21 agosto 2007

EL BARRANCO DEL INFIERNO (II)

Artículo anterior: "El Barranc Infern (I)"

Por desgracia, no pasa año sin sobresaltos con el mencionado barranco.
Excursionistas poco avezados en montaña y con poca preparación en barrancos, se adentran en estos vericuetos repletos de malezas, angosturas, paredes verticales y acantilados difíciles de superar, en donde un día de descanso se puede convertir en tragedia.
Muchas veces hemos oído que, gracias al cabecilla de la excursión, muchos aventureros se han salvado del desastre. Sin embargo, nosotros pensamos lo contrario: por culpa de irresponsables, más de uno ha encontrado la peor de las muertes en este maravilloso paraje de la naturaleza.
Para cualquier persona que lleve algunos años a sus espaldas el montañismo o senderismo, guiando a sus amigos a través de rutas alicantinas, sabe que en el Barranco del Infierno, una hermosa mañana se puede convertir en un desastre irreparable.
Son ya demasiadas las desgracias ocurridas como para no estar avisados y conocer cuándo se puede recorrer su cauce y cuando es una insensatez. Todos conocemos la alerta meteorológica de "posibles lluvias torrenciales en la Marina Alta o Alcoia", frase habitual en los informativos.
Veamos qué puede ocurrir en en Barranco del Infierno en este supuesto.
Como otros tantos cursos de agua, este rio/barranco tiene varios nombres. Su primer bautizo es "Barranc d´Alcalá" pues nace en la población Vall D´Alalá. Un pequeño circo montañoso recoge las escorrentías de la Solana, Atzubia, Forques y Carascalet, un receptáculo de 7 km. cuadrados. Allí los arroyos confluyen e inician los caminos hacia el Mediterráneo.
Discurre al principio junto a unas antiguas corralizas. Estos apriscos jalonan el recorrido del río, pero siempre emplazados a una distancia prudencial del cauce. Diríamos que las veredas que los unen marcan el límite de la sensatez, la frontera de la seguridad ante una avenida torrencial. Se trata de los corrales de Atzubia, de Penya Altas, etc...
A medida que avanza el río, el relieve se complica y el agua serpentea y encaja entre murallas pétreas. El primer estrangulamiento importante lo ocasionan la Peña Maset y el Peñón del Aguila. Un corte profundo, aunque corto, de unos mil metros de recorrido longitudinal con un acantilado de 600 metros de altura.
Este corto estrecho ya anuncia lo que va a suceder..... no sin antes cambiar su nombre por EBO, al discurrir el río mansamente por dicho valle, recorriendo los placenteros y verdes llanos en donde el pueblo se asienta.
En este lugar una amplísima cuenca vierte al río por innumerables arroyos. El curso del agua sigue mansamente su camino, cuando súbitamente el relieve cambia de fisonomía. El río, ahora muy acrecentado, se adentra por “els Aspres del barranc” que, como su nombre indica, señala la aspereza del lugar: cuatro kilómetros de cantiles infernales.
Entonces el recorrido se convierte en un cuello de botella. El cauce se encajona entre elevadas paredes perpendiculares, en muchos puntos insalvables. Bastará una tormenta repentina con aguacero fuerte para que el siniestro estrecho se convierta en una trampa mortal.
En este punto, nuestro encomiable Cavanilles propuso, en el siglo XVIII la construcción de un embalse que aprovechara el agua. El informe que elevó al rey decía así:
“uno de los mayores barrancos del reyno es el llamado Infern (...) Sería largo describir su curso con los precipicios, quebradas y abismos que presenta. No he visto en el reyno sitio más oportuno para hacer un pantano. Es el Estrecho de Isbert y tiene en la base 4 metros y en la superior 8,35...”
En resumen, este último tramo es un embudo de 4 kilómetros de longitud, encajonado en la roca y que se cierra con un pequeño portillo.
El efecto de una lluvia intensa se ve multiplicado debido al gran estrechamiento del cauce, lo que provoca una de las subidas de agua más rápidas de España. Incluso hoy en día es más pronunciada que antaño, pues el rey hizo caso a Cavanilles y construyó la citada presa:
La Presa d´Isbert.
Sin embargo, no pensemos que “Infern” tiene que ver con la presencia de diablos, calderas de fuegos fatuos o llantos de condenados... Fue el citado Cavanilles quien aclaró el topónimo: la lengua ibérica describía este barranco ise/be/er (que significa “base estrecha”). Más tarde operó la habitual transformación b>f, originando el término “isfer”, que el propio populacho cambió a “infern”.
De este modo, una barranquera angosta, de paredes perpendiculares, hermosa y única, la gente la convirtió en un infierno.
No olvidemos pues, que nuestro “Barranc d´Infern” no es más ni menos peligroso que cualquier otro barranco de España.
En todos encontraremos cortados rocosos en donde un río se encaja profundamente.
Si hubiese una amenaza de lluvia, no seamos insensatos y dejemos la hazaña para otro día.
info: JUAN LUIS ROMÁN DEL CERRO

 
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