20 octubre 2008

ÁRBOLES, QUIERO MÁS ÁRBOLES (I)

Artículo publicado conjuntamente con SOM FILLS DEL POBLE.


Para empezar, una definición de desierto, la de la wikipedia:
"En geografía se define como desierto a un área de la superficie terrestre total o casi totalmente deshabitada en la cual las precipitaciones casi nunca superan los 250 milímetros al año y el terreno es árido.
Un desierto es un ecosistema que recibe pocas precipitaciones. Tienen reputación de tener poca vida, pero eso depende de la clase de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad y la fauna usualmente se esconde durante el día para preservar humedad, lo que significa que un ecosistema desértico es árido, su mayor característica y por ende, hasta las tecnologías del presente, hace casi insustentable el establecimiento de grupos sociales. Los desiertos forman la zona emergida más extensa del planeta: su superficie total es de 50 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente un tercio de la superficie terrestre. Esto es el 30% de las tierras emergidas, (16% desiertos cálidos y 14% desiertos fríos)."

Hace tiempo que me viene reconcomiendo la idea de la desertificación de la provincia de Alicante y, para que os hagáis a la idea, la provincia tiene un 100% de probabilidades de acabar siendo un desierto si no se actúa a tiempo.
La razón central del problema de desertificación de la provincia de Alicante no radica tanto en el nivel de precipitaciones, sino en dos factores que se han solapado en la provincia, deforestación y urbanización.
La deforestación de los montes alicantinos tiene que ver fundamentalmente con el aprovechamiento de la madera como material de combustión-construcción y la utilización de las laderas de los montes para uso agrícola.
En la imagen podéis ver las terrazas construidas en el entorno de Busot con el objetivo de aprovechar las laderas de los montes para la plantación de almendros, algarrobos, frutales y hasta trigo. Las terrazas forman parte del legado que los árabes dejaron en la agricultura de la provincia de Alicante.


En un lugar de escasas y caprichosas precipitaciones, el agua es un tesoro. La construcción de terrazas era la forma de aprovechar esas precipitaciones y garantizar que el escaso suelo de los montes no fuera arrastrado y desapareciera como consecuencia de las lluvias torrenciales que la provincia padece en otoño y primavera.

Fotografía de Chunkfree en Flickr.com

Pero, como véis en la próxima foto, muchas de esas terrazas no tienen ya árboles. La agricultura ya no es una actividad económica rentable en la mayoría de casos, por eso los bancales se dejan morir, se arrancan los árboles y se abandonan las terrazas que con tanto esmero se han cuidado y reparado, a veces, durante siglos.

Foto de eydis en Flickr.com

Las consecuencias del abandono de los bancales y terrazas son desastrosas. Por una parte, la pérdida una actividad económica tradicional y por otra, las lluvias torrenciales no encuentran sujección en las raíces de los árboles y arrastran el suelo destruyendo las terrazas, una por una desde la más alta hasta la más baja de la ladera del monte. Como consecuencia, una ingente cantidad de suelo se pierde arrastrada hacia los barrancos y, finalmente, en el mar, dejando en muchos casos la roca viva sin posibilidad de regeneración del suelo.
La deforestación es la primera de los factores, el segundo es un nivel de urbanización desmedido y poco respetuoso con el entorno. Las urbanizaciones, por regla general, no crean suelo sino que lo destruyen. Por un lado, impermeabilizan el terreno evitando la absorción del agua de lluvia y contribuyendo al proceso de erosión; por otro, fragmentan el territorio y, cuando están asociadas a campos de golf, consumen ingentes recursos hídricos.

Fotografía del Campo de Golf de Bonalba y su urbanización (término municipal de Alicante)

En ese sentido, ha aparecido el concepto de urbanarbolismo, una conjunción de urbanización y reforestación cuyo objetivo es que las urbanizaciones creen masa forestal y contribuyan a paliar los efectos de la sequía y las lluvias torrenciales.
Muy posiblemente, el urbanarbolismo sea una solución, pero la solución a gran escala pasa por emprender acciones de reforestación de los montes, y de regeneración de las laderas aprovechando-rehabilitando las terrazas existentes en terrenos donde la actividad agrícola ha desaparecido.
El objetivo es que Alicante recupere sus bosques originales en aquellos lugares en los que sea posible para evitar que ese 100% de riesgo de desertización sea una realidad en poco tiempo, pero también que cada municipio alicantino inicie campañas de reforestación para conseguir una ratio ciudadano/árbol alta, muy alta.

CONTINUARÁ…

 
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