EL BALNEARIO DE BENIMARFULL

ARTÍCULO DE MANUEL SERRANO

      

Alcoi. 5 de mayo de 1868. Francisco Gisbert Payá

          

El tratamiento o la prevención de ciertas dolencias por medio de “aguas minero-medicinales”, es una herencia que desde épocas remotas, griegos, romanos y árabes, practicaron y durante muchos años, los balnearios, galerías de baños y manantiales constituyeron una forma de entender la vida; escenarios donde se albergaban las esperanzas de curación a través del agua.

       

Un repaso a las distintas épocas y periodos de nuestra historia nos permitiría conocer y reconocer los variados ejemplos y modelos de balnearios, los edificios que se construyeron a su alrededor, los entornos, sus promotores, finalizando con un análisis de la situación actual y su evolución en los últimos años. 

           

 

 

 

 

         

Existen numerosos estudios sobre balnearios y aguas medicinales, centrándose en su mayoría en análisis sociológicos, geográficos, históricos, médico-hidrológicos… etc., pero poco o casi nada se ha estudiado que haga referencia a su arquitectura.

      

Las excavaciones arqueológicas realizadas en los últimos años nos han permitido conocer con más precisión las características de las termas en los distintos lugares y los motivos de su implantación. Sin embargo en los siglos que mediaron entre la época medieval y la era Moderna, en que la aparición de epidemias de peste asolaron Europa, el miedo al contagio provocó el cierre de los establecimientos de baño públicos y las comunidades religiosas, que en esa época se difunden, serán las promotoras de establecimientos hospitalarios, fundamentalmente destinados a las clases más pobres, gentes modestas o peregrinos.

        

Es en los albores del siglo XVII, cuando florece un cierto interés por las aguas medicinales entre las clases aristocráticas, interesadas por el termalismo y más aún por la terapia de las aguas, que en nuestro país podemos fijar el siglo XVIII, como inicio del desarrollo de los distintos tipos de balnearios tal como hoy los conocemos y, ya a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las empresas explotadoras adaptan estos establecimientos ampliando los servicios, proporcionando un conjunto de actividades atractivas; salas de baile, casinos, quioscos, pabellones, etc., lo que da lugar a la aparición de una nueva clientela, no necesariamente enferma y esta suma de factores lúdico-medicinales, llevarán a estos establecimientos a atravesar su mejor momento. 

       

 

 

 

 

 

    

En nuestra provincia, el más renombrado es el de Aguas de Busot (Aigües), del siglo XIX, situado en la comarca del Camp d’Alacant.

       

En la parte más septentrional y lindando casi con la provincia de Valencia, en la pequeña población de Benimarfull se encuentra un balneario del que Pascual Madoz, hace una extensa descripción:

      

