22 marzo 2011

EL MANANTIAL DE LA FUENTE SANTA, MIL AÑOS DESPUES

Cuenta la leyenda que allá por el año de 1124, el rey Don Alfonso I de Aragón El Batallador, recaló en estas tierras cuando se dirigía a la conquista de Al-Ándalus, estando en los llanos del Tossal y fruto de un golpe de lanza, hizo brotar una fuente de agua que fue llamada de la Fuensanta, si bien es sabido, que antes o después de este legendario suceso, los moradores de la Medina, hicieron llevar las aguas del manantial a las puertas de la ciudad, mediante un sistema de Qanat, una serie de túneles y canalizaciones horizontales subterráneos que aprovechaban las pendientes para después en el llano bombear el agua sin ningún medio mecánico hacia acequias de riego, albercas y fuentes. En 1260 y según disposición real de Alfonso X EL Sabio, dentro de las medidas dictadas para promover la repoblación y desarrollo de Alicante, hizo reconducirla hacia la villa, para lo cual dio 5oo maravedís, «en axuda por aduzir el agua de la Fuente Santa a vuestra villa» tratándose probablemente de la reparación y redireccionamiento del Qanat islámico que pudiese haber sido dañado durante la reconquista.

Situación aproximada de la fuente

Leyendas aparte, originariamente las aguas de la Font Santa, situada en la vertiente oeste del Tossal, (entre lo que hoy es el hipódromo, el centro asistencial de Cruz Roja y el transformador del extremo del parque del Tossal) discurría a través de la partida de San Blas uniendo las aguas de las fuentes del Baile, de Valladolid, de los Chorros con las aguas que desde la Lloma Redona discurrían por los llanos del Raspeig y la partida de Los Ángeles llegando al mar en la confluencia de las playas de las Barcas y El Babel, a la altura de lo que fue el baluarte de San Carlos, hoy Avd. Dr. Gadea, aunque su trazado fuera modificado posteriormente llevándolo a las estribaciones del barrio de Benalúa.

La Fuensanta fue rebautizada como Font del Través, pues desde su nacimiento en la vertiente noroeste del monte (la que mira hacia Fontcalent) y a una cota de unos 75 msnm. y mediante una profunda brecha excavada en la roca de unos 5 metros de profundidad, salvaba la cresta del monte situada a unos 80 msnm, para verter el agua a la ladera noreste (la que mira al Benacantil). Según relata J. B. Maltes y L. López, en la obra "Ilice ilustrada" en 1752 «Naze aqesta Fuente en un llano, que está a la otra parte del zerro, que llaman Tosal, entre Norte y poniente, donde hoy está el Través, que es una Acequia honda, cavada en la Peña; y de aquí es, que antiguamente tomó el nombre de Fuente del Través. Esta agua de la Fuente Santa se lleva a la ciudad por medio de una Mina y Acequia clavada en las entrañas del Tosal, y sale encañizada azia el llano de Capuchinos bajo tierra, y se distribuye por las varias fuentes artificiales de la ciudad para su abasto y consumo».

Lugar aproximado de la acequia de El Través

Así pues la canalización tras atravesar el collado del Tossal bajaba hacia lo que hoy es el paseo de Campoamor, enfilando el arrabal de San Antón por la Misericordia-Panteón de Quijano y por Díaz Moreu entraba a la villa amurallada por la plaza de San Cristóbal, para de dirigirse hacia Labradores, San Nicolás, Montengon, San Agustín y acabar su recorrido en la Plaza del Mar hoy plaza del Ayuntamiento.

Canalización hacia la ciudad desde el Tossal
hacia el Llano de Capuchinos

Ya en el S XVII, el cronista Bendicho, nos relata que el número de fuentes importantes que se repartían las aguas de la Font Santa, eran, «la del Ángel, en la plaza de la Mar, con quatro caños y dos albercas en que cae el agua, con las armas reales en el pecho del ángel. La fuente Biexa, cerca del hospital, debaxo de las casas de Luis Martí, que antiguamente solían ser lonja de la villa, están sobre la fuente las armas de la Ciudad. La fuente Nueva, en la plaza de Pedro Fernández de Mesa, de un caño. La de San Cristoval, en la plaza del portal de la Huerta, puesta donde oy está, en el año de 1603 y la última de San Nicolás, casi en las paredes de la colegial, con quatro caños en su alberca, alrededor y encima la ymagen del santo obispo y patrón de piedra, antiquíssima y bien entallada, y otra que ha dentro del claustro de la misma yglesia colegial con quatro caños, que solo sirve para regalo del huerto y limpieza de la yglesia»

