Entre escritores de blog. Entre amigos. Kiko, de La cocina de antaño. Paskki, de mundo rural - sosegaos. Por tierras de la Marina Alta, en el norte de la provincia de Alicante. Bañada por el Mediterráneo. Entre el cabo de San Antonio y el cabo de la Nao. Rodeada de campos de cultivo de secano. Vides. Olivos. Almendros. En un entorno natural privilegiado. ¡Jávea! (Xabia, en valenciano).
Debido al constante ataque a estas tierras por parte de los piratas allá por los años del siglo XVI, el núcleo urbano de esta población se construyó tierra adentro, a unos dos kilómetros de la costa, entre lienzos de murallas. Lo que hoy conocemos como el casco histórico. Desde entonces, en la actualidad, hay dos Jáveas. La del interior y la del puerto y la playa (de la que narraré en otro post).
En el casco histórico destaca la iglesia gótica de San Bartolomé y su torre, del s. XVI. Torre y campanario, se ven desde cualquier punto de la población. Junto a esta iglesia fortificada, el mercado de abastos y el ayuntamiento. Frente al ayuntamiento, una fuente de piedra con dos asientos. En torno a la iglesia, calles estrechas recorren la población en todas las direcciones. Casas con fábrica de piedra, enrejados de hierro, paredes encaladas, dinteles con tosca (una piedra dorada característica de la zona). Balcones señoriales. Escudos nobiliarios. Un entramado de calles ideal para perderse durante el medio día cuando unos descansan, otros comen y algunos duermen la siesta. Calles peatonales por donde no circulan los vehículos a motor. Calles tranquilas. Calles por donde merece la pena no perder sino alargar los minutos. Calles donde vivir de una forma más sosegada. Donde parece que las prisas no existen. Donde el tiempo no corre, se pasea.
En el casco histórico destaca la iglesia gótica de San Bartolomé y su torre, del s. XVI. Torre y campanario, se ven desde cualquier punto de la población. Junto a esta iglesia fortificada, el mercado de abastos y el ayuntamiento. Frente al ayuntamiento, una fuente de piedra con dos asientos. En torno a la iglesia, calles estrechas recorren la población en todas las direcciones. Casas con fábrica de piedra, enrejados de hierro, paredes encaladas, dinteles con tosca (una piedra dorada característica de la zona). Balcones señoriales. Escudos nobiliarios. Un entramado de calles ideal para perderse durante el medio día cuando unos descansan, otros comen y algunos duermen la siesta. Calles peatonales por donde no circulan los vehículos a motor. Calles tranquilas. Calles por donde merece la pena no perder sino alargar los minutos. Calles donde vivir de una forma más sosegada. Donde parece que las prisas no existen. Donde el tiempo no corre, se pasea.
Por estas calles nos atrae un aroma. No son efluvios marineros. Son olores de tierras adentro. Ternera. Buey. Cerdo. Olores de unos fogones con buenos alimentos. Olores de tierras donde se pisa la uva y se embotellan buenos caldos. Mientras nos acercamos, se nos hace la boca agua.
En la calle de San Bartolomé, muy cerca de la iglesia. La Parrilla El Celler. José Bellés y su parrilla son famosos en el lugar. En un ambiente tranquilo y acogedor. Las paredes, repletas de recuerdos, de aperos de labranza, de fotografías antiguas con escenas de una Jávea que ya no existe. Mesas de madera y mantel nos reclaman. Hoy, degustación de carnes de Castilla y del norte de la Comunidad Valenciana.
En la calle de San Bartolomé, muy cerca de la iglesia. La Parrilla El Celler. José Bellés y su parrilla son famosos en el lugar. En un ambiente tranquilo y acogedor. Las paredes, repletas de recuerdos, de aperos de labranza, de fotografías antiguas con escenas de una Jávea que ya no existe. Mesas de madera y mantel nos reclaman. Hoy, degustación de carnes de Castilla y del norte de la Comunidad Valenciana.
Degustación es decir poco. Un verdadero banquete de carnes acompañado de detalles que provienen de la imaginación y la experiencia de José. Todo casero. Un verdadero regalo al paladar.
Setas con salsa de queso. ¡Con salsa de queso!. Boniato a la plancha. Salchicha catalana. Ternera a la plancha. Nos cuenta José que esta carne de ternera, tierna y sabrosa, es poco conocida. Procede de la barriga del animal, cerca del intestino. Mostaza ¡con pepinillos!. Rosbit, según receta inglesa. Y como colofón final, entrecot de buey. Nos lo sirve a trocitos sobre una plancha muy caliente que coloca sobre la mesa. Extraordinario. Todo regado con Corcovo, vino de crianza de Valdepeñas.
El último lunes de cada mes, a medio día, José organiza una cata a la que invita a una bodega para que presente sus vinos. Bilingüe, casi siempre en inglés ya que los clientes de esta suelen ser de esta nacionalidad y las explicaciones de los vinos se hacen en esa lengua. Hay que reservar mesa. La cata se hace con la degustación gastronómica más apropiada a esos vinos.
El Celler, un lugar de culto de la buena mesa en Jávea, lejos de la cocina marinera y en la cúspide del buen gusto y las buenas maneras en los fogones y en el trato personal con los clientes. Lugar de culto al que tendré que volver y confesarme … de mi nueva afición por saborear sus recetas.
Jávea, pueblo de visita obligada para los inquietos del camino, para los amigos de nuevas sensaciones, para los que quieren descubrir nuevos horizontes, para los que desean enriquecerse con los conocimientos de otros, sus historias, sus experiencias. Jávea, un destino necesario.
Setas con salsa de queso. ¡Con salsa de queso!. Boniato a la plancha. Salchicha catalana. Ternera a la plancha. Nos cuenta José que esta carne de ternera, tierna y sabrosa, es poco conocida. Procede de la barriga del animal, cerca del intestino. Mostaza ¡con pepinillos!. Rosbit, según receta inglesa. Y como colofón final, entrecot de buey. Nos lo sirve a trocitos sobre una plancha muy caliente que coloca sobre la mesa. Extraordinario. Todo regado con Corcovo, vino de crianza de Valdepeñas.
El último lunes de cada mes, a medio día, José organiza una cata a la que invita a una bodega para que presente sus vinos. Bilingüe, casi siempre en inglés ya que los clientes de esta suelen ser de esta nacionalidad y las explicaciones de los vinos se hacen en esa lengua. Hay que reservar mesa. La cata se hace con la degustación gastronómica más apropiada a esos vinos.
El Celler, un lugar de culto de la buena mesa en Jávea, lejos de la cocina marinera y en la cúspide del buen gusto y las buenas maneras en los fogones y en el trato personal con los clientes. Lugar de culto al que tendré que volver y confesarme … de mi nueva afición por saborear sus recetas.
Jávea, pueblo de visita obligada para los inquietos del camino, para los amigos de nuevas sensaciones, para los que quieren descubrir nuevos horizontes, para los que desean enriquecerse con los conocimientos de otros, sus historias, sus experiencias. Jávea, un destino necesario.