12 junio 2007

LA II REPÚBLICA

La Segunda República Española es uno de los momentos clave de la historia contemporánea española. El proyecto de democratización y modernización que se abre en 1931 (y que tantas esperanzas despertó en la población española), concluyó con una cruenta e inexplicable Guerra Civil. La Segunda República rigió España en el período que abarca desde el 14 de abril de 1931, (fecha de su proclamación y de la huída del Rey Alfonso XIII) hasta el 1 de abril de 1939 (fecha del triunfo del bando nacional en la Guerra Civil Española)

Tras la dimisión voluntaria del general Miguel Primo de Rivera, Alfonso XIII convocó el 12 de abril de 1931 unas elecciones que debían inyectar legitimidad democrática en las instituciones monárquicas. Aunque se saldaron con una contundente victoria monárquica en las urnas, el impulso republicano quedó de manifiesto al triunfar en 41 capitales de provincia. La corona se había debilitado ante la opinión pública a causa de su intervención contínua en política y sobre el estamento militar. La política de obtener colonias en el norte de África, que respondía única y exclusivamente a los intereses del monarca y su camarilla (Conde de Romanones), y las bajas que produjo entre la población obrera (Desastre de Annual) convirtieron a Alfonso XIII en un rey impopular.
Así lo el propio Rey, que renunció al poder y el 14 de abril marchó hacia el exilio.
El día 16 de abril se hizo público el siguiente manifiesto en el diario ABC: las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España (...). Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa. Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.
Tras este manifiesto "salva patrias", se esconde la hipocresía del propio monarca, que ante la presión popular en las ciudades buscó apoyos en el ejército para evitar su caída. No los encontró y por eso decidió que lo más oportuno era marchar cuanto antes. Muchos de sus bienes fueron incautados tras la precipitada huída del Borbón.
La primera ciudad en la que se izó la bandera tricolor fue Éibar, aunque al día siguiente la imitaron las principales capitales españolas, incluyendo Barcelona y Madrid, en las que las candidaturas republicanas obtuvieron mayorías muy holgadas. Se consideraba que el voto rural, mayoritariamente conservador, no era libre por la acción de los caciques locales.
Alfonso XIII abandonó España y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. En enero de 1941 abdicó en favor de su tercer hijo, Juan. Falleció el 28 de febrero del mismo año.
El escritor eibarrés Toribio Echeverría redacta, en su libro "Viaje por el país de los recuerdos" la proclamación de la Segunda República en Éibar de esta forma: "(...) y antes de las seis de la mañana habíase congregado el pueblo en la plaza que se iba a llamar de la República, y los concejales electos del domingo, por su parte, habiéndose presentado en la Casa Consistorial con la intención de hacer valer su investidura desde aquel instante, se constituyeron en sesión solemne, acordando por unanimidad proclamar la República. Acto seguido fue izada la bandera tricolor en el balcón central del ayuntamiento, y Juan de los Toyos dio cuenta desde él al pueblo congregado, que a partir de aquella hora los españoles estábamos viviendo en República."
Tras la proclamación de la República tomó el poder un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora desde el 14 de abril hasta el 14 de octubre de 1931, fecha en que presentó su dimisión por su oposición al laicismo del Estado (recogido en el artículo 26 de la nueva Constitución). Para evitar una campaña de desprestigio hacia el nuevo régimen democrático, socialistas y azañistas le propusieron que ocupase el cargo de Presidente de la República, cargo que juró el 2 de diciembre de 1931. Se quería con este nombramiento dar una imagen de moderación, especialmente dirigida a los sectores de la burguesía conservadora.
La Constitución de la Segunda República supuso un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos por el ordenamiento jurídico español y en la organización democrática del Estado: dedicó casi un tercio de su articulado a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales; amplió el derecho de sufragio activo y pasivo a los ciudadanos de ambos sexos mayores de 23 años y residenció el poder de hacer las leyes en el mismo pueblo; y estableció que el Jefe del Estado sería elegido por un colegio compuesto por Diputados y compromisarios, los que a su vez eran nombrados en elecciones generales.
Todos ellos son distintivos de la preocupación republicana por la soberanía popular y la democracia efectiva, por lo que es posible enunciar una serie de principios que la Constitución incorporó o reafirmó:
-El principio de igualdad de los españoles ante la Ley, al proclamar a España como "una república de trabajadores de toda clase".
-El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política.
-El principio de elección y amovibilidad de todos los cargos públicos, incluido el Jefe del Estado
-El principio monocameral, más acorde a la democracia, que suponía la eliminación de una segunda Cámara aristocrática o de estamentos privilegiados y por el cual el poder legislativo sería ejercido por una sola Cámara.
-Amplió la declaración de derechos y libertades. Concedía el voto desde los 23 años con sufragio universal también femenino.
-Separación de la Iglesia y el Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio.
Las buenas intenciones de la República se enfrentaron con la cruda realidad de una economía mundial recién salida de la crisis del 29, con una situación de creciente reivindicación de derechos para los trabajadores y con un paro creciente..., lo que resultó en algunos casos en enfrentamientos callejeros, revueltas anarquistas, asesinatos por grupos extremistas de uno u otro bando, golpes de estado militares y huelgas revolucionarias.
En España la agitación política tomó además un cariz particular, siendo la Iglesia objetivo frecuente de la izquierda revolucionaria, que veía en los privilegios de que gozaban una causa más del malestar social que se vivía. Lo que se tradujo muchas veces en la quema y destrucción de iglesias. La animadversión total de la Iglesia hacia la joven República se puso de manifiesto con la famosa carta del Cardenal Segura, que incitaba a desobedecer las medidas laicista y tachaba de impío al nuevo Estado. Frecuentemente, los púlpitos dieron voz a las posturas mas conservadoras e intransigentes de la sociedad española.
Las causas profundas de la Guerra Civil, en los últimos años, se han buscado en el caótico desarrollo político del siglo XIX. La primacía de la gran busguesía y los favores que prestó Isabel II al grupo de políticos más conservadores del momento permitió que buena parte de los privilegios que disfrutaban las clases dirigentes fosilizase. Al contrario que en el resto de Europa, la revolución de carácter democrático (la Gloriosa de 1868) se produjo con 20 años de retraso. Y además fue cortada de raíz en 1874 por el general Pavía, para instaurar el régimen oligárquico conocido como "restauración".
La derecha conservadora, muy arraigada también en el país, se sentía profundamente ofendida por estos actos y veía peligrar cada vez más la buena posición de que gozaba ante la creciente influencia de los grupos anarquistas y comunistas.
Todo ello motivó que muchos militares y generales conservadores planificaran insurrecciones y golpes de estado contra la República.
Sus intenciones se materializarían primero en la Sanjurjada de 1932 y en el fallido golpe de 1936, cuyo resultado incierto desembocó en la Guerra Civil Española.
Aunque ese tema, es harina de otro costal.

"Serenos y alegres,
valientes y osados,
cantemos soldados
el himno a la lid.
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros
mire los hijos del Cid.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
juremos por ella vencer o morir"
(Himno de Riego)

"Si los curas y frailes supieran la paliza que les van a dar,
subirían al coro cantando:"Libertad, libertad, libertad!"
Si los Reyes de España supieranlo poco que van a durar,
a la calle saldrían gritando:"¡Libertad, libertad, libertad!"
(Himno de Riego cantando por las calles)

 
La Asociación Cultural Alicante Vivo se reserva el derecho de moderación, eliminación de comentarios malintencionados, con lenguaje ofensivo o spam. Las opiniones aquí vertidas por terceras personas no representan a la Asociación Cultural Alicante Vivo.