21 junio 2008

RECUERDOS DE FOGUERES DE EUSEBIO PEREZ OCA


FOGUERES
Si empiezo con un título tan genérico es por una sola razón. El llibret oficial de la Comisión Gestora recibe este nombre. Estoy orgulloso de haber colaborado en él.
Les Fogueres de Sant Joan traen al que las vive muchos y variados recuerdos. Por supuesto, los míos, son íntimos, muy íntimos y los pongo en manos de los que quieran conocerlos. Pertenecen a épocas distintas de mi vida y van en consonancia con la edad en que los viví. Los hay que me producen una gran melancolía, una profunda tristeza. Otros me avergüenzan, pero con once o doce años eres capaz de casi todo. No piensas las cosas dos veces. El reencuentro con algo tan bello como les fogueres no fue buscado, me llegó de la mano de Nino, José Luis Amat, el gran Vizcaíno. Hoy vivimos otras ilusiones, por otros caminos, pero seguro que nos une desde diversas perspectivas la ciudad que amamos-odiamos: Alacant.

MIS RECUERDOS
Cuando aún eres un niño solo deseas ver, conocer, llenar tus ojos de los colores de una fiesta que llega con el calor. Mis primeros recuerdos se componen de una mezcla de ilusión y miedo.
Hogueras, Barrio Ciudad de Asís, 1961.
Hogueras, era la época en que solo se podía hablar "en cristiano", significaba planificar el recorrido entre mi padre y mi hermano. Había que recorrer el Plà, Benalúa, Ciudad de Asís, Mercado, etc. Después un "pepito de ternera" en el Hogar del Pescador. Por la noche, fiesta en el barrio. Al borde de la barraca de la calle Juan de Herrera, entre la casa de comidas Luciano y la bodega del señor Andarias. La música era algo nuevo. No salía de una pequeña caja, ¡era en directo! Las parejas bailaban, la gente comía y bebía y parecía que se respiraba felicidad. Era solo un niño.

Calle de la Huerta engalanada, 1957.
Mi hermano Miguel tenía que ver todas las hogueras. En un plano que publicaba el Diario Información iba tachando todas las que visitaba. Si le quedaba alguna por ver o si había concurso de calles engalanadas, la visita se hacía por la mañana, antes del cocido con pelotas.
El barrio de San Antón y la Ciudad de Asís, competían por engalanarse. Los muñecos eran más grandes que yo. Me parecía moverme en un mundo de fantasía.
Cuando mi hermano se buscó la vida con sus amigos, pasé a acompañar a mis padres y a mi hermana pequeña. El recorrido era más pausado. Mi hermana era cuatro años menor que yo y primero en coche de bebes y después a pie, seguimos cumpliendo la tradición. Esplá, Ramón Marco, son dos nombres que no me cuestan recordar. Por el camino de Benalúa, mi padre me hablaba de la tía Fermina que en tiempos de la República organizó una comisión cerca de la Plaza de Séneca, hoy Estación de Autobuses. Y ganaron el primer premio, Gastón Castelló y mi tío Eusebio, las famosas "Lástimas", los primeros ninots vestidos con ropa de verdad, la hoguera del tranvía. Recuerdos que mi padre traía a mi cabeza ávida de conocer y vivir. Alicante era una ciudad habitable. Solo dos cosas me daban pánico, los truenos y el fuego en sí. Era una relación amor odio.
Desde siempre, en el cruce de las calles Juan de Herrera y Capitán Segarra, los vecinos bajábamos las mesas a la acera, no había coches, sacábamos la cena y tras un buen bocata, los niños jugábamos. Fabricábamos nuestras propias pequeñas hogueras que no podían esperar a ser quemadas el día oficial. ¡No podíamos, ni queríamos esperar!
En el barrio, mis amigos mayores aún recuerdan una hoguera hecha a medias entre mi padre y mi hermano, con más de un metro de altura, llena de dibujos y pequeños muñecos y cuyo título predecía un futuro cierto. Mi padre la llamó "La Familia Pérez Oca está toda medio loca".
Tras esta época de juegos, las hogueras significaban libertad. Tras un año estudiando en la academia de Doña Juana del Toro, justo en la otra esquina de mi casa, frente al Bar Guillermo, el lugar donde vi por primera vez una televisión, todo eran ganas de volar, recorrer la ciudad con mi amigo Lilo y los hermanos Parreño. Los pequeños e inocentes petarditos conocidos como "piulas", daban paso a los largos y verdes petardos de mecha y a las "parejas", petardos dobles que se partían por el tubo de unión y que retumbaban como una verdadera bomba.


