24 septiembre 2007

LA GENERACIÓN DE LOS 80´s


Este artículo lo escribí hace mucho tiempo.
Fue extraído, en parte, de una web humorística en la que el autor pretendía reivindicar la generación de los años 80.
Yo fui uno de ellos.
Nací en 1973, hace ya treinta y tantos..., pero no tuve conciencia del entorno que me rodeaba hasta bien entrados los 80.
Por lo tanto, aunque estuviera más cerca de los 70 que de los 80, siempre digo que pertenezco a los otros.
Algunos os preguntaréis a qué se deben estas palabras. Más aún cuando nuestra web trata de la Historia de Alicante y Provincia.
La respuesta es muy sencilla: he descubierto unas cuántas fotografías del Alicante de mis años, del que me vio nacer y por el que caminé mucho años cogido de la mano de mis padres.
Es un toque nostálgico que me gustaría compartir con todos vosotros.
Quizá el tiempo plomizo, lluvioso y otoñal de Septiembre me obligue a ello.
Espero que os guste:

La explanada por la que paseé. Finales de los años 60

Mi generación no estuvo en la Guerra Civil, ni en Mayo del 68, ni corrimos delante de los grises. Tampoco votamos la Constitución (nunca podré decir que me engañaron, jejejeje) y nuestra Memoria Histórica comienza con el Tricicle en las Olimpiadas del 92.
Sin embargo, aunque no nacimos en una dictadura, siempre hemos tenido una conciencia plena de lo que es y significa "democrácia".
Por no vivir activamente la Transición, nuestros padres decían que estábamos carentes de ideales... Pero la verdad era otra: sabíamos de política algo más que ellos... y mucho más de lo que aprendió nuestra generación posterior.

Puerta del Mar y Paseo de Gomiz en los años 70. La fuente como elemento de modernidad

Somos los últimos que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba y la goma; a su vez, somos los primeros que hemos jugado a videojuegos, hemos ido a Parques Temáticos de Atracciones (no quiero bromas con Terra Mítica) o visto dibujos animados en color.
Los Reyes Magos pocas veces nos traían lo que pedíamos, pero oíamos sin parar "estos chavales de hoy lo tienen todo"
Se nos ha etiquetado de generación X (para mí la X representaba un tesoro en el mapa o una película erótica), sin sentidos ni sentimientos. Pero, ojo, lloramos con la muerte de Chanquete, con la madre de Marco y con ET.
Somos una generación que no vimos a Maradona jugar pero sí campañas contra la droga junto a Julio Alberto.

Maisonave a finales de los 60. Aún no está el Corte Ingles. Se construye el Gran Sol

Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 15 años.
Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso, y los últimos en hacer Bup y Cou. Hemos sido las cobayas en el programa educativo más cutre de la historia (la "Reforma") y en el programa laboral más penoso (las ETT).
Tuvimos la suerte (o desgracia) de aprender lo que era el terrorismo de ETA contando chistes de Irene Villa; gritamos OTAN no bases fuera, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre (anda, abrir un libro de Historia).
Enseñamos a programar el video a nuestros padres para que se grabaran el final del UN, DOS, TRES, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos los primeros móviles (llamados ladrillos) y creímos que Internet sería un mundo libre (el Luisma es tonto).

Vista de la fachada marítima. Se está construyendo el Edificio de Alicante. Años 60

Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema el “panadero”. Los que recordamos a Enrique del Pozo cantando con Ana y no haciendo el gilipollas en televisión. Los que comíamos Phosquitos y Tigretones a docenas, aunque aquello que empezaba (algo llamado Bollycao) no estaba del todo mal.
Somos la generación del “El coche fantástico” y “Oliver y Benjí. La generación que pasó noches calenturientas pensando en "las mamachichos".
¡Ah, y los que se parten de risa cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial!
Este artículo está dedicado a las personas que nacieron entre 1970 y 1980, a los que han vivido las fotografías que os pongo aquí
Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad, sin sillitas especiales, sin air-bags; hacíamos viajes de más de 3 horas sin descanso con cinco personas en el coche y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños (¿o es de bombas?). Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal oxidado y con esquinas en pico. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar. En nuestra época, todos los productos tenían colorantes y conservantes… y mira… seguimos vivos.

El Palmeral y San Gabriel. Carretera que me recorrí miles de veces hasta la playa del Saladar

Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos a casa cuando se encendían las luces. No había móviles. Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos. Nos rompíamos los huesos y los dientes en las peleas... y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, ya que eran cosas de niños y se curaban con mercromina (roja) y unos puntos.
Y, al día siguiente, todos contentos y amigos enseñando las cicatrices.
Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ¡¡¡ ruedas!!!
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada (bueno, algunas voceras). Y ligábamos con las niñas jugando a beso, verdad y atrevimiento, o al conejo de la suerte. Nunca usamos un chat para decirles “: )” “: D” “: P”..
Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias.
No había nadie para resolver eso.
Respetábamos a nuestros padres, mayores y educadores.
Tuvimos libertad, fracaso, respeto, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
Así fuimos nosotros.

Playa de San Juan en plena construcción.

Como habréis visto, mi alegato no está en contra de nadie.
La experiencia me ha llevado a conocer a muchas personas de generaciones posteriores que son mejores que nosotros.... En todo.
Pero quería recordar cómo éramos y lo que hacíamos.
¡No quiero olvidarlo nunca!
Porque nadie es tan bueno o tan malo como lo pintan, todo depende ...

 
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