29 agosto 2008

¡NO PASAR!: MONUMENTO EN RUINAS

Nunca fue la mejor obra de Daniel Bañuls.
Algunos dicen con ironía que para construir la figura central del "Monumento a los Caídos de la Vega Baja" (el resto de la obra es de Miguel Lopez), el señor Bañuls no se calentó mucho la cabeza con el proyecto. Aún así,  a pesar de que Daniel estaba muy enfermo y cansado, sería idiota negar el valor artístico de su trabajo: valor porque aunque el escultor no solía usar modelos de "carne y hueso", esta vez decidió buscar a un esbelto joven (de nombre Rafael) que le sirvió para perfeccionar el equilibrio anatómico de la estatua; valor porque supo resolver con dignidad este encargo oficial sin recargarlo de triunfalismos fascistas; y valor porque fue su última obra en vida, y se encuentra en un estado lamentable.
Sólo por eso, ya merece nuestro respeto.
Sin embargo, "el Monumento de Aguamarga" es algo más.
Como dijo Enrique Cerdán Tato, "es el monumento más ostensible a los falangistas de la Vega Baja".  La historia nos cuenta que en un punto muy próximo al Barranco de las Ovejas, allá por el año 1936, un grupo de 50 falangistas (maromenor...) procedentes de La Vega Baja, fueron detenidos por la Guardia de Asalto, capitaneada por Rubio Funes. Al parecer, iban hacía Alicante dispuestos a liberar a José Antonio Primo de Rivera, preso en la cárcel de La Florida. Días más tarde, fueron juzgados y ejecutados.
En su afán de convertir en mártires a todos sus muertos, en 1941 el régimen franquista alzó este monumento en su memoria.
Los años han pasado. Ya no nos acordamos cómo tras la victoria de los golpistas en la Guerra Civil, fueron desapareciendo del callejero todos los nombres y monumentos que recordaban el republicanismo y la libertad: el Paseo de los Mártires, que pasó a llamarse Explanada de España; la Plaza del Mar, que  se rebautizó como Cónsul Knobloch; el Parque del Doctor Rico, que se denominó Ruiz de Alda.....
¡Triste paradoja! 

Ahora, lo que nuestro Ayuntamiento se niega a hacer, lo consigue la climatología, el destino  y el paso de los años.
Según noticia aparecida en el "Diario Información" de Alicante, con fecha 29 de agosto de 2008, el monumento se nos cae a pedazos.  Al parecer, los bomberos de Alicante tuvieron que intervenir ante el riesgo de desprendimiento de piedras en la zona. A pesar de que la zona está vallada con una red metálica (que está más agujereado que mi cuenta bancaria) los cascotes caían fuera del perímetro de seguridad.
Los hechos se producen en plena polémica por la Ley de la Memoria Histórica, donde el Ayuntamiento de Alicante es uno de los que se resisten a la retirada de símbolos de la dictadura de las calles de la ciudad. Sin ir más lejos, el alcalde de Alicante, Luis Bernardo Díaz Alperi, remitió hace unos días una carta al Síndic de Greuges asegurando que la ley no le obligaba a retirar los títulos y menciones honoríficas al dictador Francisco Franco, en respuesta a una queja planteada por la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas. La contestación se hizo en una escueta carta, de apenas siete líneas.

¿Y qué hacemos con él?, os preguntaréis muchos de vosotros.
La Asociación Cultural Alicante Vivo no lo encuentra tan dificil: cualquier obra de Bañuls merece ser expuesta en un museo o lugar correspondiente, represente lo que represente. Nos guste más o menos, la ciudad de Alicante ya está lo suficientemente carente de obras artísticas como para eliminar los trabajos de uno de nuestros grandes maestros. Sólo por ser el esfuerzo y tesón de Bañuls,  la figura central debería ser tenida en consideración: a saber, restaurada, trasladada, desmontada y reparada.
Del resto, su final debe de estar en el mismo lugar donde reposan los 40 años de franquismo español: lo más lejos posible de nuestro estado democrático.
Sólo faltaba, eso sí, que nuestro honorable alcalde decidiera gastarse 1.600.000 euros en su reforma, mientras deja morir otras obras de mucho más valor e importancia: Canalejas, Maisonnave, Dr. Rico, Quijano....
¡Mirad!
Se me pone la carne de gallina sólo con pensarlo.

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