San Fernando, Lonja. El horno de Pepa Teresa estaba en obras. 1966.

El antiguo Corralón de Borja, dio paso a la "Casa de los Representantes", allí vivían mis amigos Parreño. Subíamos corriendo desde la calle hasta la terraza. ¡Que brutos! Aún había carros que llevaban la verdura a Campoamor. Nuestra inocente mente calenturienta, imaginó un caluroso día de hoguera y mercadillo una infantil barrabasada. Un percherón, casi un elefante, pasó por el lado oeste del gigantesco edificio. El noble bruto, hizo lo que suelen hacer los seres vivos horas después de comer. Había dos coches a pocos metros. Creo que fue Nacho, el pequeño de los Parreño. Nunca he conocido a nadie más formal. Pero la edad es la edad. Sin pensarlo dos veces, colocó un petardo potentísimo en la montaña de excrementos de percherón. La hundimos con cuidado de no mancharnos y Lilo le prendió fuego. Corrimos tras un coche. El calor hacia fluir gases y humedad que retardaron la combustión. Fueron segundos eternos. La enorme explosión repartió de forma generosa la masa nauseabunda. Transeúntes inocentes, coches, fachadas, todo quedó salpicado. La realidad de una infantil travesura nos dejó pálidos. Corrimos y varios rompimos a llorar. Alguien habló de ir a confesarse. Al rato estábamos riendo. Nunca más tiré un cohete que no estuviera hecho por mí.

LA CABALGATA DEL NINOT
Cabalgata del ninot, 1963.
Miguel Ángel y varios de sus amigos, fueron invitados a salir acompañando un ninot alusivo a los cuentos infantiles. Decidieron vestirse de Caperucita, el Lobo, la Abuelita y el Cazador. Este último lo representaba mi buen amigo Paco Gregori. Mi hermano era el lobo. El mismo con dos cajas de cartón, construyó una cabeza con sombrero. Todo era muy improvisado pero profundamente hermoso.
LA CONFESIÓN

Cabalgata infantil, 1965.

Todos tenemos un pasado oscuro. La comisión de San Fernando-Lonja organizaba una carroza y parte del desfile infantil. Yo iba a ir como Jon Baine. De vaquero. El señor Juan, el policía me dejó un chaleco, pero cabíamos dos Eusebios. Ya iba a renunciar cuando me propusieron ir de Príncipe Azul junto a Keti, la más guapa de las chicas del barrio. Me dejó unos pantalones ceñidos de gimnasia y una boina clásica con pluma blanca incorporada. El jubón no era azul, era negro, blanco y rojo. Un hermoso pegaso presidía la carroza. Keti, radiante cabalgaba a lomos del animal de cartón. Siete niñas barbudas hacían de enanitos y yo, con la cara de tonto más tonto que se puede imaginar, era el Príncipe de Blancanieves. Nadie es perfecto y menos a los doce años.

EL TIEMPO PASA
Uno crece y deja atrás muchas costumbres. Las hogueras son motivo para ir de ligue o para escapar a alguna cumbre o pared que se deje subir.
En mi pandilla empiezan a aparecer las primeras parejas. Institucionalizamos el día de los Luises y los Juanes. 22 ó 23 de junio. Esto empezó hace 40 años y no ha habido año en que no se celebre. Pase lo que pase. Ahora somos unos venerables maduros. Pero seguimos. Este día el coordinador elije un restaurante, con tiempo, y a él vamos. La comida es continuada por alguna copa y predicha por la correspondiente mascletá. Hay muchas formas de vivir las Hogueras.
Durante algún tiempo me ausenté de Alicante en esas fechas. Los días son largos y aún queda mucha nieve en Sierra Nevada o los Pirineos. Pero lo más hermoso que recuerdo es una noche da San Juan en la cumbre del Puig Campana. El paisaje no derrochaba luz. Benidorm era aún pequeño, entre comillas. A las doce en punto, la palmera iluminó el horizonte y en un primer momento Alicante parecía Roma entre las hogueras. Después el propio humo tapó la visión. No lo olvidaré.

SÉNECA - AUTOBUSES

Izquierda: Ilustración del folleto de iniciación a las hogueras. Séneca-Autobusos.
Centro: Primeras fogueres en Nadal, 1985.
Derecha: Ilustración sobre la rivalidad Alicante-Valencia, 1985.