“…BENIMARFULL (BAÑOS DE) en la prov. de Alicante, part. jud. de Concentaina: SIT. á la bajada del puerto de Albayda ¼ de hora al E. del pueblo de su nombre en el cáuce del barranco denominado del Azufre, á quienes da origen una fuente llamada del Baral, que otros apodan de la agua podrida, con motivo de que su olor y sabor se parece mucho al de los huevos cuando se hallan en estado de putrefaccion, cuya circunstancia es propia y natural de las aguas sulfurosas. Desconocidas sus propiedades hasta hace poco mas de dos años, han sido asombrosos los resultados que desde entonces se han producido para la curacion de las afecciones herpéticas y cutáneas, como igualmente para la de las irritaciones del estómago, lo cual ha llamado la atencion de todos aquellos contornos que acuden presurosos á participar de tan benéficos efectos. A vista, pues, de unos resultados tan patentes, y deseando explotar aquellas aguas en favor de la humanidad, determinaron el dueño de la fuente y otras personas acomodadas, cuyos nombres desconocemos y que hubiéramos querido grabar aquí como señal de nuestro reconocimiento, determinaron, repetimos, el construir un decente edificio sobre el propio terreno en que ella brota, para proporcionar de ese modo á los enfermos la posible comodidad, no solo para beber dichas aguas, sino que para tomar baños generales y parciales: cuya obra, vista la rapidez con que en ella se trabaja, y los deseos de que se hallan animados sus promovedores, debe sin duda quedar concluida antes del mes de agosto. Y para que nuestros lectores tengan una idea de todas sus parles, vamos ahora á hacer una sucinta descripción de ella. El cuerpo del edificio tendrá unos 85 palmos de largo, dividido en dos naves con 3 pisos la de la fachada principal y 4 la segunda: en la primera hay un desahogado zaguan con una fuente á la testera y algunos poyos enclavados en las paredes; y en la testera de la segunda se vé un cuarto ó departamento con otra fuente de agua mineral para tomar baños parciales, y otros 3 con igual número de pilas de piedra, para los baños generales, á continuación de todo lo cual está colocada la caldera de agua caliente. A las espaldas del mismo edificio, se ha construido un estanque ó depósito de la misma agua cerrado por una bóveda de piedra con conductos y llaves bien acondicionadas para que no puedan evaporarse las partículas minerales que poseen la virtud medicinal. En los pisos altos se han construido 10 cuartos ó habitaciones con alcobas, armarios, mesas, sillas, espejos y tablados de cama, y se está preparando una especie de fonda que será servida por un cocinero inteligente, con todo género de comidas aun las mas delicadas y hasta de lujo, á precios bastante módicos. Todas estas disposiciones, unidas á la franqueza y afabilidad con que aquellos vec. se prestan á hospedar en sus casas á los que concurren á aprovecharse de las aguas, forman un conjunto de ventajas y comodidades de mucha consideracion, y que hasta ahora eran desconocidas. ¡Ojalá las utilidades de un establecimiento tan recomendable, compense las fatigas y los esfuerzos de las personas que se muestran tan sensibles á la desgracia, como amantes de la humanidad!...”. 

             

 

 

 

 

 

 

        

Como norma general, la mayoría de las instalaciones balnearias, disponían de una ermita o iglesia, destinada a satisfacer las necesidades religiosas de los residentes. Este balneario de Benimarfull contaba con una ermita dedicada a la Purísima Concepción, ubicada en un lateral del edificio principal. Ramón Candelas Orgilés nos hace la siguiente descripción:

“…Ermita fuera de culto. Aunque esta ermita ha sido y es propiedad particular, tuvo siempre la consideración de ermita pública.       
La ermita está situada en la parte trasera del edificio, en lo que eran los jardines del Balneario. Es una construcción en forma de prisma pentagonal, con tejado a dos aguas lo que determina en la fachada un pequeño frontón triangular. La fábrica es de mampostería y el vano de la puerta cercado de sillería. La planta rectangular, mide 8,65 m. por 4,50 m. En la antigua cabecera queda un retablo de escayola de estilo neoclásico que recuadra una hornacina plana y poco profunda, lugar en el que antiguamente ocupaba un lienzo de la Purísima Concepción. Cerrados los baños, la ermita dejó de realizar sus funciones…”.

        

Actualmente el conjunto del balneario se encuentra en un estado de conservación óptimo, tal como puede observarse en las imágenes. Según nos manifestó la persona encargada de las instalaciones, existe un proyecto para transformar este singular espacio, en un centro de alojamiento temporal, incluyendo servicios de restauración y celebraciones, rehabilitando para tal fin la pequeña ermita. A las afueras de Alicante, en la pedanía de La Vallonga, se encuentra la antigua casa-torre de Borgunyó, conocida también como Poblet de Borgunyó, acondicionada para similares fines.

Fuentes:
Pascual Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar; Ramón Candelas Orgilés. Las ermitas de la provincia de Alicante; Josep Sánchez Ferré. Historia de los balnearios en España, arquitectura-patrimonio-sociedad.