05 agosto 2008

VILLA FLORA, RECUERDOS DE UNA FINCA PASADA POR LA PIQUETA

Pasamos todos los días por su lado y no nos damos cuenta de que están ahí, quizá por la costumbre de no fijarnos en lo que siempre ha estado en el mismo sitio desde que nacimos. Me refiero a esos caserones y fincas que se encuentran esparcidos por el pueblo. Algunas fincas llevan más de 100 años contemplando el paso del tiempo y otras incluso convivieron con los árabes que poblaron el antiguo Benalí. No nos damos cuenta de que están ahí de pie hasta el día que desaparecen y dejan un hueco en el paisaje cotidiano

Unas fincas dejaron paso a institutos y colegios, como Lo Romero o Racholetes, otras fueron derribadas para levantar pisos, así sucedió con Villa Amparo, Belucha o El Retiro. Algunas cedieron su espacio al automóvil, como Llopera, O’Gorman o la Ermita de San José (1). Otras simplemente fueron derribadas sin más como le pasó a La Era, Villa Ito o Las Filipinas. Las de Cotella y Villa Flora desaparecieron tras ser pasto de las llamas.


Como el título de este artículo indica, voy a centrarme en la finca Sancho-Villa Flora de la que obtuve mucha información prácticamente de casualidad. Mi compañero de fatigas Francisco Ramón y yo estábamos indagando sobre las ermitas del pueblo de cara a una futura publicación y la casualidad quiso que mientras buscábamos información sobre la ermita de Villa Flora, se pusiera en contacto conmigo D. Napoleón Bonmatí, hijo de los últimos propietarios de la finca, a través de un e-mail remitido por D. Enrique Genzor, sobrino suyo. En dicho correo el Sr. Bonmatí me solicitaba información y fotografías de la que fue la casa en la que pasó sus veranos de juventud. Por desgracia sólo le pude remitir fotografías de las ruinas actuales de la bodega y ermita ya que la casa principal fue derribada a principios de los ‘80. A partir de ahí se inició una interesantísima correspondencia que ha dado sus frutos en ambas direcciones ya que tanto el Sr. Bonmatí como yo hemos compartido la información que teníamos de dicha finca. Por desgracia la búsqueda de fotografías en la que se vea la casa al completo no ha dado sus frutos aún. Gracias a la colaboración del archivero Jorge Payá conseguí unas fotos aéreas de la finca realizadas a principios de los 70 que pueden ver en este artículo (2)

Foto aérea de Villa Flora y sus frondosos jardines en los años 70.
Archivo Municipal de Sant Joan


Villa Flora
estaba situada en lo alto de un cerro de Lloixa desde donde se divisaba toda la partida, Santa Faz y la Condomina. Fue levantada a finales del siglo XIX sobre lo que fue la Finca Sancho propiedad de la familia Pascual, cuyo último propietario fue Caballero Custodio de la Santa Faz. Sancho era una finca del siglo XVII (3), y estaba formada por ermita (4), bodega, cup para el vino, cuadra, piso para los caseros y casa principal adosada, situado todo al este de una extensa parcela delimitada por las fincas El Serení, Llopera, La Coix, Villós, Torre Bonanza y El Tesorillo. Abarcaba en definitiva lo que hoy conocemos como los pinitos de Lloixa, los chalets de esta partida, el barranco que ha sido recientemente encauzado, la urbanización Villaterra y parte de la loma que da entrada a la urbanización Salafranca. Una finca francamente grande y cultivada en su totalidad.

Los nuevos propietarios de Sancho derribaron la casa principal y levantaron un bello palacete de estilo ecléctico, muy en boga por esa época (5). El resto de la finca se mantuvo en pie. La nueva casa llevó el nombre de su primera propietaria, Dª Flora Guardiola, y allí residió con su marido D. Alejandro Corona.

