17 marzo 2008

SI LAS ROCAS HABLASEN (III)

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Si las Rocas Hablasen (II)

En esta nueva ocasión voy a contar lo sucedido durante los siglos finales del periodo islámico en nuestra ciudad. Antes de empezar os comento que como cada vez hace menos que sucedió empiezo a acordarme de más y más cosas, lo que hace que en ocasiones tenga que saltarme ciertas cosas para que no se os haga tedioso. Si me salto alguna cosa que para vosotros (permitirme que os tutee) es importante ruego que me perdonéis, ya que no es mi intención.
Como iba diciendo estamos en el siglo XI. A lo largo de este s.XI, en que estuvimos integrados en el distrito agrícola de Elche, se explotaron mucho las fibras vegetales, principalmente el esparto, que salía a grandes cantidades por nuestro puerto (del que me habían encargado la protección). Fue una época de bonanza que como siempre llegó a su fin, entrando la zona en una importante crisis.
Las causas de la crisis, como siempre, dependieron de una serie de circunstancias como el hecho de que los cristianos empezaban a golpear el norte de la península, lo que hacia que cada vez los ciudadanos se vieron obligados a pagar mas impuestos a la Taifa de Zaragoza (que había absorbido la de Denia, a la que pertenecíamos). Esto unido a la presencia de almorávides, que habían entrado para ayudar y viendo la situación optaron por quedarse, y al dominio de Alicante por parte de un caballero independiente (Rodrigo Diaz de Vivar) que también cobraba unos fuertes impuestos, hizo que los campos empezarán a despoblarse y a entrar en la crisis que os acabo de comentar.
Tras la presencia del Cid Alicante pasó a estar en manos almorávides (1092), aunque las tareas de reconstrucción y el potenciamiento de la zona no se inicio hasta la toma de la ciudad de Valencia en 1102.

Imagen extraída del libro “Alicante Ilustrado” de Francisco G. Seijo Alonso. Pertenece a su vez a un dibujo anónimo en la obra de Bendicho, en el se puede ver como sería el Alicante de mediados del siglo XII

A finales de este siglo XII entró en escena el pueblo Almohade, que llego a cabo una serie de medidas que dinamizaron la zona; repoblaciones, buena política fiscal, nuevos tipos de fortificaciones, caracterizados por la presencia de una gran torre (como en Villena o Biar) y un nuevo modelo administrativo; el “hisn”, que articulaba castillos, arquerías y poblaciones de forma jerárquica.
Nosotros fuimos la capital de uno de ellos, del Hisn de Laqant, del que dependían los castillos de Aspe (Castillo del Río), Novelda (Castillo de la Mola) o Busot entre otros, y arquerías como Muchamiel o La Alcoraya. Esto hizo que la ciudad creciese y se consolidase, ya que disponía tanto de productos de huerta como de secano, lo que hizo a su vez que el puerto fuera alcanzando una mayor importancia.

Imagen extraida del libro “Historia de Alicante”. En ella se pueden ver los territorios que pertenecerían al Hisn de Laqant.

Pero como ya os he comentado… tras la tormenta viene la calma, y viceversa. Aun recuerdo los años en torno a 1215, recibí poca ayuda de arriba y mis paredes de roca se fueron secando junto con los árboles que están sobre mi (importantísima sequía). Esto no me afecto a mi sola, ya que los habitantes fueron sometidos a unos impuestos altos que termino por sublevar a la oligarquía urbana contra los gobernantes llegados de África e imponiendo en la ciudad de Valencia a Zayyan Ibn Mardanish (1229), quien no pudo defender Valencia de las tropas de Jaume I (1238) y se fue a Murcia. Desde esta posición pactó con los gobiernos cristianos y reanudo las relaciones con Túnez, facilitando la salida de población hacia el norte de África, principalmente desde nuestro puerto.
Recuerdo que eran muchos los que salían por el puerto, lo que afectó mucho a la economía de la zona. Murcia calló en manos cristianas lo que hizo que Zayyan Ibn Mardanish acabara por convertirse en el Señor de Alicante.
A mediados del siglo XIII, tras el Pacto de Almizrra (1244) nos quedamos solos, por el norte amenazaba la Corona de Aragón y por y el oeste ya estaba el Reino de Castilla. Debido a esto, Zayyan Ibn Mardanish decidió abandonarnos, dejando vía libre a los cristianos (Alfonso X), a los que les fue mas fácil la entrada en la ciudad (el hecho de que Zayyan se marchara no significa que la ciudad no se opusiera a la entrada del rey castellano).
Hay dos teorías a cerca de la expulsión de la mayoría de la población musulmana. La primera defiende que los musulmanes fueron expulsados en masa de la región, y la segunda que no se les expulso en masa, ya que el castellano no tenia tanta población como para hacer frente a esto, además si se hubiera expulsado a la población musulmana no se habría producido la rebelión mudejar de 1264-1266.
Cuando los cristianos entraron en nuestra ciudad se encontraron con una ciudad amurallada, siendo la entrada principal la de la posteriormente denominada Puerta Ferrisa, a la que se accedía a través de una rampa que actualmente aún esta. Esta puerta daba a la calle principal de la medina, que ahora llamáis calle Villavieja que concluía en una segunda puerta que daba salida a la huerta y al mar, donde comenzaba el raval. Era en esta misma calle donde se encontraba la Mezquita Aljama* (mezquita mayor, bajo la actual Basílica de Santa Maria). Había otra mezquita en la medina, pero de menor tamaño e importancia.

Imagen nº1 extraída del libro “Alicante Ilustrado” de Francisco G. Seijo Alonso. En ella se aprecia una reconstrucción de lo que sería la Puerta Ferrissa a mediados del siglo XII.

Sobre mi seguía la imponente fortaleza, de difícil conquista según un geógrafo que paso por estas tierras (Al-Idrisi). Esta fortaleza tenía dos partes diferenciadas Una primera en la que estaban las dependencias, con torres incluidas, y una segunda parte denominada albacar; un recinto amurallado adosado a las primeras dependencias en las que en caso de ataque se refugiaba la población y el ganado, y que tenia un difícil acceso.
Fotografías perteneciente a una maqueta de la exposición: Alicante descubierta (edificio anexo al ayuntamiento). Pertenece al Alicante bajomedieval, pero se puede apreciar el primer recinto defensivo.



JUAN QUILES
EL MORTERO

Bibliografía: Rosser Limiñana, P. (1995): Nace una Ciudad. Origen y Evolución de las murallas de Alicante. Ayto. Alicante – Concejalia de Cultura. Alicante. Seijo Alonso, F.G. (2004): Alicante Ilustrado.1154-1672. Historia, Arte, Monumentos. Diputación de Alicante, Alicante. VV.AA. (1989): Historia de Alicante. Ayto Alicante, Patronato para la conmemoración del Quinto Centenario de la Ciudad de Alicante, Diario Información. Alicante. VV.AA. (2000): Atlas Histórico de España. Istmo. Madrid.

 
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