20 diciembre 2007

EL COMERCIO TRADICIONAL ALICANTINO

El apoyo del Concejo de Alicante en la Guerra de Sucesión a la causa de quien reinaría como Felipe V fue recompensado por la corona con una serie de concesiones comerciales a favor del puerto de Alicante que supondría una profunda transformación de la ciudad. El incremento de la actividad marítima, al ser el primer puerto del Mediterráneo español autorizado para el tráfico con América, trajo hasta Alicante a familias de comerciantes de Escocia, Inglaterra, Francia e Italia, cuyos apellidos siguen presente hoy en la ciudad, con gran influencia política y social en los dos últimos siglos. Alicante creció económicamente y en población a partir de ese desarrollo del comercio portuario, y la ciudad se transformó sustancialmente, abandonando apoco a poco los límites de la vieja ciudad amurallada al pie del Benacantil.

Hijos de Rafael Gispert (Eugenio Bañón)

Muebles Bernad. (Carratalá. Archivo Información)

Sin una tradición industrial como la de otras poblaciones vecinas, y una actividad agrícola mermada (gran parte de los caseríos de la huerta se independizarían del municipio, a lo que se sumaría el declive de la producción vitivinícola), Alicante, al abrigo de la actividad portuaria y, especialmente, tras la adjudicación de la capitalidad provincial, se vio abocada a lo que hoy concomeos como sector de Servicios. Según el profesor Ramos Hidalgo, en 1870 el 47% de los activos en la ciudad trabajaban ene el sector terciario, mientras que en el primario y secundario estaban alrededor del 26%. Treinta años antes al sector agrícola se dedicaba el 42% de la población de Alicante, mientras que en torno al 28% estaban en la industria (con un gran peso de la Fábrica de tabacos) y otro porcentaje igual en los servicios. Aunque en el siglo XIX son varios los intentos de industrialización por parte casi siempre de empresarios de origen extranjero, son las familias de los almacenes de coloniales (especializados en el comercio exterior marítimo) quienes se orientan también hacia el comercio minorista, así como empleados de estos almacenes y gentes llegadas de otros puntos de la provincia y de España. El ferrocarril con Madrid, la primera línea de largo recorrido en España, favoreció tanto al puerto como a la actividad comercial en la ciudad. Si el viajero A.Laborde ya había dicho en 1826 de Alicante que “es la ciudad más comerciante de España, después de Cádiz y Barcelona”, y Madoz, veinte años más tarde, definió que “al género de vida a que más afición tienen los alicantinos es el comercial”, obvio es pensar lo que fue la segunda mitad del siglo XIX, con el tren, una política comercial internacional más abierta y un urbanismo transformado por el derribo de las murallas y el inicio del Ensanche.

Sastrería y pañería Muñoz

Tienda de tejidos y mantones de manila "El Siglo", que se encontraba en la Calle Mayor, 12. Su especialidad eran "géneros negros y de luto" (Guias Arco. 1908. BGM)

El exterior del viejo recinto amurallado, y especialmente el barrio de San Francisco (entre el Portal de Elche y el actual Paseo de Gadea) y el llamado Barrio Nuevo (de la calle Gerona hasta Alfonso el Sabio y desde la Rambla hasta La Muntanyeta) serían puntos de localización de la actividad comercial, junto con las dos vías más emblemáticas de la ciudad: la Rambla y la calle Mayor, esta última entre las más antiguas vías peatonales de España donde la totalidad de las plantas bajas están ocupadas por locales comerciales. La construcción a principios de este siglo del Mercado Central de Abastos en la avenida de Alfonso el sabio impulsaría la localización comercial en su proximidad, entre la avenida citada y la plaza de España.
No es extraño, por tanto, que un recorrido por estas zonas de la ciudad permitan todavía contemplar rótulos de establecimientos con más de un siglo de antigüedad. La crísis de buena parte del comercio tradicional, la competencia de las nuevas superficies y el deterioro urbanístico del centro (desaparición en envejecimiento de la población, sustitución de viviendas por oficinas, y transformación de locales comerciales en otros subsectores de los servicios, como el financiero o la hostelería), hacen que muchos de los establecimientos cuyas fotos acompañan a esta líneas sean historia en el recuerdo.

La Gran Vía, situado en la Calle de la Princesa, 4. (Guias Arco. 1908. BGM)

La Decoradora

Bazar Pascual Perez, que vendía gramófomos, discos, cristalería, loza, bicicletas, accesorios para automóviles y tarjetas postales. Estaba situada entre las calles del Triunfo y San Fernando (Guias Arco. 1908. BGM)

Sastrería de Emilio Ramón. 1960. Colección Particular

Almacén de paquetería Viuda de José Torrás, en 19808. Vendía cafés, azafrán, drogas y pasta para sopas. (Guias Arco. BGM)

Bolsos Montserrat

Sombreros Acevedo

Comercio de telas en los años 20. Colección Particular

Papelería Eutimio

La Austríaca. Eugenio Bañón

La Esmeralda (Eugenio Bañón)

Tienda de tejidos en los años 50. (Eugenio Bañón)

Ferretería Úbeda

Mantequerías Rato (Eugenio Bañón)

La Gran Canaria (Eugenio Bañón)

Simago (Archivo Información)

info: Jose María Perea Soro
Diario Información.
Memoria Gráfica de Alicante y Comarca.

 
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