02 agosto 2007

CRÓNICA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS (I): LAS LISTAS

Contó el gran historiador don Emilio Soler que los últimos días del mes de marzo de 1939 trajeron consigo la desmovilización del ejército republicano. Entre el 26 y el 28 de aquel mes decenas de miles de españoles derrotados se dirigieron hacia Alicante en busca de una vía de escape.
Ese fue el caso del periodista Eduardo de Guzmán, que consiguió sobrevivir a los avatares del bárbaro conflicto. En su libro "El año de la victoria", dejó constancia de los muchos horrores que contempló. Es una narración descarnada, sincera, triste y real: la dolorosa odisea vivida por los hombre y las mujeres vencidos.
Con una pluma veraz, Guzmán decía que en el momento en que los fascistas entraron en el puerto, hicieron marchar a los prisioneros (que no habían sucumbido al suicidio) hacia la carretera de Valencia. En aquel paraje conocido como La Goteta, cuarenta mil hombres permanecieron durante una semana casi sin agua, extrayéndola trabajosamente de los pocos pozos que había allí. Se alimentaron únicamente de los almendruchos verdes , ramas y hojas de aquel macabro lugar donde muchos republicanos fueron asesinados y enterrados.
Esta serie de artículos están dedicados a ellos.
Nuestro recuerdo es el único homenaje que podemos hacerles desde Alicante Vivo
CRÓNICA DE LOS ÚILTIMOS DÍAS (I): LAS LISTAS
Salido dificilmente de Madrid a mediodía del 28 de marzo, cuando el enemigo está dentro de la ciudad, llego a Alicante, en la mañana del 29, en una larga caravana integrada por varios miles de personas procedentes de las zonas republicanas. En el Puerto de Alicante sufrimos la más amarga de las desilusiones: el "Maritima", que debía esperarnos para embarcar, ha zarpado casi vacío 4 horas antes. Cabe la posibilidad de que sea el último barco y no tengamos salvación posible, acorralados contra el mar por las divisiones adversarias (...) Un amigo, que ha llegado antes, nos apremia para que escribamos nuestros nombres en unas listas de evacuación que se están confeccionando apresuradamente.
-No son listas, sino barcos lo que necesitamos. Si los barcos no vienen
...
-Todavía pueden llegar. En cualquier caso...
Nada está perdido mientras no se ha perdido todo, empezando por la vida.
La gente reacciona con presteza, porque los desastres de los últimos meses nos han curtido y la moral de los supervivientes supera todo lo imaginable. Aunque nadie se hace ilusiones excesivas, la simple noticia de la constitución de una Junta (...) y los primeros contactos con la Comisión Internacional de Ayuda y los cónsules alicantinos permiten acariciar una remota esperanza

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INFO: "El Año de la Victoria". Editorial Gregorio del Toro. 1974
FOTOS:
Memoria Republicana

 
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