Dª Flora Joaquina Guardiola Boix y su hija Dª Flora Corona Guardiola.
Cedida por familia Bonmatí


Villa Flora
tenía planta en forma de T con su fachada principal orientada hacia Santa Faz dejando a su espalda el bello y frondoso jardín. Constaba de planta baja, piso y buhardilla. Debido a la forma de su planta dejaba espacio para dos porches en su fachada, solución que podemos ver todavía en la abandonada finca El Pino. La caja de escalera no estaba centrada sino que se estaba desplazada al lado derecho. La puerta central daba acceso al salón, por la del porche izquierdo se accedía a un despacho y la de la derecha daba a la escalera. Todo el tejado estaba cubierto de teja plana y sus fachadas eran de color grana con las ventanas y puertas remarcadas en blanco.

Durante años sirvió de finca de veraneo a la familia, donde se organizaban las típicas fiestas a la que acudía la flor y nata de la burguesía de la zona. Todo siguió así hasta el estallido de la Guerra Civil.

Al iniciarse la contienda, la finca fue requisada y su ermita destrozada, seguramente el 26 de julio de 1936 (6). Los legítimos propietarios tuvieron que marcharse y sólo pudieron regresar al terminar la guerra. Los terrenos de las fincas de Sant Joan (o Villa Ascaso, como fue conocido nuestro pueblo) fueron colectivizados, aunque al parecer este sistema no dio muy buenos resultados. Las casas fueron destinadas a varios usos tales como guarderías, hospitales, residencias de militares etc. Hasta que fueron recuperadas, bastante maltrechas, por sus dueños una vez terminada la guerra.

Al terminar la contienda, la familia Guardiola pudo regresar a la finca, que había sido ocupada de nuevo, esta vez por las tropas italianas que entraron en Sant Joan (7). El estado de Villa Flora después de 3 años de guerra y dos ocupaciones no podía ser más lamentable. La casa estaba abierta y revuelta. Parte del mobiliario y objetos de la familia estaban esparcidos por el jardín y por el camino de entrada, quizá perdidos en una huida precipitada. La ermita estaba devastada y todo su interior desperdigado o destrozado. El Cristo que presidía la ermita fue encontrado enterrado en el jardín debajo de una piedra manchada de sangre, lo que aún intriga a la familia.

Tras la reparación de los daños, la ermita fue cerrada y destinada a almacenar sacos de almendra. Aún así, esta ermita sirvió de parada, como otras veces, a la Santa Faz en 1942 lo que nos da una idea de la importancia que tenía aún la finca Sancho en la tradición verónica. Se dejaron de celebrar fiestas en la casa y Villa Flora se convirtió en residencia estival de la familia estando al cargo de los caseros el resto del año. Normalmente acudía toda la familia una vez terminadas las fiestas de Hogueras y se iban allá a finales de septiembre una vez finalizadas las fiestas del Cristo al que Dª Flora Corona, madre del Sr. Bonmatí, le profesaba gran devoción. De las grandes fiestas de sociedad se pasó a las reuniones íntimas de la familia.

Don Napoleón en el porche de Villa Flora.
Cedida por Familia Bonmatí

Pasaron los años y los terrenos de cultivo fueron arrendados a ETASA que cultivó tomates en lo que hoy es Villaterra. La almendra, que se almacenaba en la ermita, se la llevaba los Campo que eran amigos de la familia y también se permitía que los sanjuaneros se tomaran la mona en las pinadas durante la Semana Santa, algo que todavía está en la memoria de mucha gente de Sant Joan y que en menor grado aún se sigue haciendo a día de hoy.

Pero nada es eterno. A finales de los 70, Dª Flora Corona Bonmatí, y sus hijos, vendieron la finca. En los terrenos se inició el Plan Parcial Finca Lloixa y comenzaron a levantarse los primeros chalets (8). Los nuevos propietarios, más interesados en el terreno que en la casa, la dejaron perder y a principios de los 80 nos cuentan que ya estaba abierta de par en par y que había enseres y libros esparcidos por los alrededores. Los gigantescos olivos del camino de entrada empezaron a ser troceados para leña y los toneles y el carro que estaban en las bodegas desaparecieron. Los jardines empezaron a secarse y al final, Villa Flora fue tomada por okupas que terminaron por prenderle fuego en 1981 (9). Al igual que ocurrió tras el incendio de Cotella, sus nuevos propietarios metieron la pala y la piqueta y en cuestión de pocas horas acabaron con Villa Flora a conciencia ya que en la actualidad no quedan ni los cimientos. Tanto la ermita como la antigua bodega de Sancho corrieron “mejor” suerte y se mantuvieron en pie.

