13 noviembre 2011

MERCADO CENTRAL. 90 AÑOS NO SON NADA


Emulando a Gardel y su famoso “sentir que es un soplo la vida y que 20 años no es nada”, creo justo y necesario felicitar a nuestro querido Mercado Central de Abastos por su inminente y nonagenario cumpleaños. Fue un 23 de Noviembre de 1921 cuando abría sus puertas por primera vez, aún nuevo e inconcluso, y aunque son muchos los alicantinos que comentan con elevadas dosis de añoranza aquello de “parece que fue ayer cuando se inauguró “la plaza”, lo cierto es que aquel edificio proyectado por el ingeniero Próspero Lafarga, y finiquitado por el genial arquitecto municipal Juan Vidal Ramos, ya pinta canas. No en vano, son nueve décadas (día más o día menos) las que han pasado desde aquella trascendental fecha.

Y sí... 90 años no son nada. Pero dan para mucho. Atrás quedaba el “Mercado Viejo”, construído en 1841 y ubicado en la Plaza de la Puerta del Mar. Fue el primero “de los que tuvo Alicante organizado y controlado por la autoridad municipal”, sito en nuestra actual y emblemática Casa Carbonell. Enrique Romeu Palazuelos, en su libro “Recordar Alicante”, nos contaba la legión de personajes curiosos y variopintos que circulaban por allí, como “los vendedores de gallinas vivas, con sus jaulas de tela de alambre, por donde Rosa la viuda preparaba sabrosos manjares: las ristras de embutidos, los blanquets, las morsilletes de seva, la longaniza, la butifarra catalana (...) Las cabras con sus campanillas y la lechera que las ordeñaba a la vista del cliente, llenando de leche tibia la medida de hojalata (...) Los pitos de los afiladores, con su escala musical inconfundible, el olor de las hierbas para las tisanas, que traían el aroma del campo lejano, “rabo de gato”, manzanilla, poleo, “quebrantahuesos” (cantueso)...”



Aquellos primeros puestos quedaron pronto pequeños, oscuros e insalubres, por lo que se decidió trasladarlos al Paseo de la Reina -hoy Rambla de Méndez Núñez-, ante las protestas de vecinos, vendedores y usuarios. Fue en pluma del periodista Fernando Gil Sánchez cuando supimos que el Alcalde D. Federico Soto Mollá ordenó ese cambio de ubicación, cansado de “ver la negra mole del antiestético mercado”, y al son de “lo colocaré en el sitio dónde más moleste a la población, y será el medio seguro de que pronto se construya uno nuevo”.

Alea jacta est. “Fumad papel Egipto”, rezaba la entrada al flamante –y emigrado- Mercado de Abastos del Paseo de la Reina, un curioso zoco al aire libre, “con su escalinata y pilastras con farolas y verjas de hierro”. La tradición de la terreta seguía activa, con sus “marchantes de aceitunas y variantes, pepinillos, cebollitas, aceitunas gordales y olivetes del cuquell, negras y pequeñas, aderezadas en salmuera con ruedas de limón y hojas de laurel”, pero ahora era más incómoda para los alicantinos, más sucia y con peores olores.

Fue por eso -o gracias a eso- que, tal y como había aventurado el señor Soto Mollá, las autoridades decidieron buscar de nuevo emplazamiento, más amplio, más cómodo y más moderno... que acabaría siendo, menos mal, el definitivo. Se eligió para ello una zona anexa a la Avenida de Alfonso El Sabio, la “pomposamente llamada Plaza de Balmes, que no era ni más ni menos que un verdadero descampado, resultante de la desaparición del antiguo Teatro Circo”. Corría el 9 de agosto de 1915. Más de siete años de trabajo y muchos alcaldes hicieron falta para terminar la obra; fueron tiempos complicados en lo económico y político, durante los cuales pasaron por el trono de la ciudad ediles que en algún caso duraban menos en su puesto que un caramelo en la puerta de un colegio.

La construcción del nuevo Mercado Central Abastos transcurrió con cierta normalidad, gracias en gran medida a un ilustre abogado del que hemos hablado de forma recurrente en las últimas semanas: José Guardiola Ortiz, recientemente trasladado al “Jardí del Silenci”. El señor Guardiola era Presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante (actual CAM..., no se asusten, por favor), y facilitó “el apoyo económico a través de un préstamo hipotecario que totalizó 900.000 pesetas sobre garantía del edificio y con un plazo de amortización de doce años”.
Más tarde llegaría la inauguración oficial, el 12 de Noviembre de 1922, un año después de abrir sus puertas al gran público por aquello de “hacerlo coincidir en elecciones municipales”. ¿Les suena a ustedes de algo? Banda de música incluída, sería el arquitecto Vidal Ramos y el abogado Guardiola Ortiz quienes hablaran de todo el proyecto de construcción en loor de multitudes, mientras el hijo del malogrado D. José Canalejas Méndez bautizaba el recinto con una corona de flores.

Lo cierto es que el Mercado Central, hoy febril punto de actividad y lugar de referencia social y económico de nuestra ciudad, es un vecino más de Alicante. Quizá tan querido -o más- como aquel primer e inolvidable “Mercado Viejo”. Ojalá cumpla 90 años más, por supuesto... y que todos nosotros lo veamos. Es lo mínimo que se desea a aquello que forma parte de nuestra propia vida.

¡¡FELICIDADES!!

JUAN JOSÉ AMORES

 
La Asociación Cultural Alicante Vivo se reserva el derecho de moderación, eliminación de comentarios malintencionados, con lenguaje ofensivo o spam. Las opiniones aquí vertidas por terceras personas no representan a la Asociación Cultural Alicante Vivo.