Roger de Lauria (Basilicata, 1250 - Cocentaina, 19 de enero de 1305), fue un marino y militar de origen italiano que estuvo al servicio de la Corona de Aragón.
Fue almirante de la flota de la Corona de Aragón y de Sicilia, la cual comandó brillantemente durante todo el reinado de Pedro el Grande.
Tras sus hazañas y como recompensa, se le concedió el condado de Cocentaina, convirtiéndose así en el primer conde de Cocentaina.
Nombrado almirante en 1283, defendió Sicilia y los derechos de los reyes de la Corona de Aragón contra los angevinos, derrotando a una flota francesa comandada por Carlos de Anjou en las inmediaciones de Malta.
Posteriormente fue a Cataluña a petición de Pedro III el Grande, para hacer frente a los franceses. Su victoria más destacable fue sobre la flota francesa de Felipe III, en la Batalla de Formigues, los días 3 y 4 de septiembre de 1285. De esa forma rompió las líneas de comunicaciones de los invasores franceses en Cataluña y arruinó completamente el poder naval francés de la época. Totalmente derrotados, las tropas francesas abandonaron ese año Cataluña.
Los triunfos del almirante de Lauria estuvieron basados en innovaciones técnicas. Los ataques no se sustentaban en el abordaje y el uso de la espada, sino en el manejo de espolones y de ballestas, ya fueran de mano o, en el caso de las más grandes, montadas en parapetos situados en los barcos.
Al acceder Jaime II al trono de Aragón, tendría que haber cedido el trono siciliano a los angevinos con los que había firmado la paz. Sin embargo, su hermano menor Federico aceptó la corona que le habían ofrecido los sicilianos y luchó por la corona contra los angevinos y su hermano.
Aunque al principio Roger apoyó a Federico, poco después se puso al servicio de Jaime. Confiscados sus territorios sicilianos y tildado de traidor, venció al infante Federico en cabo Orlando y Ponza.
Firmada la Paz de Caltabellota (1302) entre ambos hermanos, Roger se retiró a su condado en Cocentaina, donde murió.
Fue enterrado en Santes Creus, un monasterio cisterciense ahora desierto, al pie del sepulcro de Pedro el Grande de Aragón.
También se le dedicó un monumento al final de la Rambla Nova de Tarragona obra del escultor Feliu Ferrer Galzeran.
Tras sus hazañas y como recompensa, se le concedió el condado de Cocentaina, convirtiéndose así en el primer conde de Cocentaina.
Nombrado almirante en 1283, defendió Sicilia y los derechos de los reyes de la Corona de Aragón contra los angevinos, derrotando a una flota francesa comandada por Carlos de Anjou en las inmediaciones de Malta.
Posteriormente fue a Cataluña a petición de Pedro III el Grande, para hacer frente a los franceses. Su victoria más destacable fue sobre la flota francesa de Felipe III, en la Batalla de Formigues, los días 3 y 4 de septiembre de 1285. De esa forma rompió las líneas de comunicaciones de los invasores franceses en Cataluña y arruinó completamente el poder naval francés de la época. Totalmente derrotados, las tropas francesas abandonaron ese año Cataluña.
Los triunfos del almirante de Lauria estuvieron basados en innovaciones técnicas. Los ataques no se sustentaban en el abordaje y el uso de la espada, sino en el manejo de espolones y de ballestas, ya fueran de mano o, en el caso de las más grandes, montadas en parapetos situados en los barcos.
Al acceder Jaime II al trono de Aragón, tendría que haber cedido el trono siciliano a los angevinos con los que había firmado la paz. Sin embargo, su hermano menor Federico aceptó la corona que le habían ofrecido los sicilianos y luchó por la corona contra los angevinos y su hermano.
Aunque al principio Roger apoyó a Federico, poco después se puso al servicio de Jaime. Confiscados sus territorios sicilianos y tildado de traidor, venció al infante Federico en cabo Orlando y Ponza.
Firmada la Paz de Caltabellota (1302) entre ambos hermanos, Roger se retiró a su condado en Cocentaina, donde murió.
Fue enterrado en Santes Creus, un monasterio cisterciense ahora desierto, al pie del sepulcro de Pedro el Grande de Aragón.
También se le dedicó un monumento al final de la Rambla Nova de Tarragona obra del escultor Feliu Ferrer Galzeran.