17 abril 2007

EL HERCULES C.F.


"Y cuando todo parecia estar perdido,entre el humo de la contienda,algo comenzo a moverse.Hercules apoyandose en su estandarte se irguio como un titan.Y cuentan que el sol se abrio paso entre las nubes iluminando al guerrero.Y todas las voces se unieron aclamando un solo nombre:Hercules!! Hercules!! Hercules!! "
Los Primeros gritos de ¡Hércules, Hércules! se escucharon por primera vez en el Paseo de Gomis, mientras corrían, tras una pelota de trapo, un grupo de chavales que tenían señalizadas las porterías con prendas de vestir de jugadores y libros amontonados. Vicente Pastor Alfosea, conocido por sus amigos como "El Chepa", fue el fundador de aquel equipo para infantiles, al que le quiso denominar como el semidiós mitológico. Vicente Pastor soñó con un equipo de fútbol fuerte. De ahí que fundara un equipo con chavales. Su deformación física, cuando rodó con 2 años escaleras abajo por un descuido de su cuidadora, le aportó la denominación siempre cariñosa de "El Chepa".
Ya en la prensa de Alicante aparece que el Hércules fue campeón infantil de un torneo local en 1918. Por aquel entonces existían en alicante algunos equipos que acaparaban la atención, como Lucentum y Bellas Artes, que eran un poco espejo de los chavales del Hércules.









Imágenes de las primeras alineaciones del Hércules a principios de los años 20 (por cortesía de
HCFHistoria)