Ruinas de lo que fueron las cuadras y bodega de
Finca Sancho y
Cup para el vino de la bodega


A día de hoy, de Villa Flora sólo queda la ruinosa ermita, incluida en el “Catálogo de Edificaciones Protegidas de Sant Joan” (1997) y la arruinada bodega con cup de Sancho que fue incluida en el Catálogo de 1984 que no se llegó a aprobar. Ambos catálogos fueron redactados por el prestigioso arquitecto Santiago Varela, gran conocedor y defensor de las fincas de la huerta alicantina.

Poco se puede hacer ya por la bodega, que está totalmente derrumbada, pero la ermita necesita urgentemente una consolidación ya que corre el riesgo de desplomarse. De nada sirve darle una protección si no se hace nada por evitar su derrumbe. Esperemos que en las futuras obras a realizar en Lloixa se acuerden de ella y al menos la consoliden o restauren, como se ha hecho con la Ermita del Calvario que a punto estuvo de desaparecer. De no ser así perderíamos el último vestigio de Sancho-Villa Flora, una de las fincas más importantes y extensas del pueblo.


PARA TERMINAR

No desistimos en encontrar fotografías de esta casa. Sabemos que el día del derribo, desde la finca Villa Asunción (hoy Villa Tay) se realizó una foto a cuyo autor le ha sido imposible localizarla. Pero si tenemos en cuenta, como he mencionado antes, que los pinitos de Lloixa era una de las zonas más frecuentadas en Semana Santa no sería de extrañar que alguien tuviera en su álbum de fotos alguna imagen, aunque fuera lejana, de Villa Flora. Si alguien conserva alguna imagen o recuerdo de esta casa o, por qué no, de alguna otra ya desaparecida puede dirigirse a D. Isidro Buades, Cronista de la Villa. De esta forma recuperaríamos para la historia del pueblo esas fincas que ya han caído en el olvido.

(1) Llopera fue derribada recientemente para construir la Ronda Sant Joan-San Vicente. El ficus de la Plaza José Carreras proviene de esta finca. O’Gorman dio paso a mediados de los ‘80 al aparcamiento de la Residencia de Tiempo Libre y la Ermita de San José desapareció al urbanizarse Climont

(2) Fotos aéreas del pueblo realizadas a principios de los ´70 en las que se observa todo su término. Disponibles en el Archivo Municipal de Sant Joan.

(3) Similar en su estilo y evolución constructiva a la finca Bojoni situada junto a Torre Reixes y derribada recientemente.

(4) Se tiene constancia de un enterramiento en esta ermita. Según información recabada por un forero de L’Ordana, en el archivo parroquial, “Dª Clara Morales Merples de 74 años, viuda, hija de Sebastián y Juana, murió el 16/8/1878 y fue enterrada en la hermita de la finca Sancho”

(5) Estilo muy extendido por la huerta. Son del mismo estilo las fincas Villa Ramona, El Pino, La Cruz (derribada), San Clemente, la casa principal de Torre Cotella (derribada) etc.

(6) En este día ardieron la mayoría de ermitas de la huerta y fue saqueada la Iglesia de Sant Joan, Ermita de San Roque de Benimagrell y el Monasterio de Santa Faz entre otras. Información sacada de “Memoria del saqueo y destrucción de la Iglesia de San Juan” texto inédito de 1941 del cura Francisco Seva Gadea depositado en el Archivo Municipal.

(7) Según Agustín Pantoja, en la ermita era visible una caricatura de Mussolini. (Revista Lloixa nº 82)

(8) El Plan Parcial no llegó a completarse ya que algunas entidades y propietarios de los terrenos no pagaron las cuotas establecidas. La zona se urbanizó con el equipamiento mínimo que a su vez se fue degradando por falta de mantenimiento y el vandalismo. En la actualidad los vecinos han solicitado la culminación de la urbanización.

(9) Varias familias de etnia gitana recién llegadas a Sant Joan ocuparon Villa Flora, la ermita del Calvario y uno de los dos aljibes


ALFREDO CAMPELLO QUEREDA
Publicado en el libro de fiestas de Sant Joan en 2007

 
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