08 julio 2009

LA HISTORIA DEL PUERTO ANTIGUO DE SANTA POLA

 
Las barcas de pesca y paseo; una imagen típica de Santa Pola
        
Nos contaba Juan Luis Román del Cerro en su artículo "Las marismas le dieron su nombre" (Diario Información; 27-06-2004), que los antiguos pescadores de Santa Pola se acercaban al "bancal de los chavos" -ruinas romanas- a llenarse sus sombreros de monedas oxidadas. Allí, en una pequeña loma, había existido un emporium romano que servía de almacén de mercancias del primigenio puerto.
                              
Pero... ¿en qué lugar se emplazaba dicho puerto? O lo que es lo mismo... ¿dónde había estado el origen de la ciudad?
                
 
El merendero Miramar (¿quizá el antecesor del Restaurante Miramar?), se adelanta a las casitas para estar más cerca de la orilla
         
Según Gaspar Escolano "a tiro de arcabuz del castillo se encuentra el aljibe y cerca de él, al poniente, se pueden encontrar rastos del muelle en seco (...)". También Aureliano Ibarra, Cronista de Elx, describió los restos arqueológicos allí encontrados: "ánforas, vasijas, muros de sillería con inscripciones, un dolium, mármoles con bajos relieves de jabalí (...)".
                    
Antiguamente, Santa Pola se llamaba "Sinus Illicitanus", es decir, "Golfo de Illici". De su ferviente actividad portuaria nació poco a poco un habitat que se convirtió en fortaleza indispensable para la defensa costera de la zona. "Illici" (la hoy Elx) estuvo situada en la Alcudia, junto a la antigua desembocadura del Río Vinalopó. Este río, antes de llegar al mar, inundaba el delta del que hoy sólo quedan unas salinas y humedales. 
                            
 
La fachada del Castillo, fotografiada cientos de veces antes...
                   
 
... y ahora (Fotografía de Juan J. Amores©)
Aprovechando la fisonomía del lugar y el golfo marino, este puerto ofreció a Illici la posibilidad de intercambios comerciales muy intensos en la época romana. Por desgracia, los sedimentos fluviales colmataron el delta y la inexorable retirada del mar. La ciudad se encontró cada vez más alejada de la costa. 
                       
Para evitar ésto, se creó un pequeño pueblo para atender las necesidades del puerto, quedándose Illici inservible. Se abandonó la Alcudia y en época árabe se trasladó el actual emplazamiento de Elx tierra adentro, mientras prosperaba el puerto costero.
                   
 
           
El Marqués de Molins (del que hablaremos proximamente en este blog), hizo una descripción muy buena de la ensenada: "el cabo de Santa POla resguarda al puerto de los vientos de Levante, amparado además por la isla de Tabarca, que quiebra las encrespadas olas. La bahía es abierta, despejada, de cielo claro y apacible clima, lindante con lagunas ricas en caza y asombrosa pesca (...) Los fuertes vientos de tramuntana en vano persiguen a los barcos, pues al llegar al golfo las ondas apenas se rizan y las anclas echadas al mar se aferran como cogidas por la mano de la diosa benéfica que allí mora".
                            
Tal fue así las bondades de su puerto, que el propio Jorge Juan, habiendo sido encargado por el gobierno para el estudio de la ubicación del arsenal de cartagena, estuvo dudando mucho si situarlo en Santa Pola. Su utilización e importancia llevó al Duque Bernardino de Cárdenas a construir un fuerte para defenderlo de los ataques de los piratas berberiscos. Era el año 1557. El Cronista Rafael Martín de Viciana dice que "a aquel puerto se le llamó Santa Pola. Y que gracias a la isla los vientos de Xaloc rompen en ella dejando la mar quieta hasta él". El Duque había dispuesto muy buena artillería en el fuerte, por lo que los buques que surcaban sus aguas tenía gran defensa. La fortaleza estaba rodeada de mueros gruesos y cuatro baluartes, dotados de munición, gente y orden para cualquier eventualidad. "No lejos del Castillo tiene una albufera en la que se cria y toma el más sabroso pescado de todas las albuferas del Reino". Y al igual que el delta del río, el Castillo hoy en día está separado del mar, algo más en el interior, pues el mar continúa con su constante proceso de retirada.
                                     
 
Calle Castelar, con un tumulto "atípico" en el centro de la fotografía.
      
Respecto al nombre de la población, a las zonas húmedas en latín se les llamaba "palus". Concretamente los historiadores latinos llamaron a este delta "inmensa palus". Es clara, pues, esta etimología, documentada ya por Avieno en el siglo IV, que por culpa de la metátesis se convirtió en "Pauls" y de ahí en valenciano "Pol".

 
Otra perspectiva de la Calle Castelar, con la tienda de "gasolina y petróleo" a mano derecha
        

 "Urbanismo despejado": calles amplias, tranquilas, ideales para el paseo y la vida popular

Fuentes:
ROMAN DEL CERRO, Juan Luis. Diario Información. 
Fotografías:
DIPUTACIÓN DE ALICANTE. "El Ojo del Tiempo en la Provincia de Alicante"

 
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