01 julio 2008

DICHOSO CAPITALISMO

Desgraciadamente, no sirve de nada ser un idealista.
Cada época histórica ha tenido el sistema socioeconómico más eficiente, en beneficio de la clase dirigente, a la que los demás siempre le han importado un bledo. Me dirán ustedes que esta es una visión pesimista de la sociedad. Pues, sí, lo es; porque uno ya está cansado de paraísos revolucionarios que hay que conseguir tras arduas y heroicas luchas. ¿Conocen ustedes alguna revolución que haya producido una sociedad justa e ideal? La revolución rusa acabó en las purgas de Stalin y la pseudo democracia de Putin, la mexicana en el P.R.I. y los tapados, la cubana en una gerontocracia senil, la China en Tian An Men y los fastos olímpicos. Para eso murieron tantos comunistas honrados, para eso fue asesinado el Che Guevara, para eso se luchó en la clandestinidad…
El capitalismo ha triunfado sobre el comunismo porque es más eficiente desde el punto de vista económico, aunque sea uno de los sistemas más inhumanos que ha producido la Historia. Proporciona un falso bienestar a los consumidores de los países ricos, mientras hunde en la pobreza y la violencia al Tercer Mundo. Aunque peor era en el Imperio Romano, donde las circunstancias históricas hicieron que el sistema económico más eficiente fuera el esclavismo. Cuando la producción de esclavos se agotó por falta de guerras de conquista, el Imperio de hundió, y el incipiente e idealista Cristianismo fue incapaz de sustituirlo por regímenes donde primase el amor al prójimo, sino que produjo la Inquisición. No hay nada que hacer.
Perdónenme, es que estoy cabreado por muchas razones convergentes que, por no cansarles, no voy a enumerar en su totalidad.
Verán: a mi la muerte no me produce tristeza sino rabia, indignación contra una naturaleza que también es injusta y favorece al fuerte. Y esta reflexión la hago a raíz de la muerte de Miguel Gutierrez, el fiscal que luchó toda su vida por la democracia y la justicia social, contra los abusos de los empresarios en materia de prevención de accidentes y salud laboral. Trabajó toda la vida por una sociedad humanista y por la recuperación de la memoria histórica y se nos ha ido con pocas satisfacciones cumplidas.
Estoy cabreado porque nuestra fábrica de tabacos de Alicante va a ser desmantelada a causa de que un señorito inglés, que no sabe nada de Alicante, le ha comprado unas acciones a un señorito francés, y ha hecho sus cuentas y piensa que es mejor montar sus fábricas en países donde el currante cobra menos. Dos siglos de tradición y señas de identidad se van a la porra. Ya no oiremos a las cigarreras gritar aquello de “Faz Divina, misericordia”; porque la única forma de que la Faz Divina pudiera evitar la extinción de esa especie fabril, sería que poseyera el capital suficiente para comprar las acciones al señorito inglés en una OPA hostil.
Estoy cabreado porque no entiendo las razones que hacen que el Hospital de San Juan funcione tan mal y esté tan pésimamente diseñado. ¿Han visto ustedes las maniobras que hay que hacer para acceder a las Urgencias de ese hospital, situadas en el rincón más recóndito y oscuro de sus instalaciones? Primero, tienes que rodear todo el edificio, pasando por una carretera de servicio llena de baches, capaces de terminar del todo con el paciente. Después, si llegas al fin a la entrada de Urgencias, no sabes dónde aparcar mientras das al facultativo de guardia los datos del enfermo. Nunca hay sitio, y si quieres ir al parking de pago, tienes que volver a darle la vuelta al edificio, porque su acceso es de dirección contraria, y después andar unos cien metros. Dentro, falta personal; hay veces que a las 11 todavía están las habitaciones sin limpiar. Hay instalaciones y medios que no funcionan, y lo sé por una experiencia reciente de la que prefiero no hablar. En fin, yo me digo que si los pacientes de ese hospital fuéramos todos millonarios, ¿verdad que funcionaría mejor?
Quizá de eso se trata, de privatizarlo todo, para que no quede una sola isla de solidaridad en este dichoso sistema; un sistema tan perfecto y diabólico que hasta concede a sus víctimas el derecho al pataleo y a la ilusión de que un mundo mejor es posible… dentro del sistema.
¡Dichoso capitalismo!

Miguel Ángel Pérez Oca.
(Leído en Radio Alicante el 1-7-2008)

 
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