En 1922 se federó y quedó inscrito en la Región Regional Levantina, con Alberto Misó como presidente. Aquellos del Hércules, en sus partidos por donde está ahora la calle Alemania o en los terrenos del barranco de Benalúa, se convirtieron en realidad y el Hércules creció y creció. En 1932 inauguró el Estadio Bardín.
Dos años, más tarde ascendió a Primera División.
El Hércules tocó el techo de la gloria futbolística, respaldado por un coquetón y cómodo Estadio Bardín en la campaña 34-35. En su debut en Primera logró una clasificación admirable: un sexto puesto. Pero aquel sueño dorado se rompió en mil pedazos a golpe de cañonazos. La Guerra Civil con tres años despiadados, dejaron su huella. Tras la paz se intentó recomponer. La contienda había separado física e ideológicamente a los jugadores entre los dos bandos. De campos de concentración salieron Maciá y Blázquez, mientras Mendizábal murió como piloto tras ser derribado su avión. Manuel Suárez Begoña, el entrenador, fue encontrado muerto en una cuneta de Aguas de Busot.
Todavía en la campaña 39-40 se pudo hacer un papel digno en Primera, pero los jugadores se habían cargado de añosy no fue fácil sustituirlos. En la campaña 41-42 llegó el primer descenso. Quiso resurgir el Hércules pero no hubo ni dinero ni acierto en los fichajes y sí otro ascenso en la campaña 44-45. Aquello fue un quiero y no puedo y se volvió a peregrinar por Segunda.
Nueve años militó el Hércules en Segunda División hasta que llegó el ascenso en la campaña 53-54 en un memorable Hércules-Osasuna con Amadeo Sánchez en el puente de mando técnico. Quedaron atrás los intentos de volver a Primera con Alfonso Guixot conopresidente y Gaspar Rubio como entrenador. Tuvo que ser con una Directiva presidida por Juanito Pastor, el primer olímpico alicantino, y detrás el apoyo de Jesús Aramburu, entonces Gobernador Civil, cuando el Hércules brilló con intensidad con la veteranía de Pina, Ernesto, Calsita y la juventud de Durán, Roth y Marsal, tres juveniles cedidos por el Real Madrid.
Se ilusionó la afición y el Hércules, nuevamente en Primera, se despidió del Estadio Bardín y comenzó una nueva etapa en La Viña. Volvió Alfonso Guixot a la presidencia, pero un infarto se lo llevó por delante y el club se resintió y volvió a rodar a Segunda con una afición nuevamente desconcertada.
Tras abandonar la Primera División, le aguardaron al Hércules diez años de acusada penuria con un descenso a Tercera en 1958 por una deuda de 25.000 pesetas, demandadas por el ex-directivo Joaquín Ponce. El entonces alcalde de Alicante, Agatángelo Soler, se encargó de recuperarlos de nuevo para el club. Volvió el Hércules a rehacer su prestigio en la campaña 65-66 con un nuevo ascenso a Primera, con Luis Belló como entrenador. La presidencia la ostentaba Ferrer Stengre, que tuvo visión de futuro y dejó señal de compra de los terrenos que luego serían del estadio Rico Pérez. Pero se encontró muy solo y mal aconsejado. Finalmente, hubo un descenso rápido y casi derrumbamiento total con desplome a Tercera División, hasta que surgió la etapa de Tomás Tarruella.
La llegada a la presidencia del Hércules de Tomás Tarruella fue providencial, ya que supo galvanizar a la afición para el resurgimiento del club. Organizó verbenas, tómbolas, corridas de toros y despertó a la afición, que escoltó al equipo por el largo peregrinar por Tercera división. No hubo acierto y se malogró el ascenso. Pero llegó César y, en un partido de promoción contra Osasuna, se regresó a Segunda División.
Con Miguel Luis Vidal Masanet al frente de una gestora, se dejó paso a José Rico Pérez para la presidencia. El Hércules se recuperó y pagó la hipoteca sobre La Viña, que se vendió. En los terrenos que le club disponía en la ladera del castillo de San Fernando se planificó el nuevo estadio, auque con el susto de una promoción de permanencia contra el Cartagena. El húngaro Janos Kalmar trajo el sosiego al banquillo herculano y, un año más tarde, Arsenio Iglesias convirtió en el pistoletazo de salida de los años más glorioso del Hércules.
Se afianzó José Rico Pérez en la presidencia rodeado de buenos técnicos y colaboradores. Hubo acierto en los fichajes y se construyó el estadio. Coincidieron inauguración y ascenso a Primera, y la afición vibró con una etapa dorada de ocho campañas consecutivas en la división de honor. El Hércules logró un quinto y sexto puesto en dos temporadas: al equipo de Alicante se le miraba como una revelación.
Luego llegó el aliciente del estadio Rico Pérez, sede del Mundial 82. La campaña 75-76 acabó con el Hércules en sexto lugar en Primera.
Después de los éxitos, apareció de nuevo la resaca. Inversiones excesivas, descensos a Segunda, crisis en la presidencia, directivos con más atención al acoso y derribo que a la labor deportiva. El Hércules se convirtió en un equipo ascensor en la primera mitad de los 80. Un año en Primera, otro en Segunda. El éxito más sonado fue el triunfo al Real Madrid en el Bernabeu, que permitió al Hércules eludir el descenso en el 84. Con las dimisiones, aumento de deudas, y el desfile de entrenadores,el equipo rodó hasta el pozo de Segunda B con cinco penosas campañas si ver la luz del futuro y la esperanza.
La provincial llegada de Aniceto Benito a la Directiva planificó el futuro: salir de Segunda B, saldar deudas, convertir el club en Sociedad Anónima Deportiva y lograr el ascenso a Primera División...
En cuatro años se logró el objetivo. El Ayuntamiento, bajo la presidencia de Angel Luna, compró el estadio por mil millones y el Hércules salió a flote. Quedaron atrás, como pesadillas, el peregrinar por Segunda B y la amenazante losa de la deuda. La vuelta a la élite del fútbol es un éxito deportivo de primera magnitud. Pero igual de importante es la buena salud económica y la planificación que han introducido los dirigentes del Consejo de Administración del Hércules SAD. Y no lo es menor el fervor con que la afición vive y alimenta la "Herculesmanía". Estos tres aspectos fueron los pilares sobre los que se asentó un equipo que aspira a mantenerse entre los grandes y consolidar al Hércules, de una vez por todas, en el lugar que le corresponde por la entidad histórica del club y de la ciudad a la que representa.
La salida del pozo se inició en el año 93, cuando el Hércules consiguió abandonar la Segunda B. Desde entonces todo fue cuestión de paciencia. Tal como prometió Aniceto Benito hace unos años, el Hércules vuelve a empezar su andadura por la gloria del fútbol español y a convertirse en un símbolo para los alicantinos.
¡Veremos hasta donde es capaz de llegar!

 
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