11 agosto 2007

EL MOTÍN DEL ARRABAL DE ELCHE

Elche.
1766.
Domingo.
13 de Abril.

La gente del pueblo se va arremolinando bajo la ventana del Ayuntamiento. Se empiezan a oir gritos en contra del alcalde y contra el arrendamiento del más importante de los alimentos: el pan.
Jaime Cerdán "Montero" aprovecha la ocasión para amotinar a los vecinos y comenzar el asalto.
La gente entra por los soportales, lanzan piedras, se apoderan del edificio, toman la sala capitular y el alcalde huye por la azotea.
"Montero" está orgulloso.
Pero.... ¿por qué se ha llegado a este extremo?
Retrocedamos en el tiempo la friolera de 341 años.
Todo el pueblo de España se había levantado en contra de Esquilache por la creciente hambruna de las clases bajas y las constantes subidas de precio de los productos de primera necesidad. Incendios, saqueos, asesinatos, motines, huída del rey a Aranjuez y del propio Esquilache a Sicilia...
Carlos III, en una última oportunidad desesperada, rogó a los duques de Medinaceli y de Arcos (muy queridos por el pueblo llano) que hablaran con los amotinados y los calmaran.
Poco se consiguió.
Tras la imposibilidad de frenar la situación, el duque de Arcos aconsejó al rey que pasara a cuchillo a los cabecillas de la sublevación popular.
En nuestra provincia, el duque de Arcos había heredado el señorío de Elche, Aspe, Crevillente y Santa Pola. Los bienes que administraba el arrabal de Elche eran muy pocos y, entre ellos, estaban las panaderías.
Dueños de la situación, los arrabaleros se dirigieron a la ciudad protestando por el alza de los precios de dicho producto.
Fue una marcha histórica.
Pasaron por el arco que había en la "botigueta de la Aurora", siguieron por la calle San Jorge, la Troneta y desembocaron en la Plaza Mayor. Pidieron audiencia y entraron en la sala capitular. A gritos expusieron sus motivos.
Afueran sonaron las campanas de Calendura que tañían las 10.
La violencia parecía que iba a estallar.
El alcalde, para evitar males mayores, prometió quitarles los arbitriós a algunos productos y la aduana del duque. "Montero" exigió la promulgación de un bando.
Y así se hizo.
La multitud agarró al escribano público, Don José Gomez Sanchez Osorio y Galvís, y se lo llevaron violentamente. Tras un redoble de tambor, le obligaron a leer: "Por orden de la autoridad se hace saber..." Acabada la lectura, le obligaron a fijar los papeles en las puertas de todas las casas (cuando el escribano regresó a su vivienda, los doctores municipales tuvieron que aplicarle varias sangrías para calmar sus nervios)
Al día siguiente, se reprodujeron los incidentes, invadiendo las propiedades del duque. Llevaron a las autoridades del Ayuntamiento a la plaza y les obligaron a aclamar por tres veces al rey, reconociéndole como único señor y no al duque de Arcos. Su petición era clara: que el arrabal de San Juan se incorporara a la corona, con los mismos goces y privilegios que tenía antaño.
Durante las semanas sucesivas, el enfrentamiento con el duque fue tal que rompieron todos los escudos ducales existentes en los dos ayuntamientos, rematando la labor con la destrucción de una vieja horca en la que se ejecutaba a los sentenciados. También se cambiaron las armas de las sepulturas de la basílica.
El día 20, domingo, un grupo de arrabaleros tomó el castillo de Santa Pola y las tierras que el duque tenía en la Sierra del Molar.
Llegado el juez de la Real Audiencia de Valencia, y enterado de todo lo sucedido en Elche, ordenó la detención de los cabecillas de la revuelta (incluído "Montero") y la devolución al duque de sus regalías. Los detenidos fueron encerrados en el Castillo de Santa Bárbara, en Alicante.
Así ha sido siempre la justicia.
Por culpa del alto precio del pan, unos sencillos arrabaleros habían sido detenidos como criminales.
Ya lo dijo Jesús: "Bienaventurados los pobres, pues de ellos será el Reino de los Cielos".
Todo por defender el derecho al pan.
Para que el pan fuera a parar a los labriegos y jornaleros.... y no al duque.
Con el tiempo, las aguas volvieron a su cauce.
La explotación del señor feudal, acabó parcialmente el 26 de Noviembre de 1766.
Tras 200 años de lucha y muerte.
El Supremo Consejo de Castilla suprimió el arbitrio de las cuatro panaderías que habían en Elche.
Y de este modo cualquier ciudadano podía cocer pan por su cuenta.
¡200 años para poder cocer pan en la intimidad de tu casa!
El pan nuestro de cada día.
INFO: Juan Luis Román del Cerro.

 
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