26 septiembre 2007

FRANCISCO XAVIER BALMIS: UN ILUSTRE ENTRE LOS ILUSTRES

De la nada surgió!¡
El espíritu más humano que la ciencia conoció!
con la ilusión y la esperanza de dar por entero la belleza de su interior.
Su vida de sacrificio empeño y tesón lo hicieron digno de autentica admiración.

Llevaba por donde iba esperanza y salvación.
¡El espíritu más humano que la ciencia conoció!
Personas como Balmis merece la pena recordar por su entrega y dedicación.
¡Expuesto al peligro! su vida poco le importó luchando hasta la muerte
por aquello en lo que creyó.

En honor a:Francisco Javier Balmis.
Pepi Sanchez



Si alguien en esta web se merece el calificativo de “ilustre” es, sin duda alguna, don Francisco Xavier de Balmis.
Por desgracia, la enorme labor médica que realizó este cirujano a lo largo y ancho de Sudamérica en favor de la erradicación de la viruela, ha sido olvidada con el paso de los años, hasta el punto de ser hay en día un personaje casi desconocido para las nuevas generaciones.
Su biografía, de la que no existen demasiados datos, podemos encontrarla en la web FUNDACIÓN BALMIS. El trabajo de dicha página por difundir y reconocer el esfuerzo de Balmis es encomiable.
Este texto ha sido extraído de allí.
Muchas gracias a todo el equipo y esperamos que os guste el resultado.
“Honrado Alicantino”. Con este título comenzaba un periódico de tirada local el 31 de Enero de 1919. Era un particular homenaje a uno de nuestros más ilustres personajes, que iba a recibir un reconocimiento especial con motivo del centenario de su fallecimiento. Allí se le otorgó el nombre de una de las calles de la ciudad, con una lápida labrada por el cincel del artista D. Vicente Bañuls.
¡Nada más ni nada menos!
Era Francisco Xavier de Balmis y Berenguer, nacido en Alicante el 2 de Diciembre de 1753 y bautizado tres días después en nuestra Iglesia de Santa María.
Perteneciente a una familia de cirujanos (tradición que siguió a lo largo de su vida), su formación giró dentro de las aulas de Gramática para los estudios de Latín y Humanidades, ya que las leyes vigentes exigían este requisito a los aspirantes que deseaban ingresar en la Universidad (de la época). Dichos estudios superiores los cursó en el Real Colegio de Nuestra Señora de la Esperanza y en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario, siendo este último donde posiblemente se formó. Hemos de tener en cuenta que, con la expulsión de los Jesuitas en Alicante en 1767, el centro de Nuestra Señora del Rosario absorbió casi la totalidad del alumnado registrado en las aulas del centro de la compañía de Jesús, y también su ubicación, en la Calle Mayor, próximo al Portal de Elche, donde aparecen censados sus abuelos paternos, y a la Plaza de la Fruta, donde aparece el domicilio de Balmis.
Terminada su formación, trabajó como practicante de cirujano en el Real Hospital Militar de Alicante entre 1770 y 1775, obteniendo el título de Cirugía y Álgebra en 1778 por la Universidad de Valencia.
Al año de licenciarse ingresó en el ejercito, donde fue ascendido en abril de 1781 a cirujano y destinado al regimiento de Zamora, en virtud de propuesta de su Coronel D. José de Avellaneda, que aprobó el general O-Reylli.
Fue en dicho regimiento donde viajó por primera vez a América, asistiendo con incesante celo a un crecidísimo número de enfermos. En 1786 fue nombrado por el Sr. Arzobispo de Méjico, Cirujano Mayor del Real Hospital Militar del Amor de Dios de aquella capital. En el mismo año le concedió la Universidad Mejicana el grado de Bachiller en Artes (entonces el grado de Bachiller era el próximo al de Doctor o Maestro) y recibió por la Universidad de Toledo el grado de Bachiller en Medicina.
Realizó tres cursos de botánica en el Real Jardín de la Corte y por su trayectoria realizada fue nombrado Cirujano Honorario de Cámara de Carlos IV en 1795.
Ilustre alicantino que dedicó su empresa a ensalzar el honor de la ciencia y el bien de la humanidad, experimentó las virtudes terapéuticas de la botánica, importando a lo largo de su carrera especies originales, como de Agave y de Begonia.
Pero, este médico pasó a la Historia de la Humanidad por dirigir la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela en 1803, hecho por el cual la memoria histórica nunca lo debería olvidar. Hay que tener en cuenta que los estragos producidos por las epidemias de viruela en aquella época eran espantosos, despoblando ciudades y exterminando grupos raciales, como en el caso del nuevo continente, que fue introducida en 1520 por un esclavo de Narváez.
