03 marzo 2012

EL PLATERO BARTOLOMÉ AMÉRIGO

La familia Amérigo ha grabado su nombre en la historia de Alicante con las manos de orfebres y plateros que tallaron, esculpieron y dieron forma a verdaderas obras de arte suntuario y decorativo. El origen de la familia está en Italia, sin embargo en Alicante se asentaron y disfrutaron de un enorme prestigio que ha perdurado hasta la actualidad.

Es difícil hacer una relación de las obras de orfebrería hechas en Alicante por los Amérigo porque muchas de ellas se han destruido o han desaparecido con el paso del tiempo. Pero gracias a los documentos encontrados en el archivo municipal de Alicante nos podemos hacer una idea de la ferviente actividad del taller orfebre, situado en la calle Mayor, regentado por esta familia desde 1720. Aunque puedo destacar una obra en especial, el relicario de la Santa Faz hecho a mediados del siglo XIX por Rafael Amérigo.



Los trabajos llevados a cabo por este Bartolomé Amérigo son de diversas formas, pero realiza sobre todo objetos litúrgicos para la colegial de San Nicolás. Entre estos objetos encontramos diferentes piezas que van desde viriles o cálices hasta lámparas. Pero no eran los únicos trabajos para los que eran contratados pues hay constancia de que fueron contratados para limpiar las piezas ya existentes y mantenerlas siempre en perfecto estado, incluso arreglar los posibles desperfectos que pudieran sufrir las piezas.

BARTOLOMÉ AMÉRIGO

Este artículo está centrado en la figura de uno de los miembros de la familia ya vista con anterioridad. Se trata de Bartolomé Amérigo, quizás el más prolífero platero de esa familia e incluso, me atrevería a decir yo, de Alicante. Fue maestro platero desde muy joven examinado en Valencia, pues esa ciudad era la capital del gremio y ahí era donde debían ir a examinarse los plateros cuando querían ascender de grado. Como gran maestro que fue, tuvo en su taller a otros plateros trabajando como aprendices y compartió labores con algunos miembros de su familia. Pero parece ser que él era quien estaba al mando de todos los encargos ya que al investigar entre los datos referidos a la platería en el archivo histórico de Alicante su nombre aparece por doquier en todo tipo de encargos.

Hubo muchos plateros en Alicante que llevaron a cabo la labor de vestir de grandeza los templos religiosos entre los que he querido destacar para este artículo la figura de Bartolomé Amérigo. Sus hijos también fueron plateros. B. Amérigo fue un hombre longevo que sobrevivió a la muerte de su homónimo hijo, y esto puede generar confusión a la hora de analizar documentos, pero la clave está en que él permanece en Alicante como veremos en los textos que se conservan mientras que su hijo apenas vivió en esta ciudad. Existe un abultado volumen de documentos que hacen constar los trabajos de Bartolomé Amérigo, y su obra en Alicante. Por ello vamos a centrarnos en su trabajo.

Debido a su rango acepta a 4 aprendices en su taller, circunstancia que nos hace ver la calidad de este platero ya que, para admitir este número de aprendices, debía tener muchos encargos y un gran prestigio social. Sabemos que trabaja en Alicante para el taller de Francesc Pagán en marzo de 1710. En febrero de 1714 se examina para ser Maestro de Plata de Ciudad y del Reino realizando el diseño de una cuchara y aprobando su examen pasa a convertirse en Maestro Platero. De aquí en adelante, al contrario que su hijo, su vida está bien documentada y nos encontramos con su nombre en los pertinentes “registros” o comprobaciones que se hacían regularmente en casa de los plateros para verificar el valor de su material según las ordenanzas expuestas en los Reales Decretos que se iban reformando con el paso de los años.

ORDENANAZAS

En las ordenanzas de 1730 llevadas a cabo por el Rey Felipe V vemos que el valor de la plata que se trabaje tiene que ser similar a la Plata de Ley de las monedas.

…el oro y la plata, que se labre en alhajas por pequeñas que sean, tengan la ley que la moneda que he mandado labrar últimamente, para escusar el daño, que los Plateros que viven en […],executan en contravecion de las Leyes, viciando las de la plata, y oro, labrando alhajas de leyes muy inferiores, solo con el fin de hacerse ricos en poco tiempo…

Tras esto el Rey resuelve que la plata que se labre sea de once dineros, la misma cantidad que las monedas según el decreto sobre las leyes de las monedas de 1709. En cuanto al oro resuelve que se pueden labrar el oro de veintidós quilates, exactamente por la misma razón que la plata, porque las monedas de oro son de veintidós quilates. A partir de aquí trata el tema de los castigos que se impondrán a quienes no cumplan las leyes y concluye advirtiendo que se tenga más cuidado en las ferias porque es ahí donde más fácil sería cometer delitos.

