular en los habitantes. En Sant Joan, el féretro era esperado por el clero que rezó ante él un responso. El paso de la comitiva por las calles de Alicante se hizo con gran dificultad: la aglomeración del público que abarrotaba todas las calles hasta la sede del "Club Carratalá", sito en la Calle de San Vicente, obligó a interrumpir el tráfico tranviario durante toda la tarde y noche. Ya en la capilla ardiente, se celebraron dos misas por su alma. Una a cargo del sacerdote señor Sevilla y otra rezada por D. Manuel Lorenzo Penalva, que fue quien bautizó al torero en su niñez.

Según la prensa de antaño, "todo Alicante ha desfilado por la popular sede de la Calle de San Vicente y ha podido ver las brazadas de flores, cruces, pensamientos y demás ofrendas dedicadas al malogrado Angel".

D. Angel Celdrán Carratalá fue enterrado en el Cementerio Municipal de Nuestra Señora del Remedio en la mañana del día 2 de agosto de 1929, precisamente día de su santo. El traslado fue presidido por el alcalde D. Julio Suárez Llanos, familiares, miembros del Club Carratalá y varios toreros. Recibió sepultura provisional en el Camposanto, hasta que tiempo después se levantó el Panteón que aún hoy podemos visitar.

El 19 de marzo de 1952 se descubrió en la plaza de toros de Alicante su placa conmemorativa, obra de Juanito Santero. El sencillo texto dice "La afición alicantina a Carratalá"

Descanse en paz

EL PERSONAJE


D. Ángel Celdrán Carratalá nació en Alicante, en una casa de la Calle Bazán, el 9 de mayo del año 1903. Tenía pues, el día de su muerte en Inca, sólo 25 años de edad.

Hijo de D. Juan Celdrán y Dña. Marina Carratalá, ambos de verdadera raigambre alicantina. Su padre era jefe de estación de MZA en La Encina. Su abuelo materno fue el ilustre D. Antonio Carratalá, antiguo alto empleado de Consumos de Alicante. Por su parte, su abuelo paterno fue D. Juan Celdrán, comerciante de tejidos.

A los catorce años de edad, salió del colegio para ingresar de aprendiz en la ferretería de D. Agustín Mora, en la entonces Calle Sagasta (hoy San Francisco) y allí estuvo durante tres años consecutivos. Después marchó a Valencia, en donde estuvo primero en la ferretería de D. Ricardo Gil y después en la de “El Toro”. Su padre, empleado en la Compañía de los Ferrocarriles de MZA, no tenía residencia fija, por lo que se quedó al cuidado de Ángel su abuela materna Dña. Antonia de Gracia y Fernández, y sus tíos Tono y Arturo Carratalá.

Sin embargo, pronto descubrió que la ferretería no era lo suyo. Por vocación y con la ayuda del alicantino Pepe Ríos, salió Ángel para actuar de sobresaliente en una becerrada celebrada en la plaza de Castellón y en la que toreaba D. Raimundo Tato.



D. Ángel, poco antes de fallecer

El siguiente año, en 1923, debutó como matador en Requena, alternando con el propio D. Raimundo Tato. Vino el mismo año a Alicante, debutando en nuestra plaza el 8 de julio con "Cortijero". Después, en el mes de Septiembre, debutó como novillero en Gandia, alternando con D. Manolo Martínez y D. Manuel Báez Litri.

El 24 de mayo de 1924, inauguró la temporada alicantina, toreando con D. Tomás Giménez y D. Félix Rodríguez, seis novillos de la ganadería de Tovar. Sin embargo, su tarde cumbre fue el 4 de julio de 1926 , en la que alternaba con D. Tomás Jiménez y D. Félix Merino. Fue la memorable corrida de los miuras, con la que hizo una faena cumbre en el sexto de la tarde "Cañamero”

1928 fue un año frenéico para él: toreó casi treinte festejos (dos de ellos en Alicante). 7 en Barcelona,1 en Castellón, 5 en Valencia, 2 en Tetuán de las Victorias,1 en Sevilla, 2 en Alicante, 2 en Villena, 2 en Azpeitia, 1 en Játiva, 1 en Madrid, 1 En Alcoy, 1 en Cazorla, 1 en Zaragoza y 1 en Logroño. En esta última, alternaba con D. Eladio Amorós y con D. Pedro Montes. El ganado era de ala y, al torear de muleta a su primer toro, fue cogido con una grave cornada en el pecho, de la que nunca se repuso.

Quizá fue una premonición de lo que vendría en Inca al año siguiente; la noticia que más rápido ha circulado por nuestras calles y más hondo ha calado en los alicantinos en nuestra historia moderna.

SU PANTEÓN

Mapa de localización del panteón de D. Ángel Celdrán Carratalá, según plano ofrecido por el personal del Cementerio Municipal (Pinchad en la imagen para ampliar)

-Los restos de nuestro torero se encuentran en el Panteón Nº 96, de la Calle San Agustín, del Cementerio Municipal de Alicante.

-Es propiedad de D. Angel Celdrán de Castro, su hijo, que también se dedicó brevemente al toreo

-Junto al torero, descansan también los restos de Dña. Francisca Pla Guier.

-Es uno de los panteones más visitados y llamativos del cementerio, no tanto por el personaje en cuestión, sino por la impresionante talla de torero/Manola que lo preside, obra de Juan Esteve. Sólo por su calidad artística, merece ser incorporado en la futura petición de "ruta de la memoria" por nuestro Cementerio, tal y como han hecho varios camposantos de España y Europa.









Todos los datos sobre la ubicación y propiedad del Panteón, han sido facilitados por el personal del Cementerio Municipal de Alicante. ¡¡Muchas gracias a todos por su colaboración!!

Si alguno de nuestros lectores es descendiente de D. Ángel C. Carratalá, o puede facilitarnos información sobre él, puede ponerse en contacto con nosotros en esta dirección: alicantevivo@ono.com
                        
JUAN J. AMORES y ALFREDO CAMPELLO
ALICANTE VIVO

 
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