02 octubre 2007

GUADALEST: UN CASTILLO Y MUCHA HISTORIA

"Caminante, detente y medita en la maravillosa obra de Dios y en el efímero paso por la vida. Guadalest te ruega respeto por sus muertos".
(Inscripción grabada a la entrada del Cementerio de Guadalest)

Aunque pueda parecer lo contrario, Castell de Guadalest es una pequeña población de 204 habitantes situada en la parte norte de la comarca de la Marina Baixa.
Y digo "pueda parecer lo contrario" porque el turismo de masas lo ha hecho mundialmente famoso.
Su nombre está inexorablemente unido al negocio, pero no nos engañemos: para el alicantino conocedor de su provincia, Guadalest siempre ha sido (y será) un pequeño pueblecito de nuestras montañas.
Eso sí.... ¡vaya pedazo de montañas!
El municipio está enclavado en el valle del mismo nombre y está bordeado por las máximas alturas de la provincia. Al norte está la Sierra Aixortà (1126 m), al sur está la Sierra de Aitana (1558 m) y hacia el oeste, se encuentra la Sierra Serrella (1361 m).
Una de sus mayores grandezas radica en los maravillosos y brillantes pueblos que lo circundan. Así tenemos al norte Castell de Castells, al este Bolulla y Callosa d'En Sarrià, al oeste Benimantell y al sur Polop de La Marina.
Su clima, de tipo Mediterráneo, difiere un poco (bastante) del de la costa, con inviernos mucho más frescos y veranos más agradables.
En cuanto a las comunicaciones, las dos maneras más sencillas de acceder a Guadalest son las siguientes:
1-. Se coge la carretera CV-70 en La Nucia y de aquí ya se continúa hasta nuestro destino.
2-. Podemos coger la carretera CV-755 en Altea la Vella, pasamos por Callosa d'En Sarrià y finalmente llegamos a El Castell de Guadalest.
Guadalest, existente ya en la época musulmana, retuvo después de la conquista cristiana una abundante población islámica bajo el señorío de distintos nobles catalano-aragoneses.
El rey Jaime II donó en feudo el Castillo de Guadalest a Bernardo de Sarrià en 1293 y aquí empezó un período de 42 años, durante el cual el castillo y toda la comarca pertenecieron a la familia Sarrià.
Dejando a un lado los cambios de señoríos y marquesados por los que ha pasado la población en los últimos cinco siglos (y que nos aburriría en exceso) podríamos citar algunos datos relevantes en la historia reciente de Guadalest que cambiaron su fisionomía actual.
- En 1609 los moriscos, población mayoritaria del valle, fueron expulsados, creándose un gran vacío demográfico que se intentó llenar con la Carta Puebla de 1611 (de la que hablaremos en otro artículo).
- El 22 de junio de 1644, se produce un terremoto que destrozó el Castillo y en diciembre del mismo año, vuelve a repetirse otro seísmo de gran intensidad.
- En 1748 y en 1752, tienen lugar nuevos terremotos, pero menos importantes que los anteriores.
- Durante la Guerra de Sucesión, en 1708, el Castillo de San José sufrió una voladura que afectó gravemente su ala oeste. La Casa Orduña fue incendiada.
Ya en el siglo XX, Castell de Guadalest sufre sus cambios más importantes: en 1953 se empieza a construir el embalse que será terminado en 1971; el turismo descubre la población y la invade; en 1974 es declarado Conjunto Histórico-Artístico; el Recinto Amurallado queda sujeto al decreto de Protección Genérica de los Castillos Españoles de 22 de Abril de 1949; en 1980 recibe la Placa de Bronce al Mérito Turístico y en 1981, el Tercer Premio de los Nacionales de Turismo al Embellecimiento y Mejora de los pueblos de España.

Lavadero del pueblo. En la cuesta que asciende hasta el castillo, aún no encontramos ninguna tienda de regalos. Eso llegaría varias décadas después.

En las entrañas del pueblo, no hay nada como unos minutos de charla.

Familia del pueblo, en la que no podía faltar el cura y el pájaro.

Cerca del mar, pero ya tierra adentro, este conjunto urbano está lleno de tiendas de regalos, de los más variopintos y etnográficos objetos de artesanía, los museos más curiosos de la provincia y una privilegiada ubicación física, plasmada en unas magníficas vistas sobre el valle.
¿Quedará alguien en esta tierra que no se haya detenido por un instante para admirar el impactante escenario que tenemos delante nuestra?
Nuestra experiencia es la cientos de miles de personas..., con la salvedad de haber visitado Guadalest alrededor de 20 veces en nuestra vida.
Pero nunca deja de sorprendernos.
Nos asomamos a uno de sus múltiples miradores y la impresionante quebrada que baja hasta el pantano nos deja sin aliento.
La brisa fresca y húmeda.... el olor silvestre.... el ulular del viento....
Es una de las imágenes más emblemáticas a las que podemos asistir... y un baluarte para el turismo verde de la Costa Blanca.
En esta ocasión, "Alicante Vivo" se ha permitido el lujo de subir a lo alto del Castillo San José (cementerio) a través de la Casa Orduña.
El conjunto que forman el esbelto campanario y el túnel de acceso al casco antiguo, resultan embriagadores. Ambos están situados en una mole granítica de belleza muy particular.
Las fotografías que hemos realizado corresponden, muchas de ellas, a la zona alta de la población.
Espero que os guste.
Ninguna de ellas trasmite la grandeza real del entorno....
Pero supongo que es lo mejor que os podemos ofrecer.
Ojalá os gusten.

Entorno natural que nos encontramos durante el recorrido que lleva de Polop a Guadalest. Las montañas rocosas y ásperas han dado paso al más grande pulmón natural de la provincia. La montaña que aparece detrás de Guadalest y que lo empequeñece, es la Serrella. ¡Ni más ni menos!

Antes de subir al pueblo, no hay nada como visitar la presa del Pantano de Guadalest y sobrecogerte con la fuerza de la naturaleza. La sensación de vértigo se acrecenta con el ulular del viento y la brisa al golpear tu rostro. ¡Ahí somos libres!

Varias fotografías de nuestro recorrido hacia la cumbre. Todo lo hermoso y lo bello que dejemos a nuestros pies nos empequeñece como personas y como seres humanos.

El cementerio. Un respeto para los que ya no están con nosotros.

Un túnel entre montañas. Quizá un agujero negro para llevarnos al pasado

Antes de irnos, no hay nada como un paseo lúdico por las tiendas del pueblo. Mi mujer y yo tenemos una tradición que nunca dejamos pasar: comprar un tarro de miel natural.

Fotos Antiguas: El Ojo del Tiempo en la Provincia de Alicante

 
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