10 julio 2007

HISTORIAS DEL PASEITO DE RAMIRO (I): "LOS ULTIMOS DE FILIPINAS"

Todo comenzó en la noche del 3 al 4 de Octubre de 1.897, cuando un grupo de cuadrilleros filipinos se sublevó a las tropas españolas en Baler. La insurrección se había propagado rápidamente por todo el país, y poco a poco los demás enclaves españoles en Filipinas iban cayendo, hasta que el 11 de Enero de 1.898 se firma el Tratado de Biac-na-bata, por el cual se puso un breve paréntesis a los enfrentamientos entre las tropas españolas y los sublevados de Filipinas aunque los enfrentamientos continuaron.
En tanto esto ocurría, en la pequeña localidad Filipina de Baler unos cuantos soldados resistían los continuos ataques de los indígenas insurgentes, que el 30 de Junio habían vuelto a atacar a las tropas españolas destinadas en esta localidad. Su ataque fue todo un éxito, y las tropas españolas se vieron forzadas a buscar un lugar seguro para guarecerse de los ataques de los insurgentes. La Iglesia presentaba unas condiciones óptimas para resistir el asalto hasta que los refuerzos llegasen, pero esos refuerzos nunca llegarían. Los días iban pasando, y a pesar de haberse preparado comida para resistir, la escasez de alimentos se hizo cada vez más evidente. Lo sitiadores lanzaron varios ultimátums a los sitiados, pero el Teniente Saturnino Martín Cerezo, al mando de la guarnición, decidió resistir hasta el final. Las enfermedades, mas concretamente el Beriberi (producida por una falta de vitamina B), iban apareciendo entre los que quedaban de las 54 personas iniciales. Los nervios estaban a flor de piel, la comida era escasa y muchos pensaron en desertar, este fue el caso de dos jóvenes, González Toca y Antonio Menache, que días antes de la capitulación fueron fusilados por orden de Martín Cerezo.
El 17 de Agosto, Manila cayó, y así se lo comunicaron a los sitiados, que siguiendo el reglamento del ejército y desconfiados de las informaciones que les proporcionaban los indígenas, se mantuvieron firmes y defendieron vigorosamente la última posesión española en Filipinas, una pequeña iglesia de Baler. Pero la paz se fraguó el 10 de diciembre de 1898 cuando se firmaba en París el tratado por el que España vendía a Estados Unidos, por 20 millones de dólares, el archipiélago filipino que puso fin al conflicto entre ambas potencias. Se les hizo llegar la noticia a los españoles sitiados, altos mandos militares fueron para convencerles de que depusieran las armas, pero los soldados creyeron que todo era una estratagema de los indígenas filipinos para capturarlos y aniquilarlos posteriormente. Así permanecieron hasta que el Teniente Cerezo "abrió los ojos" y pudo verificar que efectivamente, la guerra había acabado. Fue entonces cuando llamó al corneta, Santos González Roncal, vecino de la localidad de Mallén y le mandó tocar atención, llamada, rendición.

La bandera blanca fue izada y el otro lado depuso el fuego tras 337 dias de resistencia. El 30 de junio de 1899 el presidente de la República de Filipinas, Emilio Aguinaldo, había escrito: 'Habiéndose hecho acreedoras a la admiración del mundo entero las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo... Vengo a disponer lo siguiente: Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos'.
El 1 de Septiembre llegaron a Barcelona los 33 supervivientes que fueron recibidos como héroes, aunque luego fueron olvidados por las autoridades y no se les reconoció sus méritos hasta un siglo después.
En 1945, se rodó la historia de "Los Ultimos de Filipinas" como una gesta imperial en clave épica y nostálgica de ensalzamiento de los valores patrios.
¿Pero que relación guarda esta historia con nuestro Paseito de Ramiro, que nexo de unión existe entre los ultimos de Filipinas y nuestro Alicante?...
Lo sabremos en el próximo episodio de Historias encadenadas.
Info:BELSINON

 
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