02 diciembre 2007

LOS PABELLONES DE FERROVIARIOS DE LA ESTACIÓN DE MZA (I)

Corría el año 1858 cuando el ferrocarril comunicó por primera vez la capital de España con el Mediterráneo, y fue aquí, en Alicante.
La estación de MZA progresó fulgurantemente, y el próspero comercio desde el Puerto enriqueció a los alicantinos, permitió que los productos de la provincia se difundieran por toda España, y trajo a los primeros turistas e inmigrantes que hicieron crecer la ciudad.

Dadas las demandas de tráfico ferroviario, la estación siguió creciendo desde el mismo momento de su creación. El recién creado Barrio de Benalúa, y posteriormente las casas que surgieron en San Blas bordeando las vías, comenzaron a albergar a muchas familias de ferroviarios y empleados de la Estación de Madrid.

Perspectiva del conjunto de los pabellones, que anteriormente tuvo más arbolado, del que hoy sólo sobrevive un ejemplar.

A principios del Siglo XX, se crearon una serie de pabellones anexos a las instalaciones, que permitieron descongestionar las limitadas dependencias de la estación. En ellos se crearon talleres, dependencias y oficinas para correos, muelles de carga de vagones de mercancías, mantenimiento de trenes...

Estos pabellones han llegado hasta nuestros días, y tienen implícito un gran valor histórico por el aspecto social y económico que representaron, si bien hoy en día, han perdido este uso tan vital.
Su construcción es funcional, sin grandes alardes ornamentales, pero aplicando técnicas constructivas que hoy han desaparecido, y que en pocos edificios en pie de la ciudad se pueden seguir admirando.
Perspectiva aérea del conjunto de los edificios (de arriba a abajo): el pabellón de talleres con un edificio anexo con su jardín, y el pabellón de dormitorios de ferroviarios.

Una serie de estos edificios (de viviendas de ferroviarios) fue demolido tras una de las grandes riadas de los años 80, ya que resultaron muy dañados por estar ocupando el barranco de San Blas, por el que el agua bajó con mucha violencia.

Casi milagrosamente, y gracias a la titularidad estatal del terreno, una esquina privilegiada, frente al epicentro comercial de Alicante y El Corte Inglés, ha permanecido casi idéntico durante más de un siglo... ni aparcamientos, ni obras antirriadas... nada ha podido con estos pabellones. En la imagen, la calle interior que articulaba ambos pabellones.

En Alicante Vivo hemos podido ser testigos de un irónico proceso que está sucediendo en los pabellones situados al sur (en la confluencia de la Avenida de Salamanca con la Avenida de Aguilera), ya que están siendo rehabilitados para trasladar a éstos las dependencias de oficinas y trabajadores de la Estación, y poder así vaciarla y dejarla libre durante el largo período de las obras que supongan el soterramiento del tramo final de las vías y la construcción de la estación Intermodal.
Los pabellones, inmensos en la obra de remodelación que está sustituyendo sus cubiertas y vaciando su interior, y rodeados por los contenedores y las casetas de la obra.

Gracias a un trabajador de la misma, hemos podido saber que este proceso concluirá cuando la estación esté finalizada. Entonces, estos edificios recién rehabilitados y pagados por ADIF (la empresa pública que todos pagamos que gestiona las estaciones y las infraestructuras ferroviarias), serán demolidos para dar paso a la operación urbanística-especuladora del parque del soterramiento, sin dar pie a aprovechar unos edificios de alto valor histórico recién rehabilitados, y utilizar esta inversión para crear una dotación pública en pleno acceso al parque urbano desde la Glorieta de la Estrella.

El Pabellón situado más al sur funcionó durante los últimos 20 años como dormitorio de ferroviarios. En él dormían los maquinistas y demás empleados que llegaban en el último tren, hasta que al día siguiente volvían a partir. Tiene tipología de edificio de viviendas, y guarda una composición muy austera, con un enfoscado basto pintado de blanco. Los remates de ladrillo y los marcos de las ventanas se pintaron de azul para darle un aspecto más tradicional, aunque se ocultó un hermoso ladrillo caravista a cambio. (El efecto de abombamiento u "ojo de pez" de la fotografía es una deformación provocada por la perspectiva panorámica)

Todavía queda algún remanente que recuerda sus últimos usos ferroviarios...

El Pabellón situado más al norte estuvo destinado a talleres y salas de trabajo vinculadas a la actividad de la estación. De los dos, es el de factura más bella y el de mayor interés arquitectónico. En su interior podemos encontrar muchos elementos propios del sistema ferroviario antiguo, y elementos del taller que hoy ya son arqueologías industriales.
Detalles del encuentro de los tableros de la cornisa de la cubierta, los remates de las esquinas, el antiguo alumbrado... Es muy destacable la maestría de la colocación del aparejo de ladrillo con técnicas tradicionales ya perdidas, empleadas para crear celosías y molduras con un material barato y autóctono. La cornisa de ladrillo es realmente hermosa.

En las antiguas ventanas, totalmente destrozadas, podemos intuir lo hermoso que sería mirar a través de sus múltiples divisiones con forma de cuadraditos de cristal.

Detalle de los accesos laterales desde el interior y el exterior.

De izquierda a derecha: una teja de la cubierta con la inscripción del fabricante, y dos restos máquinas que todavía permanecen en el edificio y que encierran una belleza maravillosa.

En un mismo edificio podemos encontrar dos modos de prevenir los riesgos laborales muy distintos...

Aunque no tiene tanta plasticidad como la cercha de la estación, la estructura metálica de las cubiertas nos transporta inmediatamente al pasado. Antiguas lámparas con sus cableados y algún que otro cordaje permanecen todavía suspendidos del techo.

En el detalle podemos ver los nudos resueltos con pletinas para unir las barras de la estructura. En la imagen de la derecha, un detalle de las hojas que componen la fachada y el marco de la ventana.


Desde Alicante Vivo os animamos a todos a que luchemos porque aquellos edificios que no sea imprescindible demoler para el nuevo proyecto, se conserven como testimonio de la historia ferroviaria alicantina que tanto influyó e influye en nuestro desarrollo. El progreso debe ser compatible con la memoria.

Puedes ver la ubicación exacta de estos pabellones en nuestro Mapa de Panoramio.

 
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