He vuelto al interior del edificio en San Fernando, número 40. He cruzado, camino del aula, por el pasillo paralelo a la calle Velarde. Y he recordado, no sin cierto sabor de acíbar, la instalación que realizamos la documentalista del archivo histórico de la CAM, María del Carmen Sánchez y yo en ese espacio. Un plano de los solares adquiridos a lo largo de casi cincuenta años –hasta completar la actual manzana-, un dibujo de la fachada en la que aparecían las esculturas de Bañuls, en lo alto, desaparecidas tras el bombardeo del 25 de mayo de 1938, y ¡quince¡ pergaminos autógrafos, cuya historia rescatamos del túnel del tiempo.
En una de las razzias que realizábamos por almacenes, archivos, sótanos, altillos y trasteros, en busca de elementos dignos de ser incorporados al recién creado archivo histórico, María del Carmen encontró una caja de madera, de formato peculiar, que al ser abierta mostró ciertamente un tesoro: quince papeles de gran formato, escritos en una versión de letra gótica inglesa; unos cuasi pergaminos que a modo de Acta narran el acto de inauguración del edificio, el 2 de diciembre de 1923, a las seis de la tarde.
Los papeles fueron restaurados por una experta y enmarcados adecuadamente para su mejor conservación, coste que asumió el presupuesto de la Obra Social de la CAM; aunque ochenta años después de su creación algunas partes se habían deteriorado, fue prácticamente recompuesto el texto, de cuyas mil quinientas palabras entresaco estas citas:
“Terminada esta ceremonia –se refiere a la bendición- se formó la presidencia del acto, constituida por el señor General Gobernador Civil de la Provincia, Excelentísimo señor don Cristino Bermudez de Castro, teniendo a su derecha al Alcalde de esta capital, Excelentísimo señor don Miguel de Elizaicin, Ilustrísimo señor don Modesto de Nájera, Abad de la Colegiata, Excelentísimo señor Marqués de Mascarell, Presidente del Patronato de Previsión Social del Reino de Valencia, Ilustrísimo señor Presidente de la Audiencia Provincial, y los señores don Evaristo Manero, don Alfredo Javaloy y don Luis Penalva, vocales del Consejo de Administración, estando a su izquierda el presidente del Consejo de Administración, don José Guardiola Ortiz, el Ilustrísimo señor don Juan Maisonnave Cutayar, el Ilustrísimo señor don José María Zumalacarregui Prats, Consejero Delegado de la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia, el Ilustrísimo señor Fiscal de S.M., el Ilustrísimo señor Delegado de Hacienda, y los señores Consejeros don Lorenzo de Irizar y don José Guillen, actuando de Secretario el Director-Gerente del Establecimiento don José Carreras Santandreu”.
El cronista informa que Guardiola Ortiz, en su alocución , dijo que la Caja había venido:
“contribuyendo al fomento de los intereses morales y materiales de la ciudad, ora tendiendo la mano al desvalido, ora premiando las dotes de previsión y aprovechamiento …., ora aportando el apoyo económico para la realización de obras y reformas locales de tanta utilidad pública y embellecimiento urbano, como lo son la hermosa Plaza de Abastos, a cuya cuantiosa e importante obra se ha dado cima, y la construcción de la nueva casa para este benéfico Establecimiento, que reúne todas las condiciones que su naturaleza exige, obra en la que han dejado huella de su talento e inspiración dos alicantinos: el arquitecto don Juan Vidal y el escultor don Vicente Bañuls”.
Y como decía, pensando en su mejor exposición, nos planteamos dónde situarlos para curiosidad de aquellos que quisieran conocer este singular acontecimiento, y resolvimos instalarlos en el mismo edificio que originó la crónica, en el pasillo de mayor tráfico de personas. Pues bien, hace un año, con la entrega del edificio para su uso docente a la Universidad de Alicante –hecho que alabo- todo este material histórico que cito desapareció en dirección a algún almacén del Banco Sabadell, sin que pueda ser visitado, estudiado y valorado por el hecho histórico que representa.
En un fugaz encuentro con Alfredo Campello, hace unos días, me invitó a escribir para esta página. Y al visitar de nuevo el edificio recordé su aportación de un documento para el archivo histórico, en el que participara su abuelo, delineante del arquitecto Juan Vidal: un informe técnico sobre los daños que aquel bombardeo, entre otros supongo que las esculturas sobre el tejado de Bañuls, pues posteriormente siempre vimos unos macetones en su lugar. Documento, que, por cierto, también se debe hallar en los sótanos del Banco, entre las miles de referencias en que devino nuestro quehacer investigador y recopilador de la historia de la Caja de Ahorros, a las que hoy se impide acceso y consulta.