Lugar de moriscos, formaba parte de la parroquia y baronía de Planes.
El 1534 fue incorporada a la rectoría de Catamarruc hasta que en el año 1574, con una población de 140 moriscos, se erigió en parroquia independiente juntamente con el anexo de Benialfaquí, aunque esta separación no tendría carácter efectivo hasta el año 1619, diez años más tarde de su despoblamiento por la expulsión de los moriscos.
El perfil de Almudaina, coronado por un cerro vecino a la sierra que lleva su nombre, y rodeado de una vegetación de cultivo abundante en almendros y cerezos, es característico de la montaña alicantina. Su nombre, de origen islámico, guarda relación con los almacenes de cereales y trigo. La evidencia de ese origen se halla en pleno casco urbano, en la torre árabe que en tiempo fue ese almacén.
Es una población pequeña y tranquila, de 150 habitantes. La cereza tiene un peso específico en su economía, pero ya no se dedican a ella en la totalidad de su tiempo.
Su altitud, que acaricia los 600 metros sobre el nivel del mar, hace de Almudaina un lugar apetecido por propios y extraños para pasar el verano.
El paseo hacia la ermita del Santísimo Cristo ofrece vistas inigualables del norte de la provincia.
El 1534 fue incorporada a la rectoría de Catamarruc hasta que en el año 1574, con una población de 140 moriscos, se erigió en parroquia independiente juntamente con el anexo de Benialfaquí, aunque esta separación no tendría carácter efectivo hasta el año 1619, diez años más tarde de su despoblamiento por la expulsión de los moriscos.
El perfil de Almudaina, coronado por un cerro vecino a la sierra que lleva su nombre, y rodeado de una vegetación de cultivo abundante en almendros y cerezos, es característico de la montaña alicantina. Su nombre, de origen islámico, guarda relación con los almacenes de cereales y trigo. La evidencia de ese origen se halla en pleno casco urbano, en la torre árabe que en tiempo fue ese almacén.
Es una población pequeña y tranquila, de 150 habitantes. La cereza tiene un peso específico en su economía, pero ya no se dedican a ella en la totalidad de su tiempo.
Su altitud, que acaricia los 600 metros sobre el nivel del mar, hace de Almudaina un lugar apetecido por propios y extraños para pasar el verano.
El paseo hacia la ermita del Santísimo Cristo ofrece vistas inigualables del norte de la provincia.