Viendo la siguiente imagen, nada hace imaginar que una de las palmeras de la foto tiene un secreto. Si hace un par de días lamentábamos la perdida de una gran palmera en la plaza del Portal de Elche, hoy descubrimos como esta palmera sigue en pie, abanicándose tan ricamente, no sabemos si gracias al buen oficio de un palmerero, de un albañil o de un traumatólogo.
Y el caso es que lleva años así, como decía mi abuela, con la pata chula, y eso en una monocotiledónea, ya es todo un merito. No, tranquilos, no es otra antena-palmera del TRAM, como la del Cocó, sino que una enfermedad debilitó su estípite, hasta dejarlo escualido, quedando al amparo de los vientos y alguien, tuvo la brillante idea de reforzar su tronco con una férula de yeso, quizá el hecho de estar dentro del jardín del Centro Farmacéutico, en la Avenida de Novelda, hizo que naciese la figura del traumatólogo palmeril, un híbrido de jardinero con manos de encofrador y espíritu de ortopeda.