Gracias a las fotografías aéreas de Alicante, se hizo patente en el segundo cuarto del siglo XX la presencia del Monte Benacantil, evidenciando la singularidad antropomórfica de las rocas que configuran la llamada Cara del Moro.
Utilizaban la representación siempre figurativa, más o menos naturalista, cuya reiterada presencia alcanzaba importancia a modo de icono de identificación con la ciudad. En los mismos grabados también se representaban los edificios del poder civil y religiosos, destacando sus perfiles singulares sobre una ciudad de contornos homogéneos y con escasa estridencias.
La utilización del avión, permitió la obtención de imágenes hasta entonces no exploradas. Junto al motivo preexistente como era la representación de la parte de la ciudad contigua al litoral, el horizonte temático se amplió considerablemente y con él los motivos captados por los observadores a través de las cámaras. Así, con estos nuevos enfoques, el Benacantil fue adquiriendo formas hasta ese momentos insospechadas.
13 abril 2008
ALICANTE A VISTA DE PÁJARO (I)
Publicado por Juan José