En Monnegre viven la paz mas natural varios amigos.
Manuel, Jose Luis, Paquito....
Se fueron introduciendo al límite de Monnegre Bajo. Cerca de la hermita.
Varias veces he recorrido el fondo, las alturas e incluso algunas paredes con rutas inverosimiles, ancestrales.
Casas remozadas, nuevas, casas con cuevas, bancales, hasta hace poco avestruces...
En granja, claro.
No sé si quedan.
Hoy iba a recorrer el valle tras una comida de trabajo. Al estilo practico, como debe ser. Manolo no es solo un buen jardinero, hace, a ojo, las mejores paellas del mundo.
Y no es pasión de colega.
La paz, una cerveza fresca, los pajaros, historias, planes y tras la reunión de trabajo junto a Vicente Bordera, paseo.
Han caido unas gotas y los colores de la tierra se acentúan.
Manolo mira al cielo y comenta que si queremos llegar a la hermita tenemos media hora antes de que vuelva a llover.
Iniciamos el camino.
Pasamaos el rio y paramos en casa de un vecino. El paisaje, los comentarios, pasa el tiempo y Manolo nos indica que volvamos. Llevamos buenos vehículos pero no vale la pena jugarse el chaparrón.
Volvemos, pero el río ya baja con tres veces más de caudal. Recogemos la casa y a los niños y absortos entre la lluvia, los pocos rayos de sol que aun se cuelan y la policromía del suelo, emprendemos el regreso en coche desde casa de Manolo.
Ya volveremos otro día.
Unas obras han deformado parte del cauce y lo que es un paso se ha vuelto un lago. Manolo se calza las botas de jardinero hasta las rodillas y despeja el camino de maderas y troncos arrastrados por el agua.
Baja con furia cada vez más oscura.
Estas son las imagenes de este rincon idilico, su salvaje naturaleza y lo que pasa cuando llueve.
A solo 12 Km de Alacant.
Manuel, Jose Luis, Paquito....
Se fueron introduciendo al límite de Monnegre Bajo. Cerca de la hermita.
Varias veces he recorrido el fondo, las alturas e incluso algunas paredes con rutas inverosimiles, ancestrales.
Casas remozadas, nuevas, casas con cuevas, bancales, hasta hace poco avestruces...
En granja, claro.
No sé si quedan.
Hoy iba a recorrer el valle tras una comida de trabajo. Al estilo practico, como debe ser. Manolo no es solo un buen jardinero, hace, a ojo, las mejores paellas del mundo.
Y no es pasión de colega.
La paz, una cerveza fresca, los pajaros, historias, planes y tras la reunión de trabajo junto a Vicente Bordera, paseo.
Han caido unas gotas y los colores de la tierra se acentúan.
Manolo mira al cielo y comenta que si queremos llegar a la hermita tenemos media hora antes de que vuelva a llover.
Iniciamos el camino.
Pasamaos el rio y paramos en casa de un vecino. El paisaje, los comentarios, pasa el tiempo y Manolo nos indica que volvamos. Llevamos buenos vehículos pero no vale la pena jugarse el chaparrón.
Volvemos, pero el río ya baja con tres veces más de caudal. Recogemos la casa y a los niños y absortos entre la lluvia, los pocos rayos de sol que aun se cuelan y la policromía del suelo, emprendemos el regreso en coche desde casa de Manolo.
Ya volveremos otro día.
Unas obras han deformado parte del cauce y lo que es un paso se ha vuelto un lago. Manolo se calza las botas de jardinero hasta las rodillas y despeja el camino de maderas y troncos arrastrados por el agua.
Baja con furia cada vez más oscura.
Estas son las imagenes de este rincon idilico, su salvaje naturaleza y lo que pasa cuando llueve.
A solo 12 Km de Alacant.