LA CERÁMICA DE TOLL DICE ADIOS

Hace ya algunos años, nuestro compañero Jesús Sánchez Campos publicó en la primigenia "Alicante Vivo" un artículo muy interesante sobre la Cerámica de Toll, un ejemplo más de nuestra arquitectura industrial que había (o estaba a punto) de desaparecer.

 

Como él mismo decía, "la historia se repite y la piqueta ha hecho su labor destructiva rápida y eficazmente, vamos que en cosa de horas la Cerámica del Toll se ha ido al garete con su emblema, la coqueta chimenea de ladrillo, que por si acaso, ha ido al suelo a primera hora no vaya ser que alguien se le ocurriera protestar. Ahora, sus oscuros hornos ven el sol por primera y última vez, han quedado desnudos, al aire mostrando su entramado de cocción, sus oscuras bocas enmudecen para siempre, ya nadie recordará el devenir de ladrillos huecos y "panchitos".

Y es que el progreso pide paso a gritos, avanza con paso firme y no da concesiones a nada ni a nadie. Desde luego, la Cerámica de Toll no era la octava maravilla, ni rascaba el cielo con su fumata olvidada, y estaba en un estado ruinoso de abandono... pero algo se podría haber reutilizado, algo se podía haber recolocado en el futuro para que los futuros vecinos sepan qué hubo bajo sus pies. Un gesto, un guiño al pasado... algo.

         

           

Y si las fotos superiores, que corresponden al año 2008, ya son de por sí demasiado explícitas, las fotografías actuales, tomadas hace apenas un par de días, causan dolor y tristeza a partes iguales.

        

¿Cuando aprenderemos a conjugar progreso con protección del patrimonio?