El taller de Bartolomé Amérigo situado en la calle Mayor fue visitado en muchas ocasiones por los encargados de los registros. Cada ciudad tenía una marca que identificara la plata hecha en dicha ciudad. Siempre miramos la plata para encontrar las marcas y decir “es auténtica”. En la plata del siglo XVIII se marcaban tres sellos; uno que identificaba al platero y consistía generalmente en algunas letras de su apellido. Otra marca era la del Fiel Contraste (encargado de legitimar la plata) que solía parecer un rizo ya que éste extraía una viruta para comprobarla. Finalmente estaba la marca de la ciudad que solía ser una alegoría de la ciudad. La marca de nuestra ciudad no está hallada (que conozcamos). A continuación veremos un ejemplo de una de las visitas al taller de Bartolomé Amérigo en las que se le exige una buena marca de la ciudad porque le falta, esa debía ser la de nuestra ciudad.

VISITAS AL TALLER DE BARTOLOMÉ AMÉRIGO

-El 26 de octubre de 1731, los Señores teniente Corregidor, Arques y Verdú, y escribano Tomás Bayona, y el fiel Marcador, Francisco Ferrandis:

“Visitada la casa de Bartolomé Amérigo, platero, se encontraron diferentes piezas de plata que se encontraron estar conformes como asimismo el marco; sólo se advirtió faltarles a dichas piezas la marca de la ciudad, manifestando el dicho Amérigo que el negativo de no estar marcada dicha plata ha sido porque el marcador Francisco Ferrandis, habiendo acordado por él para el efecto de marcas, le respondió que no tenía puntas y que las esperaba para hacerlo.”

-El 5 de diciembre 1731 el Señor Teniente Corregidor y el marcador don Francisco Ferrandis:

“…se han tocado diferentes piezas y están conformes a la ley, y respecto de que el marco no está conforme con el de la ilustre ciudad se mandó retirar.”

Como ya hemos visto, parece que hay un cierto problema con la marca de nuestra ciudad. Pero dos semanas más tarde los encargados de los registros vuelven al taller Amérigo y pueden corroborar que todas las marcas son correctas.

-El 18 de diciembre de 1731 el Teniente Corregidor y acompañado esta vez por el Señor Fernández.

“…se encontraron diferentes cucharas todas marcadas, también conforme el peso y pesas. Advertimos en la pieza de dieciséis onzas le faltan doce granos y se mandó retirarla”.

ENCARGOS DE MANTENIMIENTO

Al principio veíamos como el trabajo del platero no consistía solamente en realizar las piezas sino que va mucho más allá. Hablaba de que el platero también llevaba a cabo muchos trabajos de mantenimiento para que la plata no se deteriorara y arreglar los desperfectos que se pudieran causar. Porque hay que recordar que estas obras de arte no se hacían para ser contempladas en un museo, sino que estaban hechas para servir a la función que le correspondía a cada objeto. Es quizás lo más bonito de este arte, al menos para mi, sobre todo porque hoy en día podemos usar objetos hechos hace algunos siglos. A continuación vemos contrastados los encargos que se le hace a Bartolomé Amérigo, en los cuales vemos que predominan las labores de arreglos o mantenimiento. En este contrato del 16 de junio de 1771 vemos que entre otras cosas se le requiere:

“…componer la Cruz de los Entierros de cuyo el Santo Cristo roto y la cruz rota de alguna cayda vale…”



Además aparece también que tiene que arreglar o componer el hisopo por haberse roto la bola. Se le hacen otros encargos en los que se le pide blanquear (limpiar) algunos objetos:

“…por enblanquezer las suyas lamparas y componer las cadenas y esclavones y algunos tornillos soldados…”

En cuanto al último encargo que aparece reflejado en este documento vemos que se le encarga emblanquecer unos incensarios y arreglar unas cadenas que están en mal estado. Pero el encargo termina con una aclaración curiosa en la que acusa al platero que lo hizo:

“…el […] que los hizo sabe el mal que tenian.”



Todos estos trabajos fueron efectuados en la Colegial de San Nicolás. Para ello fue ayudado por otros dos plateros que eran hermanos, Manuel y Jerónimo Rosell. Una vez se efectúa el pago de la cantidad correspondiente en el contrato por haber realizado estos trabajos se firma todo ante el notario Nicolás Pro

En este documento sacado del archivo municipal de Alicante encontramos que el platero Bartolomé Amérigo ha recibido el pago por los trabajos efectuados para la colegial de San Nicolás. Es un documento del día 18 de junio del año 1764 en el que se le entrega su correspondiente salario ante los plateros de la misma ciudad Manuel y Jerónimo Rosell, y llevado a cabo todo por medio del notario Nicolás Pro.

Desgraciadamente han desaparecido la gran mayoría de piezas hechas en el siglo XVIII y concretamente las de este miembro de la familia Amérigo. Por tanto ha sido difícil encontrar influencias o estilos en la platería alicantina, pero es un campo que está por estudiar. Debido a la imposibilidad de comparar y contemplar las piezas se debe realizar un estudio exhaustivo de las fuentes primarias en las que se pueden encontrar diseños y dibujos que puedan guiarnos a encontrar un estilo típico alicantino y, lo que es más importante para mi, poder encontrar esa marca que identificaba la plata en nuestra ciudad.

VICENTE GARCÍA BLAY

 
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