
Respondieron que sí, pero rehusaron relatarla allí.
Una vez fuera de aquel admirable recinto, les contaron esta historia:
Cierto día, uno de sus bajeles apresó otro donde iba una hermosísima dama cristiana que viajaba para reunirse con su esposo, que era un noble aragonés que se hallaba en Italia, y se enamoró perdídamente de ella. Aunque agotó cuanto medios le sugirió su mal deseo, nada pudo conseguir de la honesta matrona, y ardiendo de ira, y con ayuda del diablo, que era su gran amigo, cavó esta gruta donde la encerró y dejó encantanda, colocando un gran peñasco en su entrada que solo él podía mover.
Sin considerar lo que hacia dio con su espada en la gran roca que cerraba la entrada, y como aquella tenia la figura de la cruz, deshizo el encanto rompiéndose la peña en dos pedazos y uno de ellos cogió debajo al maldecido moro, cuyo nombre se dio al monte.
Los dos fieles ya reunidos se dirigieron a su país, hicieron vida santa y se fueron al cielo.
Amen
fotos: MARBLENET
Amen
fotos: MARBLENET