13 julio 2009

FRANCISCO MORA CARBONELL: PASIÓN POR LA FOTOGRAFÍA


Francisco Mora Carbonell nace en Alcoy en 1898 y muere en la misma ciudad el 16 de Diciembre de 1977. Su vida trancurre entre el origen y el desarrollo técnico de su gran pasión y su legado más conocido: la fotografía.

Mora Carbonell se aprovecha de la comodidad burguesa alcoyana para acceder al todavía incipiente mundo de la fotografía. Su enorme sensibilidad con la cámara le convierte en uno de los especialistas más reconocidos en la materia.

Aunque inicia estudios de dibujo y pintura, su vida da un giro radical cuando conoce la fotografía. Sus primeras cámaras son de placa de vidrio, máquinas que con el tiempo substituye por otras más modernas: la Pentax Spotmatic y, sobre todo, la Rolleinflex 6x6.

Sus fotografías "combinan siempre una fuerte energía expresiva con un tratamiento sobrio y endulzado". Su imagen es casi irreal y ficticia, del escenario fotografiado. Mora Carbonell exprime las posibilidades estéticas de aquello que su cámara capta.
El curriculum de D. Francisco está plagado de premios: es el primer fotógrafo español admitido en el Certamen Internacional de Londres; en 1930 obtiene su primera distinción en la Exposición Internacional de Amberes; en 1933 es condecorado con la Medalla de Plata de la Exposición Internacional de Lucerna, en Suiza; en 1957, la Federation Internationale de L´Art Photographique le concede el título de "Artista"; y en 1930 realiza una exposición individual en Valencia. Tras su muerte, dos de sus fotografías forman parte de la exposicción "Arte del Siglo XX en Alicante", celebrada en 2002.

Sin embargo, si por algo es conocido, es por sus fotografías de Guadalest. Allí viaja por primera vez durante la Guerra Civil. Entra en contacto con la comunidad rural de la montaña alicantina, de la que descubre infinidad de posibilidades escénicas. Una vez concluída la contienda, perdura su relación con Guadalest una década, más concretamente, la de 1940.

En las fotografías de Mora Carbonell vemos la captación de un paisaje, de un grupo humano y de una forma de vida que hoy llamamos "tradicional". Su pasión por lo cotidiano se plasma con una naturalidad asombrosa. Valiosa imagen para el recuerdo que siempre nos hace caer en la más pura melancolía.


Si nuestros lectores pensaban que habían visto todo de Guadalest, Alicante Vivo les mostrará a partir de mañana un universo diferente; casi paralelo. Las relaciones de poder, de familia, de género, de amistad, de los afectos, de la propiedad de la tierra, de los escasos medios de vida, del profundo sentimiento religioso y, sobre todo, del dolor de la postguerra. Un Guadalest totalmente alejado de la visión turística y excesiva a la que estamos acostumbrados

Desde hoy, cuando veamos o hablemos de Guadalest, lo haremos con otros ojos.


Fuente:
"Castell de Guadalest visto por Mora Carbonell"
ED. Tívoli

L´Ull del Temps

 
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