03 junio 2009

LA CIUDAD PINTARRAJEADA


Un graffiti


Empezaré por una declaración de principios con dos puntos:
                   
Punto 1º
Me gustan los “graffiti”, los buenos graffiti realizados con esfuerzo y arte que se ven en muchos muros abandonados de Alicante y en zonas inocuas como pueden ser los lienzos de hormigón bajo la subida del Miguel Hernández al Jorge Juan, el canal de desagüe pluvial paralelo a Av. De Aguilera o los túneles bajo la rotonda de la universidad. Algunos me parecen verdaderas obras de arte.
                         
Punto 2º
Me niego a llamar “graffiti” a los garabatos de cuatro mañacos egocéntricos que empuercan la ciudad, llenando las paredes cientos de veces con su “alias” en grafía macarrónica como ejercicio de auto masturbación preadolescente, para satisfacción única de su inmadurez. Que no respetan ni los pocos muros centenarios de la ciudad y ensucian incluso los auténticos “graffiti” de la gente que se lo curra.
                                                             

Una guarrada
               
A continuación diré que Alicante me da pena. Me da pena verla llena de “pintarrajeadas” de todos los tamaños y colores que a golpe de spray han perpetrado un muy reducido número de gamberros preadolescentes que se dedican a competir entre ellos para ver quien pone más garabatos y en sitios más difíciles. Convirtiendo Alicante en una ciudad tomada al asalto por estas “vomitonas” de pintura.
Me da pena también que las autoridades no hagan nada por atajar esta plaga y opten por mirar a otro lado, o dedicarse a plantar florecillas en los alcorques de las palmeras.

Señora alcaldesa, señor concejal de Atención Urbana...
¿Para que está la policía municipal? En solo un par de veces que he pasado por los alrededores del Tossal me he encontrado con dos grupos distintos de chavales de no más de doce años, cargados con bolsas de sprays de pintura, ensuciando los muros del castillo de San Fernando y además leyendo los distintos alias garabateados en las paredes y diciendo: mira, este es fulanito y este es menganito. Es decir, conocen perfectamente a los autores de las pintadas. Yo apenas paso por allí y los he visto dos veces. Se supone que la policía municipal debería de patrullar esos lugares a diario y por tanto habérselos encontrado en docenas de ocasiones y haberles por lo menos identificado. No sé, pero creo que hay zonas de la ciudad por las que no pasa un guardia en meses.
                       
En la prensa leo que las “pintadas” le costaron al ayuntamiento 358.000 euros en limpieza el año pasado. Una mayor diligencia en los servicios de vigilancia y la aplicación rigurosa de las sanciones (si los padres de los interfectos tuvieran que rascarse el bolsillo por las gamberradas de sus hijo ya veríamos lo que pasaba) evitarían que Alicante estuviera lo que se dice 
                

GUARRA, GUARRA Y GUARRA

 
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