Izquierda: Ilustración para Séneca-Autobusos.
Centro: Lassaleta se adelantó unos días vistiendo zaragüells, 1985.
Derecha: Presentación Belleza Séneca-Autobusos
Nino, Bernardino Llorens, es compañero de trabajo en el Banco de Alicante, el sabe de mi afición por el dibujo y mi modo de pensar. El sabe de mi colaboración con "La Cucaña", hermoso panfleto subversivo editado en el Barrio por diversos personajes, para mí, entrañables.
Nino me pide que confeccione algunos dibujos para difundir les Fogueres, ya estamos en la DEMOCRACIA, por los colegios. Así comienza una colaboración desde el año 1982 al 1989 en que a mano armada, Nino y nuestro amigo Vizcaíno, me asaltan con propuestas como la de ilustrar un llibret de Séneca-Autobusos, la elaboración de una obra de teatro a representar en el Aula de Cultura de la Caja para la presentación de la belleza, o la reelaboración del escudo de Séneca, con el puño cerrado sujetando el autobús y con las banderas de Alacant y la Senyera de fondo. Pasado el tiempo, el puño ha vuelto a abrirse como en los tiempos de Paco el desagradable.


Izquierda: Revista oficial, comisión Fogueres 1986.
Centro: Fogueres 86, alegoría a Miguel Hernández.
Derecha: Composición página fogueres 1986 sobre Miguel Hernández.

Nino ascendió en la Gestora y rehicimos el estilo del llibret oficial Fogueres 86 y Fogueres 87. Una mano negra hizo que este segundo año se repartiera el llibret más innovador de la historia el mismísimo día 22 de junio. El diseño y la maquetación fue mío y la dirección de Nino, la colaboración de Vizcaíno con sus inmensos conocimientos sobre las hogueras y su forma de escribir en valenciano, firmas como Enrique Llobregat, Bernabé Sanchis, Ramón Marco, Ali Andreu Cremades, Emilio Chipont, Miguel Ángel Pérez Oca, Pedro Soriano, José Luis Lassaleta, Juan Martínez del Estal, Miguel Martínez Mena, José Ángel Guirao, etc. Se hicieron recordatorios sobre personajes como el gran pintor Baeza, Oti, Oscar Esplá y Gastón Castelló...


Izquierda: Ilustración de fogueres 86. ¿Os acordáis del cometa Halley?
Derecha: Elecciones fogueres 86.


Portada y trasera de Fogueres 87 y llibret Art i Foc de colaboraciones culturales.
Las fotos publicadas en el Fogueres 86 sirvieron a la escultora que realizó la estatua de Gastón y que hoy vive en nuestra plaza de las flores y futura Plaza del 25 de Mayo. Yo se lo presté. La colaboración de Gázquez, Ribes Sogorb, Remigio Soler, fotógrafos como Basilio Martínez o Pedro Roca, etc., etc., fue la sucesión de guindas irrepetibles que dieron un hermoso fruto en aquellos años de la devolución de la fiesta a la ciudad. Fueron años en que se premió lo escrito en la nostra llengua, se hermanó a los diversos colectivos alicantinos en las Romerías de Santa Faz, aparecieron personajes enamorados de una forma nueva de la fiesta. Pude participar en algunos jurados de hogueras y aún recuerdo la bondad de Ali Andreu, al mordaz Bernícola, a mi admirado Enrique Cerdán Tato, a Guirao, Moran Berruti, etc.


Fogueres 86, ilustraciones y artículos de Miguel Ángel Pérez Oca.
Izquierda:
la picoleta alicantina.
Centro: la desaparecida fuente de Villavieja.
Derecha: la desaparecida Puerta Ferrisa.

La Cara del Moro y la Ermita del Raval (desaparecida).


Presentación de la revista Fogueres 87.








Ilustraciones de fogueres.


Vista de Alacant. Miguel Ángel Pérez Oca.


Rediseño del escudo de la Comissió Gestora de les Fogueres de Sant Joan.


Presentación Revista Fogueres 1988, 60 aniversario.


SANTA FAZ


Mi despedida del mundo de la fiesta fue colaborando con Nino y la Gestora en la elaboración de las chapas de Santa Faz. Pero esto lo hemos visto ya.


UN ÚLTIMO RECUERDO Y UN HASTA SIEMPRE
Vaya el recuerdo para Conrado Albaladejo, José Ángel Guirao, José Luis Lassaleta, Alfonso Garrigós, un recuerdo que es un hasta siempre unido a personas como Miguel Díaz Verdú, Nino Llorens, Juan Carlos Vizcaíno y tantas personas de aquellos tiempos que aún sigo queriendo y que formarían una larguísima, interminable lista.

EUSEBIO PÉREZ OCA

 
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