03 octubre 2007

LA DICHOSA PIEDRECITA

Como decía Abraracurcix en los comics de Asterix y Obelix, él sólo tenía miedo a que el cielo se desplomara (o desplomase) encima suya.
Y eso, por lo visto, nunca iba a suceder.
Pues, fíjese usted por donde, señor Abrara, eso sí ocurre en Alicante.
Justo unos meses después de haber inaugurado (con todos los honores) el TRAM, justo unas semanas después de aparecer una “arruga” en la mejilla de la cara del moro, y justo unos días después de anunciar a bombo y platillo la construcción de un teleférico que una el puerto con el castillo, va y se nos cae una piedrecita de 7000 kilos sobre nuestras cabezas.
¡Vaya por Dios!
Mira que se puede llegar a ser oportuna.
Con lo bien que se estaba allí arriba, quietecita y mona.
Veamos la noticia tal y como la publica el Diario Información:
“El desprendimiento de un bloque de tierra compacta de unas siete toneladas de peso obligó ayer a cortar la línea del TRAM entre la parada de la Isleta y las estaciones de Puerta del Mar y Mercado Central. El incidente ocurrió a la altura del edificio Rocafel 17, en el tramo de vía única, sobre las ocho y cuarto de la mañana, según relataron vecinos del inmueble. A esa hora los residentes en el citado edificio de la calle Sol Naciente oyeron un estruendo y, cuando se asomaron, comprobaron que habían caído unas rocas y tierra sobre las vías. Lo peor fue que, en lo alto, apenas sujeta por una malla metálica, había un enorme bloque de tierra que amenazada con desprenderse sobre la vía, llevándose por delante la catenaria. Al poco, comenzó a llegar al lugar personal de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), Policía Local, Bomberos, y el delegado de Seguridad, Pablo Suárez, quien explicó que «se ha tenido que cortar la vía y la calle por motivos de seguridad y no se va a abrir mientras exista algo de riesgo».
El presidente de la comunidad de vecinos de Rocafel 17, Jesús Cereijo, explicó que «hace tiempo ya pedimos al Ayuntamiento que arreglase esa zona porque se habían producido ya pequeños desprendimientos, así que estimábamos que la red no era suficiente y que había que protegerlo mejor. Lo que no imaginábamos es que se iba a desprender ese peñasco”.

Podríamos dejar este hecho como un incidente aislado.
Al fin de cuentas, como dijo el presidente de la Asociación de Vecinos, ¿quién se lo iba a imaginar?
Parémonos a ver la situación: “niño, no te acerques a la montaña que aquí llueven piedras”.
Pero claro..., luego salen nuestros dirigentes (del PP, por supuesto) y nos tratan de tontos-del-pueblo diciendo que la culpa ha sido de las últimas lluvias y de un corrimiento de tierra producido por estas.
Carajo, como si no hubiera llovido en Alicante nunca.
¿Qué pasaría en Bilbao?
¿Saldría la gente a la calle con casco?
Aunque el Luisma es tonto, todos nos tememos que hay una causa-efecto entre la (mala y rápida) construcción del Tram, con sus inmensas y potentes tuneladoras, y los daños que se están produciendo en el Benacantill.
Pero claro, eso nunca lo sabremos.
Sólo espero que mi querido Castillo de Santa Bárbara se quede allí arriba inmovil.
Porque, como se nos derrumbe sobre nuestras cabezas, aquí rodarán más de una.
Estáis avisados

 
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