El honor de erradicar las virtudes devastadoras de la viruela, le correspondió a Edward Jenner (1749-1723), médico inglés que publicó sus resultados en Londres en 1798; resultados divulgados en Europa por Jacques-Louis Moreau de la Sarthe y su obra Traité Historique el practique de la vaccine.
Ante este contexto, el Rey Carlos IV ordenó la expedición para transportar la vacuna de la viruela a sus posesiones del nuevo continente, bajo la dirección de Balmis. Así, el miércoles 30 de Noviembre de 1803 partió la corbeta María-Pita desde el puerto de la Coruña, portando en sus compartimentos el mayor tesoro jamás fletado por un navío: la vida.
Para ello, embarcaron 22 niños (a quienes Balmis llamaba cariñosamente "niños héroes") de la Casa de los Expósitos de la Coruña, que no pasaron la enfermedad, con el fin de ser inoculados sucesivamente en el curso de la navegación, para tener siempre la vacuna activa y en perfecto estado hasta su destino. Ese destino final no se ciñó únicamente a las colonias españolas, sino que llegó hasta territorios asiáticos. Destacó de esta manera su labor diplomática, a favor de la ciencia y sobre todo de la humanidad.
Pero su hazaña no se limitó a transportar la vacuna, hecho al que no hay que restar importancia, ya que no hay que olvidar que el país de origen de Edward Jenner no lo podía exportar a sus dominios porque llegaba seca e inservible. También organizó vacunaciones masivas, formando a los facultativos de las zonas en la manipulación, utilización y conservación de la vacuna, culminando tan invalorable hazaña en Septiembre de 1806.
En Febrero de 1810 partió de nuevo del puerto de Cádiz con rumbo al Virreinato de México, encabezando otra expedición, con la finalidad de asegurar la perpetuidad de la preciosa vacuna, que por descuido de aquel Virrey había casi desaparecido. Esta hazaña también la desempeño con las más altos calificaciones, regresando a España a fines de 1812, con su salud quebrada como consecuencia de las penurias sufridas en sus expediciones en pro de la ciencia y del ser humano.
Consciente de su estado, en 1814 solicitó al Monarca la plaza de Gobernador del Real Sitio de San Fernando.
Y como no hay deuda que no se pague, plazo que no se cumpla, y que todo lo que en este mundo vive es condenado a muerte, a Balmis le tocó pagar tan alto tributo el 12 de Febrero de 1819 en Madrid.
Ese fue el día en que nuestro ilustre científico nos abandonó para siempre.
Tras su muerte, Alicante censaba 20.000 habitantes. En la centuria siguiente, concretamente en 1920, ya aparecía una población de 63.908 habitantes: un enorme crecimiento demográfico que sólo se vio frenado en 1918 por una epidemia de gripe, que causo en la ciudad, en apenas unos meses, 342 muertos, y obligó a habilitar rápidamente el nuevo cementerio de la ciudad, saturado ya el que se encontraba en San Blas.
Ante tal situación de cambio, se celebró el primer centenario de la perdida de Francisco Xavier Balmis y Berenguer, hecho que demuestra que las grandes hazañas en pro de la humanidad no eran olvidadas por los dirigentes de antaño y, fundamentalmente, que su tierra natal mantenía en la memoria a sus hijos ilustres.
Los actos de conmemoración a la memoria del ilustre alicantino, tuvieron lugar por un lado el miércoles 12 de febrero de 1919, coincidiendo con su centenario en el Colegio de Médicos de Alicante, donde asistieron todos los médicos de la localidad y algunos de la provincia. Allí se mencionaron sentidas frases a su persona y su labor como médico, y se creo una comisión para crear un premio anual que llevara el nombre del Dr. Balmis. Por otro lado, el Ayuntamiento de Alicante retrasó la celebración del centenario al domingo 16 de febrero de 1919, coincidiendo con el acto propuesto para esta fecha en el Teatro Principal de Alicante de un meeting de sanidad conformado por ilustres doctores y profesores de Madrid y Alicante. Allí descubrieron una lápida, labrada por el cincel del artista D. Vicente Bañuls, que dió el nombre de Dr Balmis a la actual plaza de Alicante, situada entre las calles de Canalejas, Cid y Limones, anteriormente llamada Plaza de Torrrent.
Ojalá nunca se olviden las hazañas realizadas por Balmis, en beneficio de su patria, de la ciencia médica y sobre todo, de la Humanidad.

INFO: FUNDACIÓN BALMIS

 
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