20 febrero 2010

LA CONDOMINA / ALBUFERETA EN EL RECUERDO DE DIEGO J. ESCOLANO

Además de la afición que por uno u otros temas tenemos los que formamos parte de Alicante Vivo y escribimos en esta web, hay un valor añadido y es la satisfacción de que los lectores que nos siguen a diario, confíen en nosotros para contarnos sus vivencias más queridas. Y eso es lo que ha pasado con Diego J. Escolano, que es un seguidor nuestro, un alicantino de pies a la cabeza y que ha alternado su vida entre Carolinas y la Condomina y la Albufereta, donde según expresión propia, ha pasado los momentos más felices de su infancia y donde su familia, tanto paterna como materna, estaban fuertemente arraigados, ya que su padre nació en la Torre de las Águilas (que al parecer fue temporalmente de los abuelos de Diego), la Finca Picó fue de sus abuelos paternos, la Finca Ansaldo, de sus abuelos maternos y la famosa Casa Filo era de una tía abuela suya.


Albufereta primeros años 60: la carretera de ascenso a la Serra Grossa, aún no está hecha, la Finca Adoc sólo tiene 3 bloques y en la arena se vislumbran los modernos pabellones de baño.
             
El abuelo paterno de Diego, Diego de nombre también, que corrió por Argelia (como buen Santapolero), por París a los 16 años, y por Estados Unidos antes de cumplir los 25, volvió sabiendo hablar 5 idiomas (lo que le convirtió en traductor “oficioso” de la zona, cada vez que llegaba algún turista de los pocos que lo hacían en esa época) y teniendo cierta cultura que unida a su imponente aspecto físico, ya que era un hombre de más de 1,80 de altura y muy fuerte, le convirtió en un hombre muy respetado en la zona. Fue alcalde pedáneo de Vistahermosa durante la sublevación militar del 36, y gracias a que salvó la vida a distintas personas adineradas, pudo salvar la suya al acabar la contienda. Su otro abuelo, Pepe, afiliado a la CNT, izó la bandera republicana al día siguiente a que Franco emitiera el parte de final de la guerra, y ahí la mantuvo durante todo el día. Su madre, que trabajó desde muy pequeñita en el campo para poder pagar la finca, es hoy una de las pocas personas oriundas de la Condomina que sobrevive allí pese a los embates, presiones y trabas de promotoras y Ayuntamiento.

El abuelo materno de Diego: José Ramón Seva, en la entonces carretera local A-190, hoy avda de La Condomina.

Playa de la Almadraba, donde se ven los primitivos Apartamentos Alfin y a la derecha la frondosa pinada del Camping Bahía.
  
Así mismo, los primeros apartamentos que se hicieron por allí, fueron los del edificio Picó que sigue en pie y está detrás del polideportivo de la Albufereta. Los construyeron sus tíos, José María y Diego, que también construyeron (entre otras cosas) la antigua parroquia de la Albufereta (la subterránea) en el Camino de la Colonia Romana, y urbanizaron la avenida de Ansaldo.
Es difícil apreciar en estas fotos cómo era la vida en La Albufereta / Condomina en los 50-60, incluso en los 70. Casi ninguna de las calles y casas que hoy las surcan existían en esos momentos. Unos pocos chalets, y mucho campo. Tanto que en ocasiones alguna rabosa se atrevía a bajar por allí. Los que rondan o pasan la cincuentena recordarán seguro las extensiones de tierra baldía –antes huerta- llenas de regaliz, de acelgas silvestres y de algarrobos. Miles y miles de gorriones, algunas serpientes “sacres”, y poco más. Era tal la tranquilidad de la zona, que desde Ansaldo en noches tranquilas y según soplara el viento se oían las olas de la playa de San Juan.

Los apartamentos Picó en construcción. En la última foto se aprecia detrás del edificio, Casa Filo, a la derecha (la de los arcos), es la Finca Picó y al fondo a la izquierda la Torre de las Águilas, donde nació el padre de Diego.

La Condomina: solo con la torre de Sarrió, al fondo el Xiprer y la Mitja lliura...la casa blanca del centro de la foto es la finca Ansaldo.

La Colonia de la Albufereta.

Urbanización de Castillo de Ansaldo (a la altura de los apartamentos El Pelícano y Novaire). Como se ve, la torre Castillo (hoy integrada en un centro comercial) no tiene almenas.
       
En la década de los sesenta, se podía jugar tranquilamente entre las ruinas de Lucentum, antes de que se cerrara. Lucentum, o mejor, el Tossal y todo lo que llega de tierra hasta la cova perteneció por cierto a la finca Picó. Se vendió primero la zona de costa (aún no se atisbaba, ni se conocía el turismo, y casi nadie podía sospechar lo que luego iba a suceder), más tarde el Tossal. Mucho más tarde la tierra de lo que hoy es la urbanización “California”.

San Jorge, La Jirafa, El paraiso, Vistabella, Hirma...la nueva Albufereta.
    
Luego llegaron las palas excavadoras, el asfalto enterró la regaliz, la gente ahuyentó a las rabosas, y hubo que empezar a fumigar contra los mosquitos, porque los gorriones y las golondrinas empezaron a no volver. Cosas del progreso.


Agradecemos a Diego J. Escolano, la gentileza que ha tenido con Alicante Vivo al confiarnos sus vivencias y las fotos que han hecho posible este artículo y que nos aporta un valioso testimonio sobre la vida en una zona alicantina, que tanto ha cambiado.



 
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