Eucaliptus en el Tossal, próximo al manantial

Durante los siglos sucesivos el abastecimiento de la ciudad fue ampliándose y mejorándose, girando en torno a los dos manantiales principales, el de La Goteta y el de la Fuente Santa que pasó a llamarse de la Casa Blanca cuando próximo al manantial se perforaron nuevos pozos y minas que aumentaron el caudal que llegaba a la ciudad. Ambos recursos llegaron a unirse en la Fuente Vieja, en la calle Montengon y junto a los pozos y manantiales privados, aljibes y cisternas que recogían las aguas de lluvia, garantizaban el abasto de agua de los alicantinos.

Ya en la primera mitad del S. XIX, debido al crecimiento de la población y a la bajada del caudal, se ordenó perforar nuevos pozos junto a la Font Santa, en los pozos de la Casa Blanca, construyéndose una nueva mina por debajo del castillo de San Fernando para desde allí canalizar las aguas hasta la Plaza de Santa Teresa, en el Arrabal de San Francisco, actual Plaza Nueva. Hacia 1824, las aguas llegaban sucias a la ciudad, procediendo al análisis de las mismas, determinándose que las aguas eran de excelente calidad y que se enturbiaban con la tierra de los encañizados. Así en 1861, finalizaron las obras de encauzamiento de aguas por tuberías de barro vidriado, aprobándose el Reglamento para el Servicio y Administración de las aguas potables de la ciudad, que daría lugar al primer abastecimiento domiciliario con cerca de doscientas acometidas, pasando el manantial a titularidad municipal en 1864.

En el último tercio de siglo, la situación fue empeorando y la escasez de agua llegó a ser muy preocupante, las fuentes tradicionales fueron secándose, tomándose medidas desesperadas que llegaron a secar las arcas del municipio. En 1860, expropiaron las aguas de las fuentes del huerto de Valladolid y Cabanes, tres años más tarde se aportan las aguas de la mina del Remedio en el Fondó Piqueres y dos más tarde las del Sagrat. En 1875 comienza la interminable traída de aguas de Torremanzanas, y mientras esperaban estas aguas, que nunca llegaron, se aportaron las aguas de las fuentes, minas y pozos de Torregrosses y Santa Rosa en Villafranqueza y Los Ángeles. Entretanto, se desalinizaba el agua del mar bajo el sistema Normandy o se traía en tren desde Villena hasta que en 1881, el Marqués de Benalúa acometió la traída de aguas de La Alcoraya, un canal de 17 km que desde esta pedanía llevaba el agua a la Casa Blanca mejorando el suministro domiciliario, construyendo nuevas fuentes públicas en los barrios más humildes y llevándola al muelle del puerto y a unas expendedurías de aguas en las plazas públicas desde donde los aguadores la porteaban a 0,05 pesetas el cántaro. La solución definitiva llegó en 1898, con la traída de aguas de Sax y el traslado de las instalaciones y depósitos de aguas al cerro de Los Ángeles, desvinculándose definitivamente Alicante del escueto manantial de la Fuente Santa.



Arquetas en el Tossal, únicos restos de la presencia de agua


Desagüe del Llano del Través hacia el hipódromo
bajo la calle Escultor Bañuls


El depósito de las aguas de Sax en uso desde 1898

En la actualidad, el manantial como tal, ha desaparecido, aunque en su lugar hasta hace pocos años, había una caja de registro, con un grifo y una cañería que se dirigía hacia el hipódromo, hoy aun quedan algunas arquetas que delatan el lugar de la fuente o el pozo de donde aun se saca agua para riego. Y no muy lejos de allí, aun brota un hilillo de agua junto a los Maristas, perteneciente al mismo acuífero. Así es que la Fuente Santa, la que ha regado por siglos los huertos de lo que hoy son barrios, la que sació la sed de los alicantinos durante siglos, sigue viva, aunque solo sea en lo más profundo de las entrañas del Tossal.

 
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