17 junio 2010

A LA MONTAÑA CON NUESTROS HIJOS. 1º. EL CASTELLET DE BOLULLA.

         

Esta ha sido la última salida a la montaña que hemos hecho esta primavera. Nada más empezar Junio. El fin del curso escolar y el calor nos dirigirán a otras experiencias más refrescantes.


JOAQUÍN SOROLLA. COLEGIO PÚBLICO. LINEA VALENCIANA

Pero esto viene de largo. Por cuestión cultural y tras informarnos de las posibilidades de escolarización en nuestro barrio, San Blas, decidimos matricular a Arturo y a Amanda en el Colegio público Joaquin Sorolla. En línea valenciana. Conocíamos al profesorado y a algunos padres de la guardería. Hay decisiones de las que no te arrepientes en absoluto. Tanto el profesorado como los compañeros de nuestros hijos y sus familias eran gente comprometida con la enseñanza y la verdad es que las vicisitudes por las que pasa la enseñanza en el País Valenciano hacen que se remuevan las tripas. Así que reunión tras reunión, con objetivos comunes, fuimos planificando alguna que otra escapada al campo. Los niños eran pequeños y había que cuidar las actividades. Algún padre resultó ser un avezado montañero y otros habían trabajado en temas forestales o como docentes o biólogos, proponían aventuras. El caso es que han pasado los años. Nuestros hijos han crecido, tiene entre 15 y 19 años, pero aún nos juntamos. Alguna vez solo los padres. No es raro ver a dos o tres matrimonios cargados de mochila por el rincón más recóndito de Alacant o por cualquier macizo de la península, incluso por Escocia o Gales. Una forma de educar a los hijos es compartiendo con ellos, mostrándoles lo que conoces, visitando pueblos y personas que habitan en pueblos pequeños, visitando pozos de nieve, ríos, cumbres rutas con fuentes o paisajes desérticos. Estos niños, casi adultos, tienen un nivel que me asombra. Y es a ellos a los que dedico estos trabajos que van a mostrar nuestras actividades en "pandilla" con sol, nieve, lluvia, etc pero siempre con un toque didáctico, de convivencia. Ellos son el futuro y no me equivoco que con gente como ellos, el futuro está en buenas manos.

         
Bolulla esta a 214 metros sobre el nivel del mar. Un tercio de sus habitantes son guiris. Nos los cruzamos por las sendas que salen del pueblo y parecen conocer muy bien la zona. El pueblo donde fue maestro Eusebio Oca, otro tío mio, aún recibe a la gente de mi familia con cariño. Un día salude a un compañero de clase de mi primo y solo por eso me dio un par de kilos de higos. Ya han muerto las personas que conocí de pequeño. Recuerdo a Pepa la Deniera y a su hijo. Siempre les visitaba y les preguntaba como subir al Castellet. Es curioso en toda mi vida he pisado tosa las cumbres que rodean Bolulla, Tarbena.... pero el Castellet, nunca.

  
Es primavera, el primer día de calor. Al volver haremos una paella en la Nucia. Hay que ganarse la comida. Así que a andar.


El camino empieza en la entrada misma del pueblo y sigue las señas de colores y una serie de montoncitos de piedra que el agua desplaza en los primeros cientos de metros que transcurren por el fondo de un barranco. Hay que tener esto en cuenta. Si hace mal tiempo es mejor seguir la carretera hasta hace no mucho pista de tierra y que nos puede llevar al pie justo del Castellet. Esto en coche reduce la marcha en una hora y cuarto. Pero nos priva de paisajes verdaderamente verdes, pero verdes con avaricia. En esta época, verde con múltiples colores de flores primaverales o verde con frutos, los almendrucos gordos y verdes que prometen almendras a montones. Es realmete hermoso.
       
                
Al divisar las paredes del picacho de "solo" 732 metros uno parece estar en otro lugar. La primera foto nos da una imagen abrupta, bestial. Pero al ganar altura en busca del comienzo del camino final, nos encontramos con un chalet casi terminado que corta la senda. No lo entiendo. Hasta él llega la carretera. Está rodeado de viejos bancales que se prolongan por todo el entorno.

Entre estos bancales aún se ven edificaciones que pertenecieron al poblado morisco de Garx o Garig. Allí nace el rió Algar. Algar. Garx. Nombre evidentemente relacionados.


Bolulla y Castell de Castells estaban unidos por un camino de herradura. Este subia por la izquierda del Castellet dando la izquierda al Morro Blau. Llegaba a Garig avanzaba camino de los Arcos de Aixortá. Terminaba en Castell de Castells. Cerca de Garig se dividía y partía camino de Tarbena. Otra joya de nuestra provincia. Cuna de Miguel Signes, el autor de "Tabarka".


            
La visión del chalet nos desvía camino de la cresta. En determinado punto puedes apearte de ella y continuar por la ruta normal. Con cuerda y sin los chavales podríamos haber seguido. Al cambiar la dirección de la vista, nos encontramos con el afilado colmillo del Bernia. Su cresta se presenta como un solo promontorio.

       
       
Vamos ganando altura por la afilada ruta y dejamos a nuestra espalda el Aixortá y a nuestra derecha el Morro Blau. Son picos que ya hemos subido con nuestro jóvenes acompañantes. Otro día veremos fotos de estas cumbres y de la agradable experiencia de subirlas.

        

         
Llegamos al punto en que hemos de abandonar la cresta y alcanzar la senda de la cumbre. Los primeros contrafuertes están próximos.

         
        
Unos muros bajos, derruidos dan paso a la primera ruina de altura, un torreón. El muro es de mampostería y este castillo de Garx es muy irregular. Aprovecha la morfología de la roca creando contrafuertes fáciles de defender. Bolulla y Garx así como su castillo fueron tomados en 1254 por las tropas de Jaime I. En 1290 encontramos toda la zona en manos de Bernat de Sarría menos, precisamente Bolulla Garx que pertenecen al Cabildo de Valencia. El poblado de Bolulla y la alquería de Garx quedaron vacíos con la expulsión de los naturales de la zona en 1609. Medio siglo más tarde en Bolulla hay 14 familias cristianas. Tarbena recibe a los menorquines.

       

            
Estamos junto a la entrada de la fortaleza y detrás de Jose, a la derecha de la foto vemos el chalet y entre los dos grupos, la carretera que se puede seguir con el coche.

        

          
Estamos arriba. En el patio del castillo. Con dos cortados a ambos lados y otro tras el lienzo de muralla que vemos. La vista es impresionante. Y más este año que ha llovido tanto.

          
             
Nuestros pequeños amigos han sacado su bandera. Me asombra su madurez. No hablan de fútbol. Se interesan por la historia del lugar en que estamos. Quico, conoce muy bien la historia de nuestra tierra y les da todo tipo de explicaciones. Se repite la costumbre.
          
Ahora a por el bocata. Y a ver el paisaje.

           

           
El delgado filo que nos separa del resto del macizo, impresiona. De nuevo el Bernia se recorta majestuoso.
             

       
El Mediterraneo rodea Sierra Helada y Benidorm. A la derecha empezamos a ver el Ponoch. El León Dormido de Gabriel Miró. Y como no, los plásticos de los nísperos.

          
       
El Ponoch, el pico del Puig Campana y las estribaciones del Morro Blau se sitúan a nuestro frente y de espaldas al Bernia, el Mooro Blau, el Aitxorta y los lienzos derruidos del castell de Garig.

           



          
Aquí vemos 180 grados de horizonte. Desde el Castellet hasta el Castellet. Si en la parte izquierda de la foto miro al mar, en la parte derecha, le doi la espalda.

       


Los cortes de la roca impresionan. Tarbena queda escondida por la zona vertical.


   
        
Estamos en una isla de piedra. En medio de un paraje hermoso.

          


         
Justo bajo el pico del Aitxorta, esta la puerta de entrada a la fortaleza. Me despido del punto cimero con una autofoto de recuerdo.

    

     
Antes de salir del recinto, visitamos el aljibe. Perfectamente conservado. Más grande de lo que creía.

         
     
Quico explica a los chavales como se conservaba el agua tan necesaria en aquellas alturas.

       

       
La estrecha puerta nos conduce a la senda.

     
      
Desde fuera hago la última foto del recinto. Los huecos pequeños eran el alojamiento de la madera que reforzaba la mampostería. Los grandes, aspilleras.

         

       
El camino se suaviza y la pendiente que llega alcanzar los 50 grados de inclinación nos da un respiro. Disparo una foto a la fortaleza disimulada por el verde y otra al Bernia. Ahora a toda prisa a Bolulla. Allí con los coches nos encaminaremos a la Nucia y ¡Paella para todos